27.5 C
Miami
jueves 31 de julio 2025
VenezuelanTime
Image default
autismoautismo en VenezuelaEDCentrevistaEntrevistasNeurologíaTDAHVenezuela

TDAH en la adultez: “Cuando recibí mi diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar”

*Este reportaje de El Diario se publicó originalmente el 13 de julio de 2024

María Mercedes Martínez recuerda claramente las constantes quejas de su mamá sobre sus comportamientos cuando era niña. Cosas como caerse frecuentemente, soltarse de la mano cuando iba a cruzar la calle y esconderse en espacios pequeños y encerrados eran algunas de las actitudes que causaban la molestia de su madre y otros adultos. 

Para María Mercedes todas esas reacciones eran normales, aunque cree que en ese momento la calificaban como una niña rara. Cuando cumplió 45 años de edad entendió que esas actitudes eran parte de un trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastorno del espectro autista (TEA) que nunca fueron detectados. 

Ese descubrimiento no fue al azar, ella notó que Ángel, su tercer hijo, tenía ciertas habilidades muy desarrolladas y otras muy atrasadas cuando era bebé. Con tan solo 3 meses de edad ya había empezado a balbucear e intentar comunicarse, pero a medida que los meses pasaban se negaba a gatear. 

El niño siguió creciendo y repentinamente dejó de decir la mayoría de las palabras que había aprendido y también empezó a caerse muy seguido, lo que le causó preocupación y buscó ayuda pediátrica. Los especialistas le sugirieron hacer una evaluación para descartar el TEA y así poderlo atender adecuadamente. 

“Cuando estaba llenando las evaluaciones y respondiendo las preguntas me di cuenta que yo podría estar dentro del espectro autista. Al terminar la evaluación hable con el psicólogo y me dijo que sí era muy normal que los padres se dieran cuenta que era neurodivergentes al recibir el diagnóstico de sus hijos”, comentó en entré para El Diario.

TDAH en la adultez: “Cuando recibí mi diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar”
Foto: Víctor Salazar

En el año 2022 confirmaron que madre e hijo tienen autismo, pero además a María Mercedes la diagnosticaron con TDAH. “Cuando me dieron el diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar”, aseguró. 

Es como una revelación 

El diagnóstico no solo le ayudó a entender las actitudes que para los demás eran inusuales, sino que también le daban una explicación a esas cosas que solo ella podía sentir y le generaban un gran malestar físico y mental.

Desde muy pequeña presentó episodios de estrés, ansiedad e incluso depresión. Explicó que, por ejemplo, se soltaba de su mamá y salía corriendo en la calle porque esperar el cambio del semáforo le generaba mucha presión. 

“Ver el semáforo, arriba y abajo de la calle, el carro, el ruido, las personas para no chocar, agarrar la mano, caminar rápido, pensar en no tropezarme y caerme. Eso hacía que o me quedara paralizada o saliera corriendo”, detalló.

María Mercedes explicó que en su niñez sufrió algo llamado desregulación sensorial, algo que descubrió ya de adulta y que le impedía tolerar cosas como un paseo a la playa por la arena, el agua y el sol al mismo tiempo. Está situación también le provocaba mareos cada vez que viajaba en carro y la hacía vomitar. 

“No me gusta el agua fría y para hacer las arepas mezclaba con cuchara y luego hacía la forma con las manos”, dijo.

Al estar dentro del espectro autista, María Mercedes tiene el sentido del oído más desarrollado, por lo que los ruidos fuertes resultan muy irritantes para ella. Esto suele ser un problema para muchos adultos y niños neurodivergentes, porque les impide estar cómodos en distintos entornos. 

“Me costaba mucho identificar lo que sentía por ejemplo me irritaba cuando escuchaba los ruidos muy altos, pero no sabía por qué estaba así solo me sentía irritable pero no lo relacionaba, porque se supone que el ruido es normal y realmente me irritó porque hasta llega a doler un ruido muy alto”, señaló.

Otro aspecto de esta condición que le afectaba era que no acostumbraba a mirar a las personas a los ojos. Se dio cuenta de esto a los 17 años de edad, luego de que un tío le preguntara si no lo hacía porque mentía. Desde entonces comenzó a mirar a las personas hacia la frente, porque aún se le dificulta hacer contacto visual.

TDAH en la adultez: “Cuando recibí mi diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar”
Foto: Víctor Salazar

“Obviamente por cosas como esa le caía mal a todo el mundo pero es que realmente me cuesta, pues me agotó esforzándome. De niña me traía problemas con los adultos más que con los niños y en la adolescencia fue fatal porque me hacían mucho bullying, confesó.

