
Durante décadas, Irán se apoyó en su llamado «eje de resistencia» para contrarrestar la influencia de Estados Unidos e Israel en Medio Oriente y convertirse en una potencia regional.
La alianza conformada por grupos como Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen, y otros en Irak y Siria, la mayoría de los cuales son considerados como entidades terroristas por algunos países occidentales, se convirtió en un dolor de cabeza para la inteligencia y los gobernantes israelíes.
En el mundo, Teherán también se dedicó a trazar alianzas con países cuyos gobernantes compartían su ideología antiestadounidense, como el expresidente sirio Bashar al-Assad, Vladimir Putin de Rusia y Nicolás Maduro de Venezuela.
La cooperación con estos países, sin embargo, siempre fue limitada.
Hoy, muchos de los aliados de Irán se encuentran debilitados y algunos han caído o están al borde del colapso.
Bashar al-Assad se vio obligado a huir de su país tras ser derrocado, Hezbolá -que durante mucho tiempo fue uno de los enemigos más temidos de Israel-, ha quedado reducido tras una serie de ataques israelíes contra sus instalaciones y su alto mando, mientras que Hamás continúa envuelto en una intensa guerra en Gaza que amenaza con erradicarlo.
La posibilidad de una guerra a gran escala entre Irán e Israel causa preocupación en la comunidad internacional. Muchos estiman que podría ser devastadora.
Mientras Israel ya afirma haber tomado el control de los cielos de Teherán y muchos habitantes de la capital iraní comienzan a evacuar la ciudad en masa, hay que resaltar cuales son los países que aun presentan un apoyo para el régimen iraní.
Rusia
Mientras los grupos respaldados por Irán en Medio Oriente, como Hamás y Hezbolá se debilitan, Irán y Rusia han estado profundizando sus lazos militares y económicos en los últimos años.
Estados Unidos, Reino Unido y otros países occidentales han acusado a Irán de suministrar drones y misiles a Rusia para apoyar su invasión a Ucrania, pero Teherán asegura que la entrega de drones se efectuó antes del comienzo de la guerra.
En abril, Rusia ratificó un acuerdo de asociación estratégica con Irán que incluye disposiciones para que ambos países contrarresten amenazas compartidas.
Sin embargo, el tratado no crea ningún tipo de alianza militar entre los dos países y, según analistas, esto revela los límites de la asociación.
China
En respuesta al ataque de Israel, Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, afirmó que su país «está muy preocupado por los ataques de Israel contra Irán y profundamente preocupado por las posibles consecuencias graves de estas acciones».
Lin agregó que Pekín se opone a «cualquier violación de la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de Irán» y a «acciones que intensifiquen las tensiones y amplíen el conflicto».
China sigue siendo el mayor comprador de petróleo iraní, que se encuentra bajo sanciones estadounidenses.
Las sanciones limitan el volumen de comercio entre ambos países y por esta razón Irán recibe menos inversión china que los países del Golfo.
Pero esto no ha impedido que Irán se siga esforzando por afianzar sus lazos con Pekín.
Corea del Norte
Pyongyang y Teherán tienen una historia de intercambio de armas por petróleo que data desde la década de 1980, durante la guerra entre Irán e Irak.
Corea del Norte enviaba armas y misiles, mientras Irán enviaba petróleo y fertilizantes.
De hecho, los expertos creen que el misil iraní de medio alcance Shahab-3 es una versión que desarrolló Teherán a partir el misil norcoreano No Dong 1, que adquirió en la década de 1990.
El nexo entre ambos países se ha mantenido hasta ahora, pero tiene sus limitaciones debido a las fuertes sanciones a las que ambos países están sometidos.
Según analistas, la necesidad política y su condición de «Estados parias» han hecho mantengan el mayor nivel de cooperación posible.
Venezuela
Aunque mantienen relaciones formales desde 1960, gracias a su condición de fundadores de la Opep, no fue hasta los gobiernos de Hugo Chávez y de Mahmud Ahmadinejad que los vínculos entre Irán y Venezuela crecieron exponencialmente.
En los 2000, Caracas y Teherán establecieron una alianza estratégica y suscribieron más de 180 acuerdos bilaterales en numerosas áreas, con un valor de más de 17.000 millones de dólares.
Muchos de esos acuerdos se quedaron en el papel, mientras otros se cumplieron a medias y fueron abandonados.
Tras la muerte de Chávez en 2013 la relación se debilitó, pero volvió a agarrar fuerza cuando EEUU le impuso sanciones petroleras a Venezuela cinco años más tarde.
Irán ha ayudado a Venezuela proporcionándole componentes químicos requeridos para producir gasolina a cambio de oro venezolano.
Ambos países también estuvieron intercambiando crudo pesado venezolano por petróleo más liviano iraní que pudiera usarse para ayudar a la producción de combustible en Venezuela.
Tras el ataque de Israel a Irán el viernes, Nicolás Maduro ratificó su apoyo y solidaridad con Irán.
«Ratificamos de manera firme nuestra absoluta solidaridad con el pueblo de la República Islámica de Irán, con el pueblo palestino, con el pueblo sirio, con el pueblo del Líbano, con el pueblo de Yemen y con todos los pueblos musulmanes y los pueblos árabes», afirmó en un acto televisado.
Más allá de la retórica, los expertos consideran que el apoyo de Venezuela a Irán es simbólico y de poca utilidad para la nación islámica.
Cuba, Nicaragua y Bolivia
En América Latina, Irán tenía una relación antigua con Cuba, forjada en el marco del Movimiento de Países No Alineados, pero los vínculos más estrechos se han desarrollado en los últimos años, principalmente gracias al establecimiento de una alianza estrecha con Venezuela y sus socios del ALBA, que incluyen a la propia Cuba, así como a Nicaragua y Bolivia.
Estos países comparten con Teherán un fuerte rechazo hacia Estados Unidos y suelen darse apoyo en el campo diplomático, coordinando sus posiciones en el seno de distintas organizaciones internacionales.
De acuerdo a Juneau, al igual que pasa con Venezuela, el apoyo de estos países a Irán también es simbólico.
«A los líderes iraníes y de estos países les encanta reunirse y hacer conferencias de prensa en las que critican a EEUU y dicen que son socios en la oposición al colonialismo, al imperialismo, etc., pero en la práctica, desde una perspectiva militar y de seguridad, ¿pueden ayudar a Irán en su actual lucha contra Israel y los Estados Unidos? Creo que la respuesta es, en gran medida, no».
Nota completa BBC Mundo