A Donald Trump siempre le ha gustado usar la Bolsa como termómetro de su éxito. Las señales que emite el mercado desde su regreso a la Casa Blanca suspenden la gestión del presidente de Estados Unidos, especialmente con la guerra comercial. No es solo la Bolsa: el mercado de bonos y la cotización del dólar han reflejado la desconfianza creciente en los activos estadounidenses que Trump ha generado. Junto a los tribunales, la economía se está encargando de poner coto a algunas de las decisiones del presidente. La presión de las empresas y los inversores han llevado a Trump a suavizar los aranceles y a mostrarse algo más conciliador con China. Además, un nuevo susto en los mercados le ha llevado a decir que no tiene intención de despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, solo días después de clamar por su cese.
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