Los consumidores que estos días se temían en Estados Unidos un futuro de teléfonos iPhone o Samsung al doble de su precio actual respiraron este sábado aliviados con el último bandazo comercial del presidente estadounidense. Teléfonos, ordenadores, chips, discos duros y otros componentes electrónicos que tradicionalmente no se fabrican en el país quedan excluidos de la aplicación de los gravámenes con los que la Administración de Trump ha iniciado guerra comercial de alcance global e imprevisibles consecuencias.
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