Mientras la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) promueve la justicia y la libertad, la dictadura de Nicolás Maduro y sus secuaces intenta manipular la fe del pueblo venezolano en un esfuerzo desesperado por perpetuarse en el poder.
La canonización de José Gregorio Hernández y de la Madre Carmen Rendiles, prevista para el 19 de octubre de 2025, representa un momento de júbilo espiritual para Venezuela.
Sin embargo, el régimen de Maduro y sus cómplices buscan apropiarse de este evento sagrado, presentándose como facilitadores de estas canonizaciones para ganar legitimidad y desviar la atención de sus violaciones a los derechos humanos.
No es la primera vez que el chavismo intenta instrumentalizar la figura de José Gregorio Hernández.
En 2020, el obispo auxiliar de Caracas, Monseñor Tulio Ramírez, rechazó categóricamente las afirmaciones de Maduro, quien se atribuyó méritos en el proceso de beatificación del “Médico de los pobres”, desmintiendo que hubiera gestionado dicho proceso ante el Papa Francisco.
Esta manipulación constituye no solo un agravio a la fe del pueblo venezolano, sino también una traición al legado de José Gregorio Hernández, un hombre que dedicó su vida a los más necesitados y cuya santidad representa un poderoso escudo contra los abusos de poder.
Maduro ha persistido en esta estrategia, celebrando públicamente las canonizaciones mientras ignora las demandas de la CEV y la comunidad internacional por transparencia electoral y respeto a los derechos humanos.
Este “beso de Judas” –un gesto de aparente devoción que encubre traición– utiliza la fe de los venezolanos como herramienta de propaganda, mientras el régimen reprime, encarcela, tortura y asesina a quienes denuncian sus abusos, incluidos los periodistas que la CEV defiende con firmeza.
La canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles debería ser, como lo ha expresado la CEV, una oportunidad para condenar esas diabólicas prácticas y una exaltación de las virtudes de los venezolanos de buena voluntad.
Ambos santos, ejemplos de servicio y entrega, encarnan los valores de solidaridad, compasión y amor al prójimo que Venezuela tanto necesita.
José Gregorio, un laico que conjugó su fe con su vocación médica, es un símbolo de bondad en un país devastado, castigado y saqueado.
Por su parte, la Madre Carmen Rendiles, fundadora de las Siervas de Jesús, demostró que las limitaciones físicas no son obstáculo para una vida dedicada a Dios y al servicio de los demás.
No obstante, la dictadura de Maduro pretende convertir este momento de celebración espiritual en un espectáculo político a su favor.
La CEV ha enfatizado que la santidad de estos venezolanos no debe ser instrumentalizada, sino que debe inspirar una transformación personal y social basada en la justicia y la libertad.
Al respaldar a los periodistas y condenar la represión, la Iglesia también demuestra que su compromiso con la verdad es tanto espiritual como profundamente humano, alineado con los valores de los nuevos santos venezolanos.
La postura de la CEV recuerda que la fe no puede ser cómplice del silencio ante la injusticia.
Por ello, condena los intentos del régimen de Maduro de manipular la canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles para encubrir sus crímenes y abusos.
Invitamos a todos los venezolanos, dentro y fuera del país, a unirse a este llamado por la verdad, la justicia y la libertad, siguiendo el ejemplo de estos santos que nos enseñan que el amor al prójimo incluye la defensa de sus derechos fundamentales.
En un momento en que Venezuela enfrenta desafíos sin precedentes, la voz de la CEV es un faro de esperanza y un recordatorio de que la fe verdadera no se doblega ante la opresión.
Que la canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles inspire a todos a trabajar por una Venezuela libre donde la verdad pueda contarse sin miedo, donde la justicia prevalezca y donde la fe no sea manipulada.
¡Que la santidad de estos venezolanos ilumine el camino hacia la libertad!
