
Cuando María del Carmen Aguilar Mendoza, regidora de La Paz, Baja California Sur, apareció en actos públicos usando una camiseta con la caricatura de Joaquín “El Chapo” Guzmán al estilo del personaje clásico de videojuegos Mario Bros, nadie imaginó que tras ese diseño se escondía una historia insólita: la fascinación del Cártel de Sinaloa con la figura del plomero y su emblemático mundo subterráneo.
Por infobae.com
La polémica ha revivido tras difundirse fotografías donde Aguilar Mendoza portaba la camiseta durante actividades oficiales, incluso en la Sala de Cabildo y eventos comunitarios, como campañas de reforestación y limpieza.
Las imágenes generaron cuestionamientos sobre la posible apología del delito en un contexto de violencia y conflicto entre células del crimen organizado en Baja California Sur. Hasta la fecha, ni la regidora ni el partido político al que pertenece han emitido postura pública, y la administración municipal permanece en silencio respecto al incidente.
Este caso expone una problemática mayor: cómo símbolos asociados con la narcocultura, en forma de imágenes y prendas, se infiltran en espacios públicos y cotidianos, normalizando y resignificando figuras criminales.
Mario Bros, el conocido plomero de Nintendo, ha sido uno de esos símbolos reinterpretados. Su mundo de tuberías y túneles conecta con la imagen pública del narcotraficante Guzmán Loera, famoso por sus elaboradas fugas de prisión por narcotúneles.
La camiseta que vestía la regidora, por ejemplo, mostraba una versión caricaturizada de “El Chapo” con su clásica gorra y chamarra beige, correspondiente a una de las fotografías más conocidas del capo tras su primera detención en 1993. La imagen estaba modificada para parecerse al clásico personaje de videojuegos y tenía la leyenda: “Super Chapo Bros”.
Actualmente, camisetas y gorras con la insignia de “Super Chapo Bros” se comercializan abiertamente en plataformas digitales como Mercado Libre. Las prendas están disponibles en varios colores y estilos, con precios que oscilan entre 255 y 300 pesos para las camisetas, y entre 550 y 1,000 pesos en el caso de las gorras.
Sin embargo, detrás de esta simbología hay una historia de ingeniería criminal notable.
Los túneles fueron una de las principales marcas operativas del Cártel de Sinaloa bajo el mando de Guzmán Loera, y que aún siguen utilizando sus hijos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
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