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domingo 10 de agosto 2025
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Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa

Caminando en fila para descender del avión, los 252 venezolanos detenidos en El Salvador sintieron en la serenidad del anochecer la bienvenida que llevaban tiempo soñando. Sin esposas, apenas con unos tapabocas rojos que muchos se quitaron para respirar el aire salino del litoral, ya no agachaban la cabeza ni se arrodillaban por miedo, sino para tocar el suelo y persignarse. Ese 18 de julio de 2025 por fin tuvieron la certeza de dos cosas: eran libres y estaban en Venezuela.

Por cuatro meses y tres días estuvieron encerrados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la cárcel de máxima seguridad más grande de Latinoamérica, ubicada en una zona aislada de El Salvador. Todos habían sido arrestados en Estados Unidos, a donde habían ido en busca de una vida mejor, y en donde fueron señalados de ser delincuentes peligrosos, supuestos miembros del grupo criminal venezolano Tren de Aragua. 

Habían sido enviados al Cecot por la administración de Donald Trump bajo la Ley de Enemigos Extranjeros y recibidos como parte de un acuerdo con el presidente Nayib Bukele. Ahora, otro acuerdo sellaba su libertad, esta vez entre los gobiernos de Estados Unidos, El Salvador y Venezuela. Un intercambio de prisioneros en el que los migrantes pudieron volver a cambio de la salida de varios presos políticos en territorio venezolano, entre ellos 10 ciudadanos estadounidenses también repatriados.

Mientras tanto, en cientos de casas se encendía una misma fiesta. Meses atrás, los familiares de los detenidos tuvieron que identificarlos en las imágenes difundidas por redes sociales y medios de comunicación, y nuevamente les tocaba reconocerlos en la televisión, pero el sentimiento era distinto. El júbilo se compartía en estados y grupos de WhatsApp, pues en ese momento las 252 familias separadas por el Cecot se convertían en una sola. 

El equipo de El Diario recogió los testimonios de tres de estas familias, previamente entrevistadas en el especial Rehenes del Cecot. Estas fueron las historias de cómo vivieron el esperado regreso a casa de sus seres queridos.

Salir del infierno

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Exprisioneros del Cecot subiendo al avión para salir de El Salvador rumbo a Venezuela. Foto: Presidencia de El Salvador

Liyanara Sánchez se enteró en la madrugada de que su esposo, Frengel Reyes, iba a ser enviado de regreso a Venezuela. Ella estaba en Tampa, Florida (EE UU), donde ambos habían emigrado con su hijo en diciembre de 2023, cuando recibió un mensaje diciéndole que estuviera atenta, pues era posible que Frengel saliera ese mismo día. Llamó de inmediato a su cuñado, residenciado también en Florida, y se pusieron en contacto con sus familiares en Venezuela. 

“Me quedé con la cuestión de la cabeza, que si era verdad, eso se iba a destapar la olla al día siguiente, y pues así fue. No tenía la certeza, pero sí la seguridad de que lo iban a liberar. Fue una felicidad que me dio en ese momento, ese día estuve como loca, no sabía qué hacer, todo el mundo me llamaba, los abogados, los periodistas, y yo estaba contenta”, contó.

Rehenes del Cecot | Una cita en el ICE despertó a Frenkel de su sueño americano
Frengel junto a su esposa y su hijo. Foto: Cortesía Liyanara Sánchez

En la mañana, varios periodistas y medios de comunicación reportaron que se había concretado un acuerdo para la liberación de los venezolanos en el Cecot, pero todo era aún extraoficial. Con el paso de las horas los rumores crecían entre abogados, activistas y los comités de familiares de los detenidos, pero no había información por parte de las autoridades. No fue hasta la tarde que Nayib Bukele confirmó el intercambio de rehenes, al igual que el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio.

