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viernes 1 de agosto 2025
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Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry

Las coronas han acompañado a Andry Hernández Romero durante toda su vida. No como un simple accesorio, sino como un símbolo profundamente arraigado en su historia personal y cultural. En Capacho Nuevo, un pueblo asentado en las montañas del estado Táchira (Venezuela), las coronas también tienen un significado especial: cada 6 de enero, durante la celebración del Día de Reyes, se convierten en protagonistas de una de las tradiciones más esperadas por la comunidad.

Para Andry, sin embargo, su valor va mucho más allá de una fecha en el calendario. Son el hilo simbólico que entreteje sus grandes pasiones: el estilismo —su vocación y oficio— y el amor inquebrantable por sus padres. Esa conexión íntima se hace visible en su piel, donde lleva tatuadas las palabras “Mom” y “Dad”, junto a dos coronas.

Así, las coronas no solo evocan tradición o estética en la vida de Andry. Durante años han sido una metáfora viva de su identidad, de lo que lo define y lo impulsa. Hace cuatro meses, en un giro abrupto e inesperado del destino, también se convirtieron en una condena simbólica, pues son la causa por la que fue detenido en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador. Hoy es acusado de ser un presunto miembro de la banda delictiva Tren de Aragua.

Andry Hernández Romero, estilista de profesión y de 32 años de edad, forma parte del primer grupo de migrantes venezolanos (238) que fue enviado al  Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en El Salvador, el 15 de marzo de 2025. Actualmente, son 252 los venezolanos detenidos en ese espacio gris y lejano, que es mucho más que una cárcel. 

Desde aquel día no hay rastros del venezolano. Andry no tiene acceso a una defensa, no pasó por un proceso judicial para determinar su culpabilidad o inocencia. Para él no hay llamadas, no hay visitas de familiares o abogados, nada. En El Salvador, no solo fue detenido: desapareció.

Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry
Andry Hernández es estilista. Foto: Instagram – Andry Hernández

Andry, el hijo de Capacho Nuevo

Para contar quién es Andry Hernández Romero es necesario mencionar a Capacho Nuevo, un pueblo pintoresco entre las montañas de los Andes venezolanos, cuya principal fuente de ingreso es la agricultura. Allí, entre casitas coloniales de colores y paisajes verdes, la cordialidad y la solidaridad son parte de la esencia de sus habitantes. Las tradiciones, un valioso legado que preservan con orgullo y recelo.

Andry nació en aquel pueblo un 21 de mayo de 1993. Es el segundo de tres hijos del matrimonio Hernández Romero, una familia de profundas raíces católicas, conservadora, trabajadora y fiel a sus tradiciones, es por ello que desde pequeño participa en celebraciones como el Día de Reyes, una tradición con 108 años de historia que se realiza cada 6 de enero en Capacho. 

Allí también vive Reina Cárdenas, una vecina que no necesita leer titulares para saber quién es Andry. Lo conoce desde siempre. Para ella, él no es un migrante detenido y ya. Es el amigo de la infancia, el cómplice de travesuras, el compañero inseparable en las celebraciones de los Reyes. Lo de ellos es un lazo de memorias compartidas que el tiempo no ha borrado.

Fiel a la estrecha relación que la une a Andry, Reina Cárdenas se ha convertido en la voz de la familia Hernández Romero. Es ella quien ha asumido la vocería para denunciar la detención de su amigo en el Cecot, en El Salvador. En medio de las gestiones, diligencias y protestas que organiza con frecuencia, un jueves del mes de mayo tomó un tiempo para hablar del caso vía telefónica con el equipo de El Diario. Lo primero que aclara es el vínculo del joven con la celebración de Reyes en Capacho y cómo eso se relaciona con sus tatuajes, “la prueba” con la que el gobierno estadounidense lo señala como miembro del Tren de Aragua. 

Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry
Reina Cárdenas junto a Andry Hernández. Foto: Cortesía de Reina Cárdenas

“Él era actor en la festividad y participaba desde que tenía 7 años. Pasó por diversos personajes, desde pastor rabino, incluso el personaje principal: Antípatro, príncipe hijo del rey Herodes, por eso se hace el otro tatuaje de la culebra. Ese era el personaje que soñaba interpretar. Es una obra teatral de calle con más de 100 actores en escena que van en caballos por las calles del pueblo”, explica

Continúa su relato mencionando que con los años, la participación de Andry en la festividad fue creciendo. Ya no solo actuaba, también ayudaba a diseñar vestuarios, a peinar y maquillar a los demás actores. Había encontrado otra de sus pasiones: el estilismo, y la ponía al servicio de la tradición que lo había visto crecer. “Él amaba la fiesta de los Reyes Magos. Era algo que lo llenaba, que lo hacía feliz”, dice Reina. Tanto era su amor por las fiestas, que incluso antes de emigrar, en 2024, participó en la obra. Su intención era regresar.

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Andry Hernández durante una de las celebraciones del Día de Reyes, en Capacho Nuevo (Táchira). Foto: Cortesía de Reina Cárdenas

El viaje que cambió su vida 

Aunque nació y creció en un entorno conservador y tradicional, los sueños de Andry iban más allá de lo obvio, de lo que se esperaba, siendo un hombre tachirense. Así entonces surgió su amor por el estilismo, un arte que abrazó con pasión y disciplina hasta que se convirtió en un profesional destacado gracias a su esfuerzo constante.

Sus metas eran ambiciosas, por ello sabía que debía buscar nuevos horizontes lejos de su pueblo. En 2022 emigró a Bogotá (Colombia), donde laboró como maquillador y como recepcionista en un hotel. Al año siguiente regresó a Venezuela, esta vez con destino a Caracas, donde trabajó en un canal de televisión nacional a partir de enero de 2023. 

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Andry Hernández trabajó como estilista durante casi un año en una televisora nacional. Foto: Instagram – Andry Hernández

Sin embargo, lo que prometía ser una nueva etapa profesional terminó convirtiéndose en una experiencia amarga. Según relata su amiga, Reina Cárdenas, Andry fue víctima de discriminación y homofobia dentro del canal, lo que lo llevó a abandonar su trabajo.

En diciembre de ese año regresó a Capacho. Aquel impasse en Caracas mermó su afán por seguir creciendo como profesional, pero luego de unos meses su ánimo mejoró y tomó la decisión de volver a emigrar, esta vez a Estados Unidos. En mayo de 2024 emprendió el viaje por tierra, atravesando la peligrosa ruta migratoria que incluye la selva del Darién —entre Colombia y Panamá— y varios países de Centroamérica, hasta llegar a México.

De aquella travesía poco conocen sus familiares y amigos. Andry no quiso preocupar a sus padres con los detalles, incluso hasta hace poco ellos desconocían que su hijo había cruzado la selva. Reina sí tenía esa información, pues ellos se comunicaban con frecuencia. “A él lo robaron, también pasó por muchas situaciones de discriminación por ser gay, pero él no nos contaba mucho para no preocupar a su familia”, recuerda. 

Andry llegó a México en junio de 2024. Estaba a solo un paso de cumplir su meta de ingresar a Estados Unidos, así que pidió una cita a través de la extinta aplicación CBP One, que era usada para facilitar las solicitudes de asilo de los migrantes en la frontera. Mientras esperaba su turno, se instaló temporalmente y consiguió trabajo en una pizzería para cubrir sus gastos básicos.

Finalmente, el 29 de agosto de ese mismo año, se presentó a su cita en el cruce de San Ysidro (San Diego, Estados Unidos). Durante el proceso, fue sometido a una entrevista para evaluar los motivos de su solicitud. Andry explicó que pedía asilo político por ser víctima de persecución en Venezuela, tanto por sus ideas políticas como por su orientación sexual.

Todo marchaba bien hasta que en su examen físico los agentes de migración observaron sus tatuajes: una serpiente que cubre su antebrazo y bíceps izquierdo, además de dos coronas en cada una de sus muñecas con las palabras «Mom» y «Dad». Los funcionarios alegaban que esos símbolos, los que se tatuó en honor a su familia y a las festividades de su natal Capacho, lo vinculaban directamente con el Tren de Aragua. Ese mismo día fue detenido y trasladado al centro de detención de migrantes de Otay Mesa, también en San Diego.

