
Este miércoles el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció el fin del TPS para venezolanos que optaron al beneficio en el año 2021. La decisión pone a miles de familias venezolanas en un limbo legal, enfrentando el miedo a la deportación.
Por Diario 2001
Organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) expresan su rechazo, argumentando que la situación en Venezuela sigue siendo crítica y no permite un retorno seguro.
“La gente que huyó de la crisis no tiene a dónde volver. Esta decisión ignora la realidad de la represión política, la escasez de alimentos y el colapso de los servicios públicos que aún existen en Venezuela,” declaró en un comunicado el abogado de la ACLU, David H.
Impacto social
Para muchos beneficiarios del TPS, Estados Unidos es su hogar. Construyeron vidas, tienen trabajos y sus hijos estudian en el sistema escolar estadounidense.
La terminación del estatus no solo amenaza su seguridad, sino que también desestabiliza las comunidades donde se integraron.
En Miami, por ejemplo, reside una gran población venezolana y esta decisión es un revés a los esfuerzos de integración.
Muchos voceros de ONG proinmigrantes han expresado en diversas oportunidades que el fin del TPS no solo afecta a los individuos, sino también a la economía local.
Jugada política
La justificación de la administración Trump, que vincula el TPS con la seguridad fronteriza y el interés nacional, tiene un claro matiz político, según detallan diferentes medios locales.
La medida es un paso más en la agenda de endurecimiento de las políticas migratorias, en particular con miras a las próximas elecciones presidenciales.
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