
El vuelo 127 de la aerolínea Delta Air Lines despegó de Madrid con destino a Nueva York, pero tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la isla Terceira, ubicada en el archipiélago portugués de las Azores. Viajaban unos 282 pasajeros, y todos resultaron ilesos en la maniobra, y abordaron otro avión unas 30 horas más tarde.
Por Clarín
Cinco horas después de partir desde el aeropuerto de Madrid-Barajas, los pilotos detectaron irregularidades en el Airbus A330-300, identificado con la matrícula N805NW, y se vieron forzados a descender cuando sobrevolaban el Océano Atlántico.
Según consigna el mismo medio, los testigos escucharon «un fuerte estruendo» y percibieron «olor a quemado». Varios pasajeros coincidieron en que aunque el procedimiento fue puesto en marcha con gran profesionalismo, se sintió el temor y la preocupación entre los ocupantes del avión, que no entendían qué sucedía.
Llegaron a tierra de manera exitosa, con un aterrizaje perfecto en la base aérea de Lajes de la isla Terceira, que pertenece a Portugal, y procedieron a la evacuación mediante escaleras móviles de los 282 pasajeros y los 13 integrantes de la tripulación.
El vocero de la compañía, Andrew Post, reveló a USA Today qué fue lo que falló y produjo pánico en los viajeros. «Se detectó un problema mecánico en el motor derecho, y como la seguridad siempre es lo primordial, se siguió el procedimiento de desvío; nuestros clientes pasaron la noche en distintos hoteles y fueron provistos de comida durante la espera», indicó Post.
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