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jueves 31 de julio 2025
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Rehenes del Cecot | Wilmer emigró por la salud de sus padres

En Umuquena, estado Táchira, la familia Vega Sandía vive una espera que se alarga con cada día que pasan sin saber noticias de Wilmer José Vega Sandía, un comerciante de 38 años de edad que emigró de Venezuela en busca de una oportunidad económica que le permitiera costear los gastos médicos de sus padres, así como brindar estabilidad a su esposa e hijo. Sin embargo, terminó detenido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador.

La familia de Wilmer Vega lo describe como un hombre proactivo, trabajador, merecedor de la estima y el buen trato de las personas que lo rodean. La principal razón que lo motivó a emigrar fue por la situación económica y la salud de sus padres.

“Su mamá fue diagnosticada con cáncer y su papá padece las secuelas de un accidente cerebrovascular que sufrió hace algunos años”, contó Doris Sandía, tía de Vega, en entrevista para El Diario.

Su madre lleva varios años librando una batalla contra el cáncer de mama, que comenzó como un diagnóstico en estado 2, por lo que ella requirió de una operación y posterior tratamiento. No obstante, con los años comenzó a presentar complicaciones, además de dificultad del lenguaje y disfasia motora. Recientemente, a través de una resonancia magnética, le diagnosticaron un tumor cerebral. 

Rehenes del Cecot | Wilmer emigró por la salud de sus padres
Vega en uno de los trabajos que tenía en un restaurante de EE UU. Foto: Cortesía familiares de Wilmer Vega

Una ruta en busca de oportunidades

El costo de los tratamientos, las consultas médicas, los medicamentos, entre otros gastos, se habían vuelto imposibles de costear en Venezuela. Esta fue la motivación para que, en 2017, Wilmer Vega se despidiera de sus padres, de su pueblo Umuquena, y decidiera emigrar. 

Su primer destino, junto a su esposa e hijo, fue Ecuador. Un año después, en 2018, se mudó a Chile, comenzó a reconstruir su vida trabajando como comerciante, lejos de los suyos, pero siempre intentando enviar dinero para ayudar a su familia en Venezuela. 

En 2023, el deterioro en el estado de salud de sus padres lo llevó de vuelta al país. Esta vez lo hizo solo, dejó a su esposa e hijo en el país austral, ya que quería atender de cerca la salud de su madre. Pero este corto regreso le mostró que si quería ayudar debía buscar otro horizonte que le permitiera colaborar más con los gastos. 

Fue así como el 18 de enero de 2024, el venezolano tomó la decisión de emprender el viaje terrestre hacia Estados Unidos. La travesía duró casi tres meses debido a que Vega cruzó la selva del Darién y toda Centroamérica caminando. Durante ese camino, su tía narró que Wilmer enfrentó privaciones como hambre y problemas de salud, además perdió todas sus pertenencias, incluyendo su pasaporte vigente.

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El venezolano cuenta con sus papeles que certifican la falta de antecedentes. Foto: Cortesía familiares de Wilmer Vega

Eventualmente se quedó unas semanas en México, hasta que logró llegar a la frontera con EE UU el 16 de abril. En ese momento, se entregó a las autoridades de migración al ingresar al territorio estadounidense. Tras pasar unos días en detención, a Vega Sandía le permitieron quedarse en el país, presentarse con regularidad ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y tramitar su asilo.  

Los sueños rotos del venezolano 

Una vez en Estados Unidos, el venezolano se aferró a la posibilidad de un nuevo comienzo que le permitiera darle una vida digna a los suyos. Acudió fielmente a sus presentaciones regulares ante el ICE, consiguió tres empleos simultáneos: conductor de Uber, ayudante en un restaurante y en labores de mantenimiento en una discoteca. 

De acuerdo con su tía, su compromiso era total, su objetivo, claro y noble: sostener a su familia. Esos eran los sueños que Vega Sandía esperaba cumplir en EE UU. No obstante, el 1° de octubre de 2024, la esperanza se rompió de manera abrupta. 

En una de sus citas migratorias, el tachirense fue detenido “de manera arbitraria y sin explicación judicial”. Un funcionario de migración lo acusó de pertenecer a la organización criminal Tren de Aragua por un tatuaje en su brazo que tiene los nombres de su madre e hijo junto con unos dibujos de un reloj y una rosa. Su familia afirma que son diseños inofensivos que no tienen ninguna relación con actividades delictivas. 

Rehenes del Cecot | Wilmer emigró por la salud de sus padres
Los tatuajes en el brazo de Vega están relacionados con su madre e hijo. Foto: Cortesía familiares de Wilmer Vega

La investigación que siguió a la detención no encontró ningún vínculo con el Tren de Aragua, ni con otra banda criminal, así quedó demostrado en un fallo judicial con fecha del 17 de diciembre de 2024, por lo que el juez migratorio le ofreció dos opciones: la deportación voluntaria a Venezuela o el pago de una fianza para su liberación.

El venezolano tomó la decisión de regresar a casa con su familia, con la certeza de que llegaría a Venezuela, a los brazos de sus seres queridos, y así se los hizo saber. La fecha de salida se fijó para el 17 de enero de 2025, pero ese día, el avión no partió. 

La espera se prolongó, los días se convirtieron en semanas, y Vega Sandía permaneció detenido, sin explicación alguna por parte de las autoridades, a pesar de contar con un abogado provisto por el Estado, la familia nunca recibió una razón oficial de su prolongado arresto.