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Tatuajes de Andry Hernández. Foto: BBC Mundo

La lucha por demostrar su inocencia

Poco tiempo después de su detención, un par de abogadas de la firma Immigrant Defenders Law Center (Centro de Leyes de Defensores de Inmigrantes) tomaron el caso de Andry. Paulina Reyes y Lindsay Toczylowsk trabajaron en llave con sus familiares en Táchira para lograr, sin éxito, su liberación.

“Él tenía su grupo de abogados que lo estaba representando. Gracias a Dios la persona que lo iba a recibir en Estados Unidos logró encontrarlos para ayudarlo en todo este proceso, porque Andry tenía que cancelar por todo, las llamadas costaban un dólar por minuto, y además tenía que comprar comida adicional en el centro de migración”, cuenta Reina. 

Muy lejos de Andry, en Capacho, su familia recibió la acusación con asombro e indignación. Lo conocían, él era inocente. Fue entonces cuando Reina Cárdenas, su amiga de la infancia, comenzó a movilizarse. Logró recopilar y enviar al equipo legal del tachirense diversos documentos para respaldar su versión: copias de sus identificaciones, cartas de la organización Reyes Magos del Táchira que explicaban el simbolismo de sus tatuajes dentro de la festividad local, y constancias del CICPC que confirmaban que no tenía antecedentes penales ni vínculos con organizaciones criminales. Aunque en un primer momento no pudieron incluir su récord penal por fallas en el sistema del Ministerio de Interior, Justicia y Paz, hoy cuentan con el documento que ratifica su historial limpio.

Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry
Carta enviada por la Fundación Reyes Magos para confirmar la participación de Andry en esa festividad. Foto :Cortesía Reina Cárdenas

Pese a todos estos esfuerzos, la documentación enviada no fue suficiente para garantizar su liberación. Hace unos meses, Lindsay Toczylowski, una de las abogadas de Andry Hernández en Estados Unidos, le declaró a la BBC que durante su entrevista de solicitud de asilo, el tachirense fue sometido a un interrogatorio con un sistema de puntos para determinar si era una amenaza para la seguridad nacional de ese país. La prueba consideraba a los individuos sospechosos a partir de nueve puntos. Hernández solo obtuvo cinco por sus tatuajes. Aun así, el entrevistador anotó en el formulario que dichas coronas podrían ser indicador de pertenecer al Tren de Aragua.

Hasta ahora, esa ha sido la única evidencia en su contra.

Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry
Copia del certificado de antecedentes penales de Andry Hernández. Foto: cortesía de Reina Cárdenas

Durante casi seis meses, Andry permaneció recluido en el centro de detención para migrantes de Otay Mesa, en San Diego, sin que su solicitud de asilo tuviera una respuesta definitiva. El 15 de marzo, su situación dio un giro inesperado: fue trasladado de forma abrupta al centro de detención de Webb County, en Laredo, Texas. Su caso seguía en proceso, pero, sin que él lo supiera, su destino ya estaba sellado.

La noticia quebró a su madre 

Dolores Alexis Romero no ha olvidado la última vez que escuchó la voz de su hijo, Andry Hernández Romero. Fue el viernes 14 de marzo a las 6:30 pm cuando hablaron por teléfono. Él, desde un centro de detención de migrantes en California, Estados Unidos, donde estaba desde hacía casi seis meses. Ella, en Capacho, el pueblo tachirense en el que vive la familia y a donde el venezolano añoraba regresar. 

Durante esa llamada, el joven le comunicó a su madre que lo trasladarían finalmente a Venezuela. Se refería a la deportación. “Prepáreme algo rico de comida, que ya muy pronto estoy por allá”, le dijo a Dolores. Así, Andry esperaba su traslado. Estaba urgido de poner punto y final a la pesadilla en la que se transformó su sueño americano. 

Al día siguiente el traslado ocurrió. Subió a un avión esperanzado con pisar su tierra y abrazar a los suyos, pero aquel anhelo pronto se transformó en temor y confusión. Andry llegó a El Salvador para ser recluido junto a otros 237 venezolanos en el Cecot, acusado de ser miembro del Tren de Aragua. 

