28.1 C
Miami
domingo 15 de junio 2025
Image default
Flor Santamaria: Noruega se pica el pastel y se lo come sola en su evaluación de su gestión de de mediación en la crisis venezolanaOpinión

Flor Santamaria: Noruega se pica el pastel y se lo come sola en su evaluación de su gestión de de mediación en la crisis venezolana

Esta semana la Cancillería del reino de Noruega presentó su reporte titulado “El compromiso de Noruega con la paz y la resolución de conflictos en un mundo convulso”, (Norges innsats for fred og konfliktløsning i en urolig verden), es un conjunto de páginas donde, de un modo propagandístico se describen sus hazañas como paladín en un mundo en conflicto, pero solamente haré referencia al recuadro 3.4 que se titula “Venezuela: En busca de una solución política”

Han pasado seis años desde que este país nórdico se involucró como mediador en el conflicto venezolano, seis años que han sido resumidos en un cuadro de texto que pasa de ser un texto informativo minúsculo y carente de detalles, a una justificación de la mediocridad. Es un texto donde palabras como “compromiso” y “confianza”, “acuerdos y negociaciones” resuenan como un eco en el vacío, dadas las actuales circunstancias en Venezuela.

La gestión de seis años redactada con un discurso genérico y escueto que, a migajas trata de ofrecer alguna cuenta de qué fue lo que hicieron en su papel en la mediación, pero no destaca de ninguna forma, excepto por su auto felicitación.

El cuadro 3.4 es tan falto de detalles que no se menciona cuántos millones fueron destinados a la mediación. Sólo un par de líneas hacen memoria y dan cuenta de que “en 2022 se acordó utilizar los fondos venezolanos congelados para los servicios nacionales de bienestar social”. ¿Qué significa esto en términos reales para la población venezolana? Si no hay más que visitar algún centro de salud pública en el país. O que en tiempo de pandemia se logró que llegaran vacunas y equipo médico. No faltaba más. Llegaron vacunas en una pandemia universal. Dirían los españoles “y tanto, hombre”.
Pero por qué no hay más detalles sobre esto en el reporte noruego. ¿Pidieron facturas de esto a Maduro? O a la oposición, de ser el caso. ¿Hubo orden en estos desembolsos?

En el texto del cuadro 3.4, hay un dejo de reclamo pero con voz triunfante, cuando se quejan de las críticas en Redes Sociales a su gestión, y como en una lucha titánica contra opositores exigentes y dicen “El escepticismo de algunas personas de la oposición hacia el inicio de las negociaciones con el Gobierno fue en ocasiones considerable, y las críticas vertidas contra Noruega en las redes sociales fueron considerables” Pero añaden “Cuando Noruega decidió, no obstante, comprometerse, fue porque los sectores más influyentes de la oposición deseaban las negociaciones y porque la comunidad internacional solicitaba la participación de Noruega”.
Quieren decir que han ayudado a los venezolanos pese a los “ataques” en redes de otros venezolanos que exigieron respuestas contundentes. Bien.

En mi opinión, este reporte sobre Venezuela no se trata de un Mea Culpa, como he leído en algunas cuentas de X, es a grandes luces una autofelicitación por un trabajo maltrecho, especialmente después de la firma de Barbados y del resultado del fraude electoral más flagrante y descarado de la historia democrática de Venezuela, para ser conservadora con mis palabras. Cero responsabilidad, o al menos, reconocimiento de haberse sobrestimado para ser los garantes de un proceso tan complejo.

En el papel se lee que “el Gobierno y la oposición de Venezuela solicitaron a Noruega que actuase como facilitador oficial de las negociaciones para alcanzar una solución política al conflicto” y continúan “El proceso fue solicitado por La comunidad internacional”

Recuerdo las palabras de Maria Cornina Machado, líder de la oposición en el 2024, llamando a la comunidad de mediadores, “hemos hecho todo lo que nos han pedido”, cuando ya se veía lo que pasaría, pero en este reporte, apenas se mencionan las consecuencias de esa “solución política”.

No se habla de cómo recrudeció la persecución y encarcelamiento de líderes opositores, las desapariciones forzadas, secuestros, y ataques a periodistas y militares, ni la operación Tun Tun. Aquí no hay buenos ni malos, hay diálogos y confianza en las partes. Tampoco se hace referencia a la radicalización de la crisis migratoria y el desamparo a los migrantes venezolanos en el mundo entero. La persecución a la diáspora. Nada.

