Nathali Sánchez aún recuerda las últimas palabras que escuchó de su pareja, Arturo Suárez Trejo, el 14 de marzo de 2025. “Este fin de semana nos van a trasladar”, le dijo él a través de una llamada telefónica desde un centro de detención en Estados Unidos, donde, como muchos venezolanos, esperaba desde hace un tiempo noticias sobre cuál sería su futuro.
La noticia de su regreso a Venezuela era la que más anhelaba su pareja, quien desde Chile, donde está radicada, seguía dedicando su tiempo a criar a la hija de ambos, de seis meses de nacida. Pero la realidad dio un golpe certero y desequilibró cualquier esperanza: Arturo, su pareja, el padre de su bebé, apareció en una foto entre los 238 migrantes trasladados desde Estados Unidos hasta el Centro de Confinamiento del Terrorista (Cecot), la megacárcel construida por el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador.

Nathali enfrentó la noticia sola, desde Chile, el país en el que reside y donde no cuenta con familiares, más allá de su cuñada y amistades. Para ella, la confirmación de que Arturo estaba entre los migrantes detenidos en El Salvador fue como si el mundo se le viniera encima, “fue un momento horrible”, recuerda en entrevista para El Diario, a cuatro meses sin saber nada del estado de salud y condiciones en las que se encuentra el padre de su hija.
La venezolana de 27 años de edad rememora con claridad ese 15 de marzo, cuando reconoció el dorso de su pareja y el tatuaje que tiene en el cuello, aunque se ve borroso. Pese a su negativa inicial, la curiosidad hizo que le hiciera zoom a la imagen en la que ese hombre, Arturo, salía sentado en el suelo, junto a otros detenidos, con la cabeza hacia abajo.
Las imágenes del traslado de los venezolanos al Cecot fueron difundidas por Bukele y generaron impacto en la opinión pública. Los hombres aparecen sostenidos por funcionarios policiales salvadoreños, las manos esposadas, uniformados de blanco, con la cabeza rapada y mirando siempre hacia el suelo. En el caso de los venezolanos, todos acusados de ser delincuentes, miembros de la banda del Tren de Aragua.
Aunque cuatro meses han transcurrido desde aquel entonces, los ojos de Nathali aún se tornan brillosos al recordarlo. Intenta no llorar. Su voz cuando habla de Arturo se entrecorta, pero la necesidad de dar a conocer la historia de su pareja la reponen y continúa conversando.

“En la foto no se ve nítido el tatuaje, pero es mi esposo, yo lo conozco. Ese fue un momento horrible. Hago responsable a Trump y Bukele de lo que le pase, porque es un atropello, una violación de los derechos humanos. Él fue a EE UU a superarse, a crecer musicalmente, a sacar adelante a su familia”, recordó la venezolana.
Una doble migración, la pérdida de su madre y la materialización de un proyecto
Arturo Suárez Trejo, oriundo de Caracas, migró de Venezuela en 2015, cuando tenía 23 años de edad. Tiene más de 10 años incursionando como cantante y compositor. En Venezuela llegó a estudiar Diseño Gráfico, pero fue una profesión que no pudo culminar, según mencionó su pareja.
Fue el primero de su familia en salir del país. Se radicó en Colombia, donde tiempo después ayudó a su mamá y hermanos a llegar. Pero una segunda migración lo llevó hasta Chile en 2019. Allí, poco tiempo después, recibió la noticia de la muerte de su madre en Colombia.
En el país austral trabajó como técnico de refrigeración, pero con la mente aún puesta en su pasión: el arte y la música. Teniendo un proyecto en mente de crear eventos, Arturo conoció a Nathali, quien desde hace tres años lo acompaña en la materialización de su objetivo.
Es así como el venezolano impulsó en Chile los conciertos Íntimo de Otoño, Íntimo de Invierno, Íntimo de Verano e Íntimo de Primavera, en donde muchos nuevos talentos se presentaron por primera vez en tarima. Luego se asoció con las creadoras de la empresa Izarrá Publicidad, encargada de la creación de brazaletes y demás accesorios para eventos.

