
María José llegó a España hace un año. En Venezuela, trabajaba en el área de Recursos Humanos de una empresa de seguridad y era feliz con su profesión. “Me encantaba mi trabajo, pero los medicamentos escaseaban, la comida también, y lo más básico no se encontraba”, recuerda.
Por: Cope
Como tantos otros venezolanos, primero intentó comenzar de nuevo en Colombia. Allí, la situación no fue mejor: “Trabajé vendiendo aguacates, en pizzerías, en restaurantes… jamás pensé que llegaría a eso”, cuenta.
Aun así, no se rindió. Cuando se le presentó la posibilidad de emigrar a España, la tomó con esperanza, a pesar de que esta vez venía sola y con el peso de su familia al otro lado del Atlántico.
El precio del sacrificio
La historia de María José refleja la realidad de muchas mujeres migrantes que llegan a España. Como explicó Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en Poniendo las Calles, de los 9,4 millones de personas nacidas fuera de nuestras fronteras, muchas son mujeres que:
*Trabajan en el sector servicios, principalmente en cuidados, limpieza y empleo doméstico.
*Sostienen dos economías: la suya en España y la de sus familias en sus países de origen.
*Tienen formación universitaria, pero no ejercen en su especialidad.
El caso de María José no es una excepción: “Estoy ayudando a mi familia en Colombia a que no pase tanto trabajo. Sé que hoy día el sacrificio es la oportunidad que a ellos les falta”.
Según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en los próximos 15 años podrían llegar a España 2,5 millones de mujeres extranjeras. La mayoría estará en edad de trabajar, y su presencia será clave en un mercado laboral cada vez más dependiente de estos perfiles.
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