Entre la socialización, el bullying y la depresión 

María Mercedes contó que para ella siempre resultó complejo socializar. Sí no sentía un gran interés por la persona o lo que hablaba resultaba un esfuerzo enorme prestarle atención y hacer contacto visual. 

“Obviamente por cosas como esa le caía mal a todo el mundo pero es que realmente me cuesta, pues me agotó esforzándome. De niña me traía problemas con los adultos más que con los niños y en la adolescencia fue fatal porque me hacían mucho bullying”, confesó.

Agregó que tanto las situaciones de acoso como el malestar físico que sentía por los estímulos le generaban una gran tristeza desde temprana edad. Sugirió que pudo atravesar cuadros depresivos en los que sintió la necesidad de morir en varias ocasiones. Sin embargo, luego de que fue diagnosticada pudo regular cosas en su vida y evitar exponerse a aquello que le hacía sentir tan mal. 

“Ahora puedo reconocer cuando algo me sobresatura. Yo no entendía porque cuando estaba expuesta por mucho tiempo digamos a factores sociales y llegaba a casa sentía una gran necesidad de estar sola y de aislarme porque me dolía mucho. Ahora comprendo que es parte de la regulación emocional”, relató.

Reaprender e integrar a otros 

Al conocer su diagnóstico y el de su hijo, María Mercedes decidió investigar y formarse lo mejor posible en temas de neurodiversidad. Esto me ha permitido aplicar en su cotidianidad mecanismos para socializar y realizar otras actividades sin someterse a situaciones que la sobrepasen emocionalmente. 

TDAH en la adultez: “Cuando recibí mi diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar”
Foto: Víctor Salazar

“Ahora cuando conozco a personas que realmente me importan, yo uso mi corresponsabilidad social para que tengan una especie de ‘manual’ para que estén advertidos sobre cómo soy y para mí eso es muy importante. Antes pensaba que todas las personas funcionaban igual y claro que no es así”, agregó.

La primera advertencia que hace a sus amistades es que es neurodivergente y agrega que si les interesa saber más puede explicar cómo es ella. Entre esos detalles alerta cosas como que suele entender todo de forma literal, por lo que pide tener tacto en las conversaciones en ese sentido. 

Añadió que cuando le cuesta comprender algo en una conversación hace muchas preguntas y es insistente, por lo que pide tener paciencia con su curiosidad. Además, le pide a las personas que me hagan saber directamente si hubo algún malentendido mientras hablaban para poder arreglarlo. 

Un cerebro con TDAH y TEA

María Mercedes explicó que por el TDAH, puede perder el interés en cosas que le parezcan irrelevantes, pero también puede obsesionarse con temas por un largo tiempo. 

“De niña mi interés restringido eran  los animales en especial los gatos, todos se fastidiaban porque todo era de gatos hasta maullo como uno. También pensaba que todo el mundo leía todos los rayones de paredes, de asientos, de baños o que todo el mundo caminaba solo por rayas y evitaba cierto color en el piso”, dijo.

Ahora acostumbra crear rutinas y hacer lo posible por mantenerlas con disciplina, indicó que cuando las rompe y sus horarios cambian siente que pierde seguridad. Sin embargo, en ocasiones le ocurre que mientras hace alguna tarea específica y ve algún obstáculo, su cerebro planea como arreglar ese punto, en lugar de ignorarlo y terminar la tarea. 

“Por ejemplo, yo estoy cocinando y me doy cuenta que no tengo mantequilla, entonces me detengo y comienzo a hacer todo un plan de lo que debe hacer al momento de salir a comprar la mantequilla, desde qué me voy a poner, a que lugar voy a ir y hasta el vuelto que me tienen que dar por lo que cuesta. Es un proceso que puede ser muy agotador para una persona neurotípica”, añadió.

La neurodiversidad es un término que se usa por lo menos desde la década de los años 90, (acuñado por la socióloga Judy Singer) y pretende hacer una distinción sobre la biodiversidad entre un cerebro y otro. Esto permite diferenciar aspectos neurológicos en personas que tienen TEA, TDAH, dislexia, síndrome de down o altas capacidades, y las personas neurotípicas. Aunque estos conceptos ofrecen una comprensión sobre las diferencias, María Mercedes considera que cada persona es distinta a otra, por lo que es fundamental entender y respetar esa variedad de pensamientos y funcionamientos. 

La entrada TDAH en la adultez: “Cuando recibí mi diagnóstico, todas las piezas comenzaron a encajar” se publicó primero en El Diario.

Related posts

Italia designó a un enviado para abordar la situación de detenidos con esta nacionalidad en Venezuela

VenezuelanTime

¿Maduro cedió territorio venezolano a Colombia?

VenezuelanTime

ALAV confirmó que Satena cesará sus vuelos entre Valencia y Bogotá

VenezuelanTime