“Me quiere, no me quiere. Me escribe, pero no quiere verme. Inicia la conversación pero me clava el ‘visto”. Son frases que más de una vez hemos escuchado.
Según expertos, esto se trata de una práctica que algunos psicólogos denominan «breadcrumbing», o migajas emocionales, un patrón del comportamiento donde una persona muestra interés de forma intermitente, sin la intención real de comprometerse emocionalmente.
“El breadcrumbing se refiere a una forma de manipulación, intencionada o no, en la que una persona finge interés y actúa como si se sintiera sinceramente interesada e implicada en una relación con otra persona cuando en realidad no lo está”, afirmó Monica Vermani, psicóloga clínica.
Quienes actúan de esta forma buscan llamar la atención, obtener validación e inclusive conseguir partes divertidas de una relación sin tener que comprometerse. “Engañar a una persona evita que alguien busque en otra parte una conexión más estable, fiable y real, y siga teniendo esperanzas y centrándose en ella”, comentó Vermani.
El daño que provoca el «breadcrumbing» suele acentuarse cuando la manipulación se extiende durante mucho tiempo, advierten especialistas en salud mental.
Según Kelly Campbell, profesor de psicología en la Universidad Estatal de California, San Bernardino, el éxito de esta dinámica radica en el llamado “refuerzo intermitente”. Tal como ocurre con las máquinas tragamonedas, explica el experto, pequeñas recompensas ocasionales motivan a la persona a seguir vinculada al agresor: la esperanza de volver a recibir atención o afecto funciona como aliciente. Si estas señales positivas desaparecieran por completo, resultaría mucho más difícil mantener a alguien bajo control.
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