En Táchira aún reinaba el silencio. Su familia esperaba información sobre su deportación, aferrada a la esperanza de que aquellos meses de incertidumbre y miedo por fin terminaran. Mientras la espera se alargaba, en redes sociales se conoció el sábado 15 de marzo el traslado de 238 venezolanos al Cecot, en El Salvador. La noticia fue anunciada por el presidente de ese país, Nayib Bukele. Hasta ese entonces la identidad de los detenidos era un misterio.

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Parte de los 238 venezolanos que llegaron al Cecot el 15 de marzo de 2025. Foto: Philip Holsinger para laRevista Time

El jueves 20 de marzo, el medio estadounidense CBS News reveló los nombres de los migrantes venezolanos deportados a El Salvador. Las abogadas de Andry en EE UU lo identificaron en aquella lista. Entonces ya no había dudas. Ese mismo día, Paulina Reyes se comunicó con Reina para darle la noticia. Conmocionada, tuvo que pensar de inmediato en lo más difícil: darle la noticia a sus padres que aún esperaban con fe el regreso de su hijo a Capacho. 

“Ellas se tenían que presentar a una audiencia con Andry ese día y él no aparecía. Fueron al centro de migración para presentarlo a la audiencia de su corte de asilo, que llevaba su caso prácticamente favorable, y no le dieron información, solo le dijeron que no estaba ahí. Ahí fue cuando las abogadas vieron la información del listado”, recuerda Reina. 

La noticia fue un golpe seco en la vida de su madre, Dolores Alexis Romero. Después de aquella llamada y de su posterior traslado, ella no ha vuelto a tener contacto con su “niño”, como aún lo llama cariñosamente. Desde que su hijo está preso, su vida cambió. Comer le resulta difícil, salir con el resto de su familia, igual. Está en Capacho, pero su mente también está detenida en el Cecot. No deja de preguntarse cómo estará Andry y cuándo el sufrimiento en el que se convirtió su vida se transformará en felicidad con el retorno de su hijo. 

“Yo como su mamá lo pienso todos los días, le pido a mi Dios, rezo, le prendo su velita que él siempre me pedía para que todo le saliera bien allá. Él no está aquí, ahora me lo tienen allí encerradito sin tener ninguna culpa, sin tener derecho a una defensa porque no le revisaron su expediente ni le dieron la oportunidad de defenderse. Esto cambia la vida”, cuenta con la voz entrecortada, un signo que refleja su dolor y a la vez da fe de su resiliencia para afrontar la situación. 

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Dolores Alexis Romero en una de las protestas en Capacho Nuevo para pedir la libertad de Andry Hernández. Foto: Cortesía de Reina Cárdenas

Su pesar es aún más agudo cuando rememora que en medio de esta situación, Andry cumplió años. Lamenta que esa fecha, 21 de mayo de 2025, cuando llegó a sus 32 años, estuviera tras las rejas, sin poder comunicarse con los suyos. “Pasó el cumpleaños más amargo de su vida”, dice sin dudarlo.

En medio de su dolor e incertidumbre, Dolores pide con insistencia a las autoridades salvadoreñas que revisen los expedientes de cada detenido y dejen en libertad a los inocentes, en especial a su hijo. “Devuelvan a los inocentes, si tenemos que ir allá (El Salvador)  a buscarlo se hace el sacrificio. Dejen ese silencio, no nos gusta, esos muchachos están allá olvidados. Yo quiero tener a mi muchacho conmigo. Devuélvanlo”. 

La voz de Andry se multiplicó 

El grupo de venezolanos que llegó al Cecot aquel sábado 15 de marzo estaba integrado por 238 hombres. De ese grupo quizás uno de los casos más reconocidos y replicados por medios y redes sociales es el de Andry Hernández. Hay varias razones para eso. La primera es que días después de su traslado, las imágenes de su llegada fueron parte del reportaje del periodista Philip Holsinger  para la revista Time. En aquellas imágenes se observa al tachirense arrodillado y rezando, mientras, funcionarios salvadoreños le rapaban su cabello. “No soy pandillero. Soy gay. Soy barbero”, decía él. 