La voz de Liyana se quebró al recordar lo que sintió en la tarde, cuando vio finalmente en la transmisión el aterrizaje en el aeropuerto internacional de Maiquetía. “Cuando bajó del avión y lo vi, tenía muchas ganas de estar allá con él, es lo que quería estar. Tanta lucha, tanta lucha, y por fin él salió ya de ese infierno donde estaba metido”, expresa.

La otra espera

Rehenes del Cecot | Una cita en el ICE despertó a Frengel de su sueño americano
Foto: cortesía familiares

Reyes, de 25 años de edad, es oriundo de Ciudad Ojeda, en el estado Zulia. Había emigrado con su hermano y su familia en busca de mejores oportunidades laborales, y en 2023 logró ingresar a Estados Unidos por la frontera, donde solicitó asilo. De todos los familiares que lo acompañaban, fue el único al que le exigieron solicitar una cita ante el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Lo intentó en varias ocasiones, pero nunca pudo agendarla debido a que las oficinas estaban saturadas.

Trabajó como pintor en Florida mientras aprobaban su solicitud, y finalmente tuvo su cita en el ICE el 4 de febrero de 2025. Ese día los agentes le avisaron a su esposa, que lo esperaba afuera, que Frengel había quedado detenido. Lo trasladaron a Texas, al centro de detención para migrantes de El Valle, donde permaneció hasta que el 15 de marzo Liyanara y su familia se enteraron que había sido enviado a El Salvador. “Mi amor, me van a mandar para Venezuela. Apenas llegue te llamo”, fue lo último que le dijo por teléfono unas horas antes.

Rehenes del Cecot | Una cita en el ICE despertó a Frenkel de su sueño americano
Frengel junto a su perra Sasha. Foto: cortesía de familiares

Por eso fue irreal para ella verlo por fin en Venezuela después de tantos meses sin saber nada de él. Al llegar, efectivamente una de las primeras cosas que hizo fue llamarla. “Cuando yo hablé con él, le dije que lo amaba demasiado, y él me respondía que también me amaba mucho, que quería demasiado a Daniel (su hijo) y preguntó por Sasha (su perrita) también”, comenta.

El regreso a casa no fue inmediato. La gran mayoría de los repatriados debió pasar el fin de semana en Caracas para realizarles chequeos médicos y de antecedentes. Durante ese tiempo también participaron en diferentes actos del gobierno de Nicolás Maduro celebrando su regreso, hasta que finalmente se les autorizó partir a sus casas.

Mientras tanto, la expectativa en Ciudad Ojeda aumentaba. La noche del 22 de julio, Frengel finalmente llegó en una patrulla de policía, entre los aplausos de toda la comunidad reunida frente a su casa, como en una gran fiesta parroquial. También fue acogido por su familia, sobre todo su madre. 

Sin embargo, aún le falta la bienvenida de Liyanara y su hijo, incluso de su mascota Sasha, con la que Frengel es bastante apegado. Desde la distancia, su esposa ha tenido que ver toda esa felicidad desde una pantalla, añorando el momento de encontrarse personalmente. También espera que se haga justicia, pues ahora que habló con él, sabe que durante su tiempo en el Cecot Frengel sufrió varias golpizas y maltratos de los guardias. 

La plegaria cumplida

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Jerce Reyes abraza a su madre al regresar a su casa en Machiques de Perijá, estado Zulia. Foto: cortesía familiares

Esa mañana del 18 de julio, Jorgelis Reyes se levantó temprano para orar. Por meses había estado pidiendo la liberación de su hermano, Jerce Reyes, cuyo sueño de jugar fútbol en Estados Unidos quedó truncado luego de ser enviado al Cecot. A las horas, vio en su teléfono que comenzaban a circular noticias sobre un acuerdo con El Salvador para el regreso de los 252 venezolanos.

Estaba emocionada, pero le llamó la atención el silencio alrededor de la noticia. Nadie los había contactado ni habían pronunciamientos oficiales. En el grupo del comité de familiares reinaba la esperanza, pero también la incertidumbre. No fue hasta la tarde que el gobierno de Nicolás Maduro publicó un comunicado confirmando la liberación. Aunque ningún organismo había hablado todavía con ellos, al menos sabía que su plegaría había sido escuchada.

