
Donald Trump salió a cenar el martes por la noche en Washington. Era la primera vez que lo hacía desde su regreso a la Casa Blanca el pasado enero y una de las pocas que se le recuerdan desde que hace ocho años se convirtió en presidente de Estados Unidos por primera vez e iba a menudo al hotel del que era propietario en la avenida Pensivania y que vendió en 2022.
Por El País
La ocasión era especial. Al menos, para él. Quería promocionar el “éxito” del despliegue de la Guardia Nacional en la capital estadounidense, una medida de la que este miércoles se cumple un mes, cuenta con pocos precedentes y se adoptó para combatir un crimen que las estadísticas certifican en retroceso.
Fue una salida fugaz. El restaurante escogido, un clásico de downtown con una carta basada en la carne y el marisco llamado Joe’s Seafood, Prime Steak & Stone Crab, está a dos calles de la Casa Blanca, y hasta allí se desplazó el presidente de Estados Unidos. Se apuntaron el vicepresidente, J. D. Vance y algunos de los miembros más destacados de su gabinete, como los secretarios de Defensa (Pete Hegseth) y de Estado (Marco Rubio).
A la puerta del restaurante se escucharon algunos vítores. Trump dijo: “Estamos en medio de Washington D. C., que, como saben, durante los últimos 20 años fue un lugar muy inseguro y ahora prácticamente no tiene delitos”. Y a continuación pareció hablar por sí mismo cuando añadió: “La gente sale a cenar a lugares a los que no iba desde hacía años”.
Dentro lo esperaba un grupo de vecinos descontentos que no se mostró de acuerdo con ese diagnóstico. En lo que pareció un flagrante fallo del servicio de seguridad, lo recibieron con gritos de “¡Palestina libre!” “D. C. libre!” y le llamaron “el Hitler de nuestro tiempo”. En una ciudad que en las pasadas elecciones dio un 92% de sus votos a Kamala Harris, la candidata demócrata, esos manifestantes no son precisamente casos aislados, como quedó probado el sábado, cuando miles de personas salieron a las calles para protestar por lo que consideran un preocupante gesto autoritario del Gobierno.
Lea más en El País