
Haití atraviesa una de las crisis más graves de su historia reciente, con varias regiones sumidas en el caos, entre ellas su capital, Puerto Príncipe.
Por BBC Mundo
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, el país caribeño ha mostrado un rápido deterioro en todos los ámbitos, desde la estabilidad institucional hasta la seguridad, la salud pública y la educación.
Amplias zonas están bajo el control de bandas armadas, lo que ha agravado la violencia, el desplazamiento de civiles y el colapso de los servicios básicos en plena emergencia humanitaria y sanitaria.
Médicos Sin Fronteras (MSF) mantiene su presencia en el país, donde trabaja desde hace más de tres décadas.
En 2024 la organización realizó más de 72.000 consultas médicas, atendió a más de 4.800 sobrevivientes de violencia sexual y realizó unas 7.500 cirugías en hospitales y clínicas móviles en algunas de las zonas más peligrosas del país.
Pero el declive de la seguridad ha golpeado con dureza a MSF, cuyo personal ha sido objeto de amenazas, presiones e incluso ataques armados, hasta el punto de tener que cerrar temporalmente algunas de sus instalaciones.
En esta entrevista con BBC Mundo, la jefa de misión de MSF en Haití, Diana Manilla, describe cómo la violencia extrema condiciona el trabajo diario de sus equipos y reconoce que, si la situación empeora, la entidad podría plantearse abandonar el país.
Para seguir leyendo, clic AQUÍ.