“I know better than anybody what is good for
America’s economy”
Donald Trump
En un acto, que parece transcrito de la novela El tirano Banderas, de Ramón del Valle Inclán, el presidente de EE.UU. ordenó el despido súbito de la directora del Buró de Estadísticas Laborales, porque el número reportado de empleos creados durante el mes de junio no se ajustaba al gusto y expectativas del mandatario.
Así ocurren las cosas hoy en el gran país del Norte, donde afloran rasgos de república bananera como la narrada en 1926 por Valle Inclán. El asunto descrito tiene que ver con la economía del país y a ese autoritarismo del mandamás parece añadirse la precariedad de conceptos elementales de la ciencia económica.
Su festiva puesta en vigencia del régimen tarifario este 1 de agosto, difícilmente será motivo de jolgorio para sus conciudadanos. Las tarifas, como es sabido, equivalen en términos prácticos a impuestos a ser pagados por los consumidores finales. Además, los déficits de balanza comercial, más que con tarifas, se corrigen con competitividad racional.
Su empeño en un dólar fuerte, aunque siempre deseable, tampoco favorece la balanza comercial porque hace menos competitivas las exportaciones y estimula la importación.
La intentona del mandatario de también echar de su cargo al presidente de la Reserva Federal, por no bajar a su capricho la tasa de interés, ignora que las economías robustas como la estadounidense necesitan la tasa que sea necesaria para contener la inflación. En especial, considerando el masivo déficit fiscal actual, que, de paso, empeorará con su rebaja de impuestos a los billonarios y a las grandes corporaciones
En cuanto a petróleo, su febril “Drill, baby, drill”, podría encerrar la contradicción de una sobreoferta depresiva del precio del barril, que desestimularía su ambicionada inversión masiva en perforación…
En fin, con tal mixtura de arrogancia y carencias en conocimiento económico, el MAGA puede resultar en un castigo para el bolsillo de los estadounidenses…
