
El sueño americano encierra múltiples significados para la comunidad migrante en EE.UU. Para algunos, es una vieja leyenda contada por sus antepasados; para otros, es un recorrido algo complejo con un final exitoso. Ese es el caso de Ezequiel Gómez, un emprendedor venezolano que logró consolidar sus aspiraciones con su compañía de helados llamada Bosco Factory.
Por La Nación
La historia detrás de Bosco Factory, un ejemplo de éxito latino en Estados Unidos
Como todo niño, Ezequiel creció en un entorno donde se comía helado de merienda. Este pequeño factor tendría más fuerza gracias a su hermana Haydee, quien al trabajar en una heladería en Toronto, Canadá, descubrió el potencial de consolidar un negocio de helados en Norteamérica.
“Mi hermana estuvo tanto tiempo en esta heladería en Canadá que ahí se enamoró del negocio”, reconoció Ezequiel en diálogo con LA NACION. Fue ella quien comenzó a evaluar el terreno en Estados Unidos.
Con el ímpetu de formar parte de esta industria, Haydee se mudó a Miami para analizar el mercado. Allí, le remarcó a Ezequiel la oportunidad de fundar una compañía de helados. Tras múltiples insistencias, Ezequiel decidió emigrar a Miami junto a su familia.
“Al evaluar el escenario, recuerdo que Haydee me insistía y me decía: ‘¿Por qué no montamos una heladería o algo relacionado con el helado?’. Fue tal la cosa que le dije: ‘OK, vamos a arrancar con el proyecto“, detalló Ezequiel.
Los inicios de Bosco Factory y el crecimiento de la empresa
Bosco Factory atravesó diferentes etapas a lo largo de su trayectoria. En los primeros tres años, comenzaron con un pequeño puesto en un mercado de productores, donde compraban helados de diversas compañías para luego venderlos.
Durante ese período, Ezequiel y su hermana decidieron incorporar productos propios en su puesto. Esta iniciativa fue bien recibida por sus clientes, lo que los motivó a capacitarse. “Nos empezó a ir bien, veíamos que el producto se vendía”, aseguró el venezolano. “Fue así como comenzamos a hacer cursos e invertir en maquinaria”, agregó.
En el último año, abrieron su propia heladería en Weston, Florida. Allí experimentaron con sabores exóticos, como coco y mango, que encantaban a sus seguidores. Ese feedback fue el que los impulsó a sumarse a un nuevo territorio en la industria: la fabricación.
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