Donald Trump ha vuelto a la Casa Blanca con prisas por desplegar su poder. El presidente de Estados Unidos trata de extender su autoridad ejecutiva más allá de los límites que marcan las leyes y la Constitución. Ha efectuado purgas saltándose las salvaguardas legales, ha ordenado no hacer cumplir normas que le incomodan, ha eliminado protecciones medioambientales de forma dudosa y, en general, ha regulado por decreto asuntos que exceden sus competencias. Los jueces ya han suspendido dos de sus decisiones. La primera, al intentar derogar la nacionalidad por nacimiento para los hijos de inmigrantes que están de forma irregular en Estados Unidos. La segunda, al tratar de congelar desembolsos de partidas multimillonarias, en su mayoría destinadas a gasto social, aprobadas por el Congreso. Otras muchas resoluciones, como el veto a las personas trans en el Ejército, también han sido impugnadas.
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