Andry gritaba su inocencia, pero los guardias le ordenaron callar entre bofetadas. Lo siguieron golpeando, incluso cuando se quedó acurrucado llorando, incapaz de comprender entonces cómo el viaje que emprendió lleno de sueños a Estados Unidos se truncó y le quitó lo más preciado: su libertad.

Rehenes del Cecot | Cronología de la persecución que llevó a 238 venezolanos del sueño americano al encierro
Fotografía de Andry Hernández, venezolano detenido en el Cecot. Foto: Philip Holsinger para la revista Time

La escena publicada por Time parece sacada de una película de terror. Pero no es ficción. Es real. Reina Cárdenas vio aquellas imágenes, una prueba inequívoca de que los derechos humanos de Andry fueron vulnerados por las propias autoridades. Supo entonces que debía hacer que el caso del joven resonara con fuerza y así ha sido. 

La historia de Andry ha sido replicada en medios de comunicación estadounidenses y organismos como Amnistía Internacional, también por congresistas de California que se han sumado al pedido de revisar el caso del joven. En Estados Unidos, sus abogadas siguen interponiendo recursos ante la justicia y han marchado exigiendo su liberación. En su natal Capacho, la solidaridad, uno de los atributos de todos sus habitantes, ha salido a relucir por la situación. La población ha marchado y recolectado firmas en favor del joven. 

Del lado de las autoridades venezolanas, sin embargo, los gestos han sido escasos. Reina cuenta que apenas se comunicaron con la madre de Andry para pedirle autorización para representarlo legalmente en El Salvador. Por eso, ante la falta de apoyo institucional, la familia y su equipo legal se movilizaron por cuenta propia. En junio viajaron hasta San Salvador para introducir nuevas solicitudes y tratar de visitarlo en el Cecot. No obtuvieron respuestas.

Rehenes del Cecot | Cronología de la persecución que llevó a 238 venezolanos del sueño americano al encierro
Familiares de los venezolanos detenidos en el Cecot protestan el 11 de junio frente a la Procuraduría de Defensa para los Derechos Humanos de El Salvador. Foto: CNN

Ante el silencio y la opacidad del caso, ellos consideran que Andry y el resto de los venezolanos en El Salvador están en “desaparición forzosa”, un estatus con el que coincide la Oficina para el Alto Comisionado de DD HH de la ONU. Es por ello, que el equipo que representa a los siete tachirenses que están detenidos en el Cecot planea denunciar el caso ante la Corte Penal Internacional (CPI) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para presionar al gobierno de Bukele a revisar la situación de los migrantes que hoy cumplen, en total aislamiento, una condena que les impusieron sin derecho a la defensa. 

Mientras las diligencias a su favor y el tiempo avanzan, la vida de Andry y la de su familia sigue en pausa. Con añoranza y dolor, Reina recuerda los sueños que tenía el joven, los mismos que lo impulsaron a emigrar. Quería estudiar Diseño. En Venezuela no pudo, era costoso y estaba fuera de su alcance. 

En Estados Unidos, ese país de oportunidades que tanto ilusiona a miles de migrantes, Andry quería abrir su propio salón de belleza, que su trabajo se conociera y que esos frutos le dieran la posibilidad también de ayudar a sus padres, y a toda su familia en Capacho.

Por ahora, esos sueños son solo eso. Andry hoy es reconocido, sí, pero más que por su profesión, por su historia. Es la imagen más cercana de la pesadilla que un grupo de venezolanos vive tras las rejas del Cecot. 

Por eso, su madre, Dolores, su amiga, Reina, y toda su familia no dejan de rezar por su liberación. Sus coronas, el símbolo que ha sido luz y sombra en su vida, lo esperan para que en su regreso pueda brillar por lo que realmente es: un soñador y el hijo que Capacho Nuevo anhela volver a ver. 

Las opiniones, declaraciones y testimonios expresados por los familiares de los venezolanos detenidos en El Salvador en este especial no constituye una postura oficial de El Diario. Este trabajo periodístico tiene como propósito documentar y visibilizar las voces de quienes esperan respuestas sobre sus seres queridos, actualmente incomunicados y sin un proceso judicial que haya determinado su culpabilidad o inocencia.

La entrada Rehenes del Cecot | Las coronas destronaron los sueños de Andry se publicó primero en El Diario.

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