
Donald Trump decidió dar la noticia él mismo como presidente de Estados Unidos: sus fuerzas atacaron un bote en el Caribe que procedía de Venezuela cargado de drogas.
«Hace tiempo que llegan muchas drogas a nuestro país. Y estas venían de Venezuela y en grandes cantidades», dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca el martes.
Más tarde, el mandatario agregó en la plataforma Truth Social que el ataque lo lanzaron ese mismo día por orden suya fuerzas militares de EEUU «contra narcoterroristas del Tren de Aragua» que llevaban drogas en aguas internacionales hacia su país, 11 de los cuales murieron.
Junto al mensaje, Trump divulgó un video en blanco y negro donde parece verse desde el aire una lancha rápida en el mar con personas a bordo que explota de forma repentina.
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, señaló en la red social X que fue «un ataque letal» contra un barco con drogas que había partido de Venezuela.
Trump ha marcado como una prioridad la lucha contra el narcotráfico y en julio firmó una directiva secreta para que los militares de estadounidenses puedan atacar a carteles de drogas latinoamericanos que defina como grupos «terroristas».
Ese mismo mes, Washington estableció que en Venezuela hay una organización denominada Cartel de los Soles que aseguran encabezan Nicolás Maduro y otros altos funcionarios del país, conectada con otros grupos que califica del mismo modo, como el Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa.
«Esta gran concentración de fuerzas navales no se ha producido, que yo recuerde, desde 1965 y evoca los días de la ‘diplomacia de cañonero’ de hace más de un siglo», señala Alan McPherson, un experto en relaciones de EEUU con América Latina que dirige el Centro para el estudio de la fuerza y la diplomacia en la Universidad de Temple.
A su juicio, el objetivo de todo esto no está claro.
«Podría ser, como se dijo, la preparación de un ataque quirúrgico contra los narcotraficantes», razona. «Pero nada de esto requeriría una flotilla tan grande. Quizás la Marina quiera atacar más directamente a Maduro o fomentar una revuelta interna, por ejemplo en el ejército venezolano. Sea cual sea el caso, es claro que el gobierno de Trump quiere intimidar al régimen» venezolano.
Maduro ha rechazado las acusaciones de EEUU, que considera fabricadas para intentar derrocarlo, y anunció en respuesta la movilización de 4,5 millones de milicianos en el país.
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