Noruega se desentiende de ese catastrófico desenlace postelectoral, se mete bajo una suave cobija de palabras de aliento auto proferidas, y ha callado ante los gritos de los torturados en las cárceles venezolanas, o de las familias desmembradas, o de los ancianos y niños solos porque se les fueron los suyos. La crisis de Venezuela tiene raíz en el autoritarismo, y ellos lo saben, y siempre lo supieron. Porque así describe el reporte lo que en Venezuela hay, un “conflicto de 20 años que había provocado una de las mayores crisis migratorias del mundo y una gran inestabilidad en la región”.

En esos años de conversaciones con partes de oposición, no quisieron oír a miembros de la diáspora organizada a nivel local, (Noruega), quienes manejaban cifras, quienes enviaron cartas y trataron de entablar conversaciones para acercarles a la opinión pública venezolana, tampoco oyeron a las voces críticas de su posición condescendiente con el oficialismo.

Y sellan el cuadro de texto con las palabras del catedrático de Harvard William Ury, quien también de refilón tuvo un papel indirecto en la mediación, dijo, “En conflictos prolongados y profundamente arraigados, pocas cosas son más valiosas y necesarias que una facilitación tranquila, persistente, paciente [y] neutral por parte de partes que puedan escuchar, mantener la confidencialidad, reunir a las partes y, en general, servir como caja de resonancia de confianza. El compromiso de Noruega en Venezuela es un ejemplo destacado”.

Justifica esto el no condenar con autoridad y contundencia un fraude electoral tras la mediación. Justifica esta negociación el abuso de poder y el autoritarismo o los crímenes de Lesa Humanidad. Pues si así lo creen, están “meando fuera del perol”. El mundo convulso de hoy requiere de voces que restablezcan las democracias. Pero Noruega calla y se aplaude. Se come el pastel solita.

El reporte general de la Cancillería noruega les hace quedar un poco como “el pimentón” presente en todas las salsas, pues son páginas y páginas de participación en muchos asuntos alrededor del mundo en convulsión. Siempre destacan a Colombia, como una especie de condecoración, pero a las luces de los últimos hechos en ese país fronterizo con Venezuela, donde la violencia vuelve con más fuerza, en la forma de sicariato, atentados, explosiones, y la proliferación de grupos armados, en un contexto de poco crecimiento económico, refleja que el estilo de mediación que propone el país nórdico, supone medianos plazos. Por años se han gloriado de su gestión en Colombia, pero no ha sido sostenible en el largo plazo.

Esta última idea de que las mediaciones de Noruega no son robustas, puede ser una buena señal para los venezolanos. Porque, puede que partiendo de la fuerza demostrada en las elecciones del 28 de julio de 2024, que otorgaron la presidencia a Edmundo Gonzalez Urrutia, (reconocido como presidente democráticamente electo por el mundo claramente democrático, valga la redundancia), lleguen a restablecer el orden constitucional en el país, al tiempo oportuno.

Porque si hay algo cierto que reporta la caja de texto 3.4 en el resumen de gestión noruega y es que se unificó a la oposición, no como grupo partidista sino como bloque de rechazo a Maduro. La fuerza de millones de demócratas se unió dentro y fuera del país y dijo NO a Nicolas Maduro en las urnas electorales, iniciando el proceso definitivo hacia la libertad.

En esta reflexión no pretendo exigir de Noruega ese “Mea Culpa”, tampoco que se “rasguen las vestiduras”, pero creo que si un país tenía los medios para ayudar verdaderamente a enderezar la carga en Venezuela, esos eran los noruegos. Si hubieran realmente querido, lo hubieran hecho. En su descripción hablan del trabajo neutral en Venezuela, pero sus afiliaciones políticas están muy comprometidas con un concepto utilitario de izquierda. Partiendo desde ahí, ya habían señales rojas.

Related posts

Honduras en la Mira: Tensiones Electorales y el Riesgo de Desestabilización social, por Iván Simonovis

VenezuelanTime

Antonio Ledezma: El Pantano de la traición, la corrupción política en la Venezuela de Maduro

VenezuelanTime

Rutas hacia la sumisión: el camino hacia los intereses de China en Sudamérica, por Leonardo Coutinho

VenezuelanTime