Finalmente, el 15 de marzo, el tachirense se comunicó con su familia por última vez para avisarles que sería trasladado a Venezuela. Una noticia que llenó de consuelo y alivio a sus seres queridos.

Rehenes del Cecot | Wilmer emigró por la salud de sus padres
Vega solía compartir fotos en sus lugares de trabajo. Foto: Cortesía familiares de Wilmer Vega

No obstante, un día después no llegó ningún vuelo de deportados desde EE UU al país. Ese mismo día, el presidente de El Salvador Nayib Bukele anunció que 238 venezolanos habían aterrizado en su país para ser recluidos en una cárcel de máxima seguridad por presuntamente pertenecer al Tren de Aragua. Y los familiares de Vega Sandía sintieron temor de que pudiera estar en ese grupo.

La pesadilla de la deportación a El Salvador 

El lunes 17 de marzo, los rumores sobre la deportación de Vega Sandía al Cecot en El Salvador comenzaron a circular entre los familiares. Posteriormente, la pesadilla se confirmó: el nombre de Wilmer apareció en la lista de detenidos que fue publicada en redes sociales y confirmada por el medio estadounidense CBS

La noticia fue un golpe seco que le arrebató el aliento y la poca esperanza que le quedaba a sus familiares de reencontrarse en los próximos días con él. En aquel momento comenzó la odisea de buscar justicia, con pruebas de su inocencia, para lograr su liberación.

«Esta situación representó un golpe muy duro para la familia, no solo por la magnitud de la injusticia, sino además teniendo en cuenta que la madre de Wilmer se encuentra enferma de cáncer en fase avanzada y su padre sufrió una nueva crisis hipertensiva», relató su tía Doris Sandía. 

Desde el 15 de marzo no han vuelto a saber de él. Vega Sandía, al igual que el resto de venezolanos deportados, se encuentra incomunicado en El Salvador. 

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El tachirense es uno de los trasladados al Cecot que no posee antecedentes penales. Foto: EFE

Su familia no ha cesado desde entonces en su lucha por lograr que se conozca su caso y se logre hacer justicia, pero el Estado salvadoreño no facilita vías de apoyo o comunicación para conocer el estado de salud de ninguno de los venezolanos detenidos en el Cecot. 

De acuerdo con su tía, esta situación vulnera su derecho a la defensa y lo deja en un estado de indefensión a merced de un sistema judicial que no da respuestas. 

La Fundación El Amparo, liderada por el abogado Walter Márquez, lleva adelante una campaña para esclarecer este y otros casos de tachirenses deportados a El Salvador que no tienen antecedentes penales ni en Venezuela ni en EE UU, así como tampoco ningún tipo de vinculación con el Tren de Aragua. 

Márquez, en entrevista con El Diario, calificó estas detenciones como desapariciones forzadas, debido a que a los migrantes se les ha impedido comunicarse con sus familias, no tienen acceso para conocer su estado de salud, ni se les ha realizado un juicio para legalizar su arresto. 

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Walter Márquez en rueda prensa sobre los casos de tachirenses detenidos en El Salvador. Foto: Cortesía Walter Márquez

Un clamor por justicia 

Desde el momento en que la noticia de su deportación se hizo pública, la familia Vega Sandía resalta una y otra vez, con voz firme y argumentos irrefutables, el historial intachable del venezolano, de su vida dedicada al trabajo y a su familia. Lo consideran como un hombre íntegro, cuya vida fue manchada por una acusación bajo el fundamento de un tatuaje. 

“Evidentemente nos encontramos angustiados ante la falta de noticias sobre su estado actual, no hemos vuelto a tener comunicación con él. Nos preocupa su estado de salud tanto física como mental”, indicó Doris Sandía. 

En la búsqueda de ayuda, han tocado todas las puertas posibles en Venezuela. Han solicitado asesoría legal, se han reunido con periodistas y abogados para dar a conocer el caso, tejiendo así una red de apoyo para luchar porque se haga justicia. 

Sandía también resaltó que han tratado de visibilizar la situación a través de las redes sociales, compartiendo la historia de Wilmer Vega, esperando que la voz de la verdad alcance los oídos adecuados.

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Vega también cuenta con documentación de Ecuador y Chile. Foto: Cortesía de familiares de Wilmer Vega

“Lo que más hemos hecho es orar a Dios con fe para lograr la libertad de mi sobrino», confesó su tía para afirmar que la fe es lo que los sostiene en estos momentos difíciles.

Las autoridades en Venezuela les han ofrecido asesoría legal, pero Doris Sandía considera que la compleja relación diplomática entre El Salvador y el país complica el proceso de defensa de los afectados, lo que convierte el camino en un laberinto burocrático donde las esperanzas se desvanecen. 

Sin embargo, la familia actualmente está recibiendo asesoría de representantes de la Cruz Roja Internacional y de una organización legal sin fines de lucro en El Salvador, quienes se unieron a la causa de lograr al menos que puedan saber sobre su estado de salud.

Mientras eso ocurre, los padres, esposa, hijo, tía y primos anhelan que los abogados y las autoridades venezolanas puedan tomar las medidas necesarias para aclarar la situación y lograr el retorno de Wilmer Vega a su hogar: Umuquena. 

Las opiniones, declaraciones y testimonios expresados por los familiares de los venezolanos detenidos en El Salvador en este especial no constituye una postura oficial de El Diario. Este trabajo periodístico tiene como propósito documentar y visibilizar las voces de quienes esperan respuestas sobre sus seres queridos, actualmente incomunicados y sin un proceso judicial que haya determinado su culpabilidad o inocencia.

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