“Cuando un país (EE UU) está perdiendo muchos miles de millones de dólares en el comercio con prácticamente todos los países con los que hace negocios, las guerras comerciales son buenas, y fáciles de ganar”. Ese tuit de Donald Trump de 2018 define la filosofía que ha puesto a prueba este mes y ha fracasado. Si las guerras comerciales son buenas cuando se tiene déficit, y dado que Estados Unidos cerró 2024 con un déficit comercial récord de 1,2 billones, declarar la guerra comercial a todo el mundo a la vez le pareció una gran idea al presidente de Estados Unidos. El revés en los mercados, sin embargo, ha obligado a Trump a corregir el rumbo. Su marcha atrás le lleva ahora a emprender un maratón de negociaciones, pero con una posición negociadora debilitada tras haber comprobado que las guerras comerciales son fáciles de perder.
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