
En la noche del 6 de enero de 1982, mientras una intensa tormenta de nieve se desplazaba por las montañas de Colorado, una historia extraordinaria comenzó a tomar forma. Un minero local quedó atrapado en su camioneta en un paso remoto cerca de Breckenridge. Alan Lee Phillips, de 30 años, apeló a un recurso ingenioso: utilizó las luces de su vehículo para enviar una señal en código Morse, esperando que alguien, en algún lugar, pudiera verlo.
Por Infobae
Desde las alturas, un alguacil a bordo de un avión comercial advirtió la extraña secuencia y, desconcertado, alertó a las autoridades en tierra. Durante el rescate extremo, realizado en temperaturas de -29?°C, las acciones del equipo fueron calificadas por años como un acto casi milagroso y heroico.
Lo que nadie imaginaba era que ese mismo momento quedaría grabado en la memoria colectiva por un motivo muy diferente. Bajo la superficie del relato de supervivencia se ocultaba un secreto aún más inquietante.
Phillips fue encontrado con un hematoma visible en el rostro, alegando un accidente fortuito. Dave Montoya, jefe de bomberos del condado de Clear Creek y conocido suyo por el trabajo en las minas, se apresuró a trasladarlo a salvo, sin sospechar que, en ese preciso instante, la verdadera historia apenas comenzaba. Los detalles de aquella noche parecían diluirse bajo la nieve, pero cuarenta años y una investigación meticulosa después, emergería una verdad atroz.
La doble desaparición que conmocionó a Colorado
Dos mujeres, Annette Schnee y Bobbie Jo Oberholtzer, desaparecieron la misma noche, dando inicio a un misterio que conmocionó a la comunidad durante décadas. Annette, de 21 años, fue vista poco después de las 16:45 en una farmacia del pueblo donde compró un medicamento. Bobbie Jo, de 29 años, se comunicó con su esposo a las 18:21 para informarle que ya tenía transporte de regreso a casa.
Horas más tarde, algunos de sus objetos personales aparecieron esparcidos a lo largo de la ruta: una mochila azul, un guante con sangre y un pañuelo. Al pie de un banco de nieve, el cuerpo de Bobbie Jo fue hallado con una herida de bala en el pecho y un precinto de plástico en la muñeca.
En la escena del crimen de Bobbie Jo, los investigadores también hallaron una media naranja que, en ese momento, no pudieron vincular a ningún elemento relevante. Jim Hardtke, entonces agente del Colorado Bureau of Investigation (CBI), recordó que conservaron la prenda como una de esas piezas misteriosas que podrían cobrar sentido en el futuro.
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