Una investigación de la Universidad de California (EE UU) reveló que los cigarrillos electrónicos desechables, también conocidos como vapers, liberan metales tóxicos que sobrepasan los niveles considerados seguros para la salud, lo que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer.
El estudio, publicado en la revista científica ACS Central Science, se enfocó en analizar específicamente las consecuencias de los vapers de las marcas más usadas (Esco Bar, Flum Pebble y ELF Bar), entre la población joven.
Los investigadores detallaron que el funcionamiento de estos dispositivos se basa en un proceso de calentamiento interno, es decir, que cuando el usuario inhala, una resistencia dentro del vaper se calienta a altas temperaturas.
Este calor tiene como propósito principal convertir la solución líquida, que generalmente contiene nicotina, saborizantes y otros aditivos, en un vapor o aerosol que el usuario inhala.
Sin embargo, este proceso de calentamiento vaporiza el líquido y también provoca la corrosión o disolución mínima de las partes metálicas del propio dispositivo. Esto significa que diminutas partículas de sustancias tóxicas, que forman parte de la estructura interna del vaper (como la bobina de calentamiento o los componentes de la batería), se desprenden y se mezclan con el vapor inhalado.

Luego, estas partículas metálicas se transportan directamente hacia los pulmones del consumidor.
Nivel de metales en los vapers
Los autores del estudio realizaron un análisis de laboratorio con las muestras de vapor de las dos marcas más usadas de cigarrillos electrónicos desechables y demostraron la presencia de metales pesados: plomo, antimonio, cromo y níquel.
En el caso del plomo y antimonio, los niveles que detectaron los calificaron como “alarmantemente altos”. Ambos son metales conocidos por su toxicidad, que pueden afectar el sistema nervioso, pulmones, riñones y otros órganos.
El estudio resaltó que los niveles de plomo que se inhalan a través del vapor de estos dispositivos pueden ser superiores a los que se obtendrían al fumar 20 paquetes de cigarrillos convencionales al día.

Además, la investigación documentó un incremento en los niveles de cromo y níquel a medida que el dispositivo era más utilizado, lo que sugirió que cuanto más se vapea con el mismo dispositivo, mayor es la acumulación y liberación de estos metales en el organismo.
Para los científicos, el cromo es un reconocido carcinógeno, mientras que el níquel está asociado con problemas respiratorios y también con un aumento del riesgo de padecer cáncer.
Posterior a los resultados de los análisis, los investigadores realizaron una comparación directa entre las emisiones de los vapers desechables de última generación y los modelos de cigarrillos electrónicos más antiguos. Esta determinó que los más recientes liberan una cantidad mayor de metales pesados en su vapor.
Actualmente, el equipo científico está ampliando el alcance de su estudio para incluir un espectro más amplio de marcas de vapers desechables, para así comprobar si la alta concentración de metales pesados es un problema específico de las marcas analizadas o si es un problema asociado al diseño, los materiales y el funcionamiento de la mayoría de los productos de este tipo en el mercado.
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