Cuando el viernes ya estaban listos para su despegue los 125 aviones cargados con, entre otros devastadores proyectiles, las 14 bombas de más de 13.000 kilos que Estados Unidos descargó el sábado sobre tres instalaciones nucleares en Irán, Donald Trump se hallaba dedicado a uno de sus pasatiempos predilectos, mezclar lo personal y lo político, en su refugio favorito para el verano: el club de golf del que es propietario en Bedminister (Nueva Jersey).
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