
El presidente taiwanés, William Lai, pidió este jueves 19 de junio al Ministerio de Defensa de la isla reforzar la vigilancia ante la presión militar china en los alrededores de la isla, que supone riesgos considerables para la región del Indopacífico.
Según Lai, que mantuvo una reunión con representantes de la cartera de Defensa y el Equipo de Seguridad Nacional, la «continua tensión en Oriente Medio también ha desencadenado una serie de desafíos para la seguridad global».
El mandatario isleño calificó de llamativo que «la presión militar de China en toda la zona de la primera y la segunda cadena de islas no haya disminuido debido a la situación en Oriente Medio».
«En los últimos días, las acciones de las flotas de portaaviones Shandong y Liaoning en las aguas de la primera y la segunda cadena de islas han supuesto riesgos considerables para la región del Indopacífico», aseveró Lai, según un comunicado de la Presidencia taiwanesa.
La primera cadena de islas es un concepto estratégico que comúnmente se refiere a la línea comprendida entre las islas Kuriles y Singapur, pasando por Japón, Taiwán y Filipinas, mientras que la segunda cadena se extiende desde el archipiélago japonés de las Ogasawara hasta Palau.
Por tanto, el líder taiwanés, considerado un alborotador por Pekín, solicitó al Ministerio de Defensa Nacional y al Equipo de Seguridad Nacional que, a partir de ahora, «fortalezcan integralmente la vigilancia de la dinámica actual de seguridad regional y mejoren las capacidades de recopilación y análisis de inteligencia», de acuerdo con el comunicado.
Lai instó a las autoridades insulares a «prestar atención al posible impacto de la situación en Oriente Medio en la economía taiwanesa», «a implementar con antelación diversas medidas para estabilizar los precios» y «a continuar garantizando la estabilidad financiera y el suministro de materiales y energía».
Las palabras de Lai se enmarcan en un contexto de fuertes tensiones entre China y Taiwán, una isla gobernada de forma autónoma desde 1949 y considerada por las autoridades de Pekín como una «provincia rebelde».
El objetivo declarado de China es lograr la «reunificación» con Taiwán, una meta para la que no ha descartado el uso de la fuerza.
EFE