Este equipo de trabajo llevó a cabo el Urban Fresh, un evento musical que constó con tres ediciones, pero Arturo solo estuvo en dos, pues para el tercero (que se realizó en 2024) ya él estaba en EE UU.
Con este evento ayudó a artistas chilenos, venezolanos, colombianos y dominicanos. También hizo el Vision Live, además de brindar espacios para que las personas pudieran disfrutar de presentaciones de comedia.
El venezolano es conocido en Instagram como @suarezvzlaoficial, una cuenta que es manejada por su equipo Original Fresh, según detalla la descripción de la plataforma, mientras que en YouTube se consigue como SuárezVzla, con aproximadamente 1.310 suscriptores.
En ambas plataformas se pueden encontrar producciones musicales en las que ha participado Suárez solo y en colaboración con otros artistas urbanos.
EE UU, el país para crecer que se convirtió en su prisión
En junio de 2024, Arturo partió rumbo a Estados Unidos con una meta trazada: estudiar, aprender más sobre la industria musical, trabajar, invertir en su proyecto y tener su propio espacio y equipos.
Su decisión de emigrar de nuevo implicó un riesgo importante, cruzar la selva del Darién, tramo que conecta a Colombia con Panamá. De acuerdo con Sánchez, allí conoció de cerca las historias que otros migrantes contaban de la selva. Cadáveres en el camino, presencia de grupos armados y robos.

“Él me dijo que México es peor. Muchas personas sobornan a los migrantes, los amenazan con secuestrarlos”, recordó la mujer.
El cantante viajó con tres sobrinas y su cuñada porque en EE UU los estaba esperando su hermano, quien lo ayudó a costear los gastos de la travesía. En este viaje no se sumó Nathalí porque ya estaba embarazada, pero aún así, desde Chile, ella lo impulsó a seguir el nuevo reto.
“Yo tenía fe de que todo iba a salir bien”, expresa con lamento y disgusto, mientras reprocha las acciones del gobierno de EE UU, que, a su juicio, son “actitudes racistas”.
La pareja tenía una vida planificada. Él la esperaría.
El venezolano ingresó a EE UU luego de solicitar una cita migratoria a través del CBP One, una aplicación que fue eliminada por la administración de Trump que permitía a los migrantes ingresar legalmente al país, luego de solicitar un proceso de asilo desde México.
Mientras los meses pasaban, el vientre de Nathali crecía y Arturo trabajaba en jardinería en Estados Unidos.
Así llegó el 8 de febrero. Arturo grabaría un video musical con otros extranjeros en Carolina del Norte, pero al lugar llegó el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), donde lo detuvieron junto a todos los que estaban en el lugar.

