
En los años treinta, Iowa City, una pequeña ciudad en mitad de las praderas del Medio Oeste, se lo jugó todo a la carta de la literatura en su pelea por destacar en el vasto imaginario del país. Y así fue como su taller de escritores se convirtió en un lugar mítico de las letras estadounidenses y en el hogar de grandes nombres como Marilynne Robinson o John Cheever. Es una fama que luego traspasó fronteras gracias a su programa internacional, que empezó hace 58 años a invitar a autores extranjeros a pasar el otoño y a escribir allí. Han sido 1.625 en total, provenientes de 160 países. Entre ellos, tres premios Nobel: el turco Orham Pamuk, el chino Mo Yan y la última, la coreana Hang Kang.