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Familiares y vecinos reciben a Jerce Reyes en su casa. Foto: cortesía familiares

“Cuando vi que era cierto, yo me puse a llorar de la alegría. Llamé a mi mamá y ella llamó a mi papá, y los dos estaban llorando de alegría. Fue un milagro de Dios”, cuenta.

Jorgelis pasó las dos horas siguientes rastreando la trayectoria del vuelo, que ya para ese entonces estaba en el aire, rumbo a Venezuela. Pasadas las 6:00 pm, siguió en la televisión todo el proceso de su llegada, atenta a cada figura que descendía del avión, hasta que reconoció a su hermano. “Era una emoción grande, pues gracias al gobierno y a Dios nosotros estamos felices, esta alegría es una alegría inexplicable”, acota.

De nuevo en la cancha

Rehenes del Cecot | Jerce, el futbolista de los sueños rotos
Jerce Reyes en un partido de fútbol en Bogotá, Colombia | Foto: cortesía de Jorgelis Reyes

Jerce, de 36 años de edad, ya había emigrado una vez a Colombia en 2016 en busca de mejores oportunidades como futbolista. En Venezuela había jugado profesionalmente en varios equipos, incluyendo el Caroní FC (2010-2011) cuando aún estaba en primera división. En 2023 regresó brevemente al país, pero ya tenía otros planes en mente. Quería ir a Estados Unidos a conseguir dinero para tratar el glaucoma de su padre y mantener a sus dos hijas. También para buscar ese segundo aire que despegara su carrera.

Se radicó en México una temporada, en la que trabajó en una floristería, mientras solicitaba su cita de migración. La obtuvo el 1° de septiembre de 2024, pero al momento de presentarse en el puesto fronterizo, fue detenido por agentes del ICE que le despojaron de todos sus objetos y no le dejaron continuar la entrevista. Se basaron en sus tatuajes para señalarlo de pandillero, a pesar de que solo tenía los nombres de sus seres queridos, una estrella, y un balón de fútbol con una corona que representaba a su equipo favorito, el Real Madrid.

Jerce estuvo preso en un centro para migrantes en California, hasta que un día le notificó a Jorgelis que lo habían trasladado a otra cárcel en Texas. Pensó que lo habían enviado allí para deportarlo a Venezuela, pues era lo que le decían los funcionarios y sus compañeros, pero no fue así. Tan solo dos días después de su llegada, lo subieron al avión rumbo a El Salvador como parte del primer lote de prisioneros del Cecot. 

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Bienvenida a Jerce en el campo de Perijaneros FC, donde jugó y dio clases de fútbol a los niños de la comunidad. Foto: cortesía familiares

En el tiempo que Jerce permaneció detenido, en la casa de su familia, en la población de Machiques de Perijá (Zulia), sus padres y hermanos guardaron un balón como amuleto para traerlo de regreso. Eso se cumplió el 22 de julio, en una celebración que también convocó a toda la comunidad, aquella que lo había visto crecer, y que ahora lo recibía con las luces de sus teléfonos encendidas. Ya no era solo su familia, sino alrededor de 100 personas en esa calle quienes lo bañaban con espuma y lo vitoreaban como a un campeón. 

Los homenajes siguieron al día siguiente. Jerce fue invitado a la cancha de Perijaneros FC, la fundación deportiva en la que había jugado entre 2023 y 2024 en tercera división. Fue como un segundo regreso a casa, arropado por la multitud entre globos y niños con el uniforme del equipo. Ahora podría volver a patear el balón que su familia le había guardado.

