Con bombos, platillos y billete, mucho billete, nació una nueva universidad en Venezuela: la Universidad Nacional de las Ciencias. Le pusieron un nombre llamativo en varios sentidos, especialmente el científico, obvio, así como el político, más obvio todavía: Dr. Humberto Fernández- Morán.
Varios, muchos, aspectos atraen nuestra atención ante este nuevo nacimiento educativo. Imposible no celebrar que haya un fulgurante centro de enseñanza. Además, en los Altos Mirandinos, donde el famoso investigador desarrolló importante labor en los pininos y lo que se consolidó posteriormente como el IVIC.
La universidad se presenta como innovadora en carreras actuales, atractivas, útiles. Con unos espacios que lucen envidiables para cualquier universidad pública de las preexistentes. Laboratorios, interactividad. En fin, una súper universidad diseñada para el futuro veloz, como lo fue en su momento nuestra ahora alicaída USB.
El nombre ubicado para la Universidad de las Ciencias no es casual. Fernández-Morán a la par de inventor, investigador y académico de prestigio inocultable, fue un importante agente político de la dictadura de Pérez Jiménez, como he mencionado antes. Esto no pude soslayarse. Es el masajeo del ego militarista/dictatorial, el movimiento discursivo de los símbolos de la dominación sin libertad.
Encima: ¿Cuánto durará la luna de miel académica? ¿Cuándo se terminó la «Guerra económica»? Ésa que supuestamente tiene sin presupuesto a todas las demás universidades para el desarrollo académico y de sus plantas físicas. ¿Allí sí les van a pagar a los profesores sueldos acordes al reconocimiento de sus méritos científicos, o dependerán ellos también de los bonos idénticos a los de cualquier obrero para salir a buscar de inmediato trabajo en otros lados para financiar la universidad con talento humano de primera línea?
¿Le asignarán un presupuesto adecuado como la consentida de Pipe que es, o deberán ver cómo se desmorona en los próximos cortos años también y es, como creo, una renovada pantalla educativa «revolucionaria»? ¿Habrá elecciones para las autoridades rectorales, o hará honor a su nombre y las designaciones de la intervención, como las de la USB y muchas otras serán la marca de la dirección?
En fin: ¿Hacía falta la rimbombancia de otra universidad publicitaria del régimen o bastaba dictar esas carreras en las universidades existentes con más presupuesto y mejores sueldos?
El tiempo, seguramente, me responderá. También ustedes, desde luego.