“Lo detuvieron y lo llevaron a una comisaría donde hicieron una investigación. Pero él no tenía antecedentes penales, no tenía ningún cargo criminal. Luego lo trasladaron a un centro de detención en Georgia por temas migratorios. Con el abogado decidimos intentar pagar una fianza, pero se la negaron porque no había delito”, contó Nathali.
La venezolana es precisa en cada etapa en la que intentaron conseguir la libertad de Arturo, incluso solicitaron la salida voluntaria de EE UU, pero el trámite tampoco prosperó. Un mes después de su arresto, el venezolano fue enviado a Texas, desde donde le comentó -a través de las videollamadas que le permitieron hacer- que sería deportado a Venezuela.
La noticia llenó de felicidad a Nathali en medio de tanta incertidumbre. Pero al día siguiente, Arturo no partió a su país natal, el vuelo fue presuntamente suspendido por problemas climáticos, aseguró su pareja.
La esperanza se mantenía, hasta el 15 de marzo, cuando fue enviado junto a otros 237 venezolanos a El Salvador.
Zozobra y abogados sin ninguna información
En medio de toda la zozobra que genera el caso de los migrantes enviados a El Salvador, ni la ayuda de abogados que buscan atender la situación ha sido viable. De acuerdo con Sánchez, el gobierno de Nicolás Maduro envió un grupo de abogados para atender la situación de los venezolanos trasladados a El Salvador, sin embargo, no han recibido ningún tipo de información.
“No hay conocimiento de cómo fueron deportados. Yo no tengo los recursos para pagar un abogado, pero una tía de Arturo ha estado pendiente de la situación y ha tenido contacto con esos abogados, pero ni la Fiscalía de El Salvador les ha dado alguna respuesta”, dijo la venezolana.
La incertidumbre de no tener información de Suárez ha escalado en las emociones de Sánchez, quien expresó sentir preocupación por las condiciones en las que pueda estar su pareja en el Cecot, mientras lidia aún con seis meses de posparto luego de dar a luz a su niña. Hija que Arturo no ha podido conocer.
“Se me vino el mundo encima, yo contaba con él. Cuando lo detuvieron la bebé tenía dos meses de nacida. Mis amigos me han ayudado mucho aquí, pero no puedo hacer nada porque estoy sola, la única familia que tengo es la esposa de mi hermano, y es que mi hermano no está en este país. La única fuerza que tengo es mi hija para salir adelante”, expresó con la voz entrecortada.
Sobre los señalamientos de Estados Unidos contra su pareja, a quien acusa de supuestamente ser miembro del Tren de Aragua, Sánchez afirmó que todo se debió a los tatuajes que tiene Arturo en varias partes del cuerpo. Una hipótesis que tomó fuerza en los medios de comunicación debido a publicaciones de las autoridades estadounidenses sobre los tatuajes que presuntamente usan los integrantes de la banda criminal.
“Esto es una injusticia”
La venezolana insistió en que su propósito hoy es hacer conocer la historia de Arturo, quien, relató, es un hombre dedicado a la música. Aseguró que es una persona sin vicios y que se ha dedicado a trabajar.
“No toma, no fuma. Llegó a mi vida para cambiarla artísticamente, por eso esto es una injusticia. Me pregunto por qué él, por qué nosotros sí estamos enfocados en lo nuestro y no le hacemos daño a nadie. El gobierno de Venezuela solo ha salido a hablar que los tienen que liberar, pero no hay un apoyo. Hago responsable a Bukele y a Trump de lo que a ellos les pase. Es un atropello”, cuestionó.

Mencionó que organizaciones no gubernamentales (ONG) la han contactado para hacer la denuncia sobre la violación de los derechos humanos en el caso de su pareja y el resto de los migrantes enviados al Cecot.
“Yo fui a la Subsecretaría de Derechos Humanos en Chile y solo me dijeron que no tienen una dirección internacional y que se iban a comunicar con El Salvador, pero ahí quedó el caso. He intentado comunicarme con la Embajada de El Salvador, pero no me han dicho nada, solo que no tienen jurisdicción aquí”, comentó.
El caso de Arturo escaló más allá de la política. En marzo, el cantante panameño Rubén Blades publicó en su página web una carta dirigida a las autoridades de El Salvador en rechazo al traslado de los migrantes desde EE UU hasta el Cecot, especialmente de uno de ellos.

“El caso del venezolano Arturo Suarez Trejo es un ejemplo de cómo cualquiera puede verse afectado por la arbitrariedad administrativa y judicial y convertirse en su víctima. Según leo, este joven es un músico, no un delincuente miembro de la organización ‘Tren de Aragua’, definida internacionalmente como un grupo criminal”, escribió el cantante, abogado y también activista político.
Los días siguen pasando y Nathali sale adelante en Chile para sostener a su hija, comparte con amistades que la apoyan en el proceso que está atravesando. Sigue publicando fotos y mensajes para su pareja en las redes sociales. Aunque él no las puede ver.
Mientras tanto, de Arturo solo se sabe que llegó al Cecot, no ha podido conocer personalmente a su hija y es acusado de ser un criminal junto con otros venezolanos llevados a la megacárcel de El Salvador.
Las opiniones, declaraciones y testimonios expresados por los familiares de los venezolanos detenidos en El Salvador en este especial no constituye una postura oficial de El Diario. Este trabajo periodístico tiene como propósito documentar y visibilizar las voces de quienes esperan respuestas sobre sus seres queridos, actualmente incomunicados y sin un proceso judicial que haya determinado su culpabilidad o inocencia.
La entrada Rehenes del Cecot | Una redada y la prisión pausaron la música de Arturo se publicó primero en El Diario.