El abrazo prometido

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Momento en que Carlos Uzcátegui en Lobatera, estado Táchira. Foto: captura de video

En una entrevista para El Diario, Gabriela Mora aseguró que cuando viera a su esposo, Carlos Uzcátegui, le daría un abrazo y no lo soltaría jamás. Estuvieron separados por más de un año, luego de que Carlos emigrara a Estados Unidos en marzo de 2024. Las lágrimas invadieron su rostro cuando tras meses de ansiedad y luchas en tribunales, lo reconoció en el grupo que bajó del segundo avión en Maiquetía. 

Carlos andaba con un paso tranquilo, sin ánimos de llamar la atención, pero quedó enfocado en un primer plano por la cámara y allí el corazón de Gabriela se llenó de alegría. Desde que escuchó los rumores en la mañana, ella le escribió a todo quien pudiera tener alguna información al respecto: periodistas, abogados, otros miembros del comité de familiares. Cuando supo que la noticia era oficial respiró aliviada, pero aún le inquietaba no saber nada sobre cómo sería el viaje de regreso.

“Fue muy angustiante porque no nos decían nada y todo lo vimos por las noticias, pero también fue una alegría inexplicable saber que por fin lo tendría conmigo en casa”, afirma Gabriela.

En los días siguientes las ansias se mantuvieron, pero ahora eran diferentes. Aunque no sabía cuándo saldría de Caracas y apenas recibían informaciones escuetas, ya estaba segura de que Carlos volvería pronto. Comenzó entonces a adornar la sala de su casa en el municipio Lobatera, en el estado Táchira, con guirnaldas azules y un cartel dándole la bienvenida.

Bienvenido

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Bienvenida de Carlos Uzcátegui. Foto: cortesía familiares

Carlos, de 31 años de edad, trabajaba como minero, aunque su gran pasión era cocinar. Luego de estar desempleado varios meses por una huelga en las minas de carbón de Lobatera, decidió que lo mejor sería migrar para darle una mejor vida a su esposa e hija. Su sueño era comprarles una casa grande donde pudieran bailar salsa todos los domingos.

Salió de Venezuela y se instaló temporalmente en México, donde trabajó en una marisquería. El 10 de diciembre de 2024 tuvo su cita de migración, pero tras una revisión corporal, decidieron dejarlo detenido por sus tatuajes. Permaneció entonces en el centro para migrantes de El Valle, el mismo que Frengel, siendo voluntario en las cocinas mientras gestionaba su asilo. Sin embargo, tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, Carlos decidió que era mejor volver a Venezuela y pidió su deportación. 

El 15 de marzo llamó a Gabriela para decirle que lo habían llamado para el vuelo de vuelta a casa, lo que le causaba emoción porque justo al día siguiente su hija cumpliría 7 años de edad. Nunca llegó a su fiesta, pues en realidad había sido enviado a El Salvador. Fueron meses complicados para Gabriela, cuya agenda se llenó de entrevistas en la prensa y reuniones con los abogados para llevar el caso de su esposo a organismos internacionales de derechos humanos.

Rehenes del Cecot | El esperado regreso a casa
Carlos Uzcátegui con su hija. Foto: cortesía familiares

La mañana del 23 de julio, Carlos llegó a casa tras un largo viaje. Apenas bajó del vehículo, Gabriela corrió a sus brazos, seguida por su hija. Finalmente ese abrazo prometido se cumplió. “Jamás te soltaré, mi amor. Bienvenido a tu hogar”, escribió Gabriela en su estado de WhatsApp con el video del momento. 

Al igual que Gabriela, Jorgelis y Liyanara, a lo largo de esos días las 252 familias de los rehenes del Cecot también intercambiaron abrazos, besos y lágrimas. Momentos que quedaron compartidos en redes sociales, mostrando la cara más humana de la noticia. Todo ese tiempo perdido en una celda en El Salvador ahora se llena con el calor del reencuentro, mientras cada uno de los repatriados lidian con las heridas de todo lo que vivieron esos cuatro meses y, sobre todo, enfrentan el reto de volver a sus rutinas. Al menos ya no estarán solos en ello.

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