30.9 C
Miami
viernes 1 de agosto 2025
VenezuelanTime
Image default
Omar Estacio Z.: Las desapariciones forzadas en VenezuelaOpinión

Omar Estacio Z.: Las desapariciones forzadas en Venezuela

De mujeres embarazadas, de niños, de abuelitos y de abuelitas.

De abogados, por patrocinar los derechos de sus defendidos. De periodistas por informar. De encuestadores por medir las tendencias de opinión pública. De economistas por reportar las tasas inflacionarias y de envilecimiento del bolívar. De los visitantes extranjeros, potenciales monedas de intercambios del gobierno forajido de Venezuela por el solo hecho de pisar el país.

Los defensores de derechos humanos tampoco se iban a escapar por cumplir una obligación que, en definitiva, nos corresponde a todos los hombres y mujeres de la Tierra.

Las desapariciones forzadas de los detenidos, estructurales, como política de Estado, las impuso la sargentona que se hace llamar la “Mejor Ministra Penitenciaria de la Historia”. En sus inicios, eran 30 días “reglamentarios” para que el secuestrado, familiares y amigos “supiesen que ¡Hay gobierno!”. Y además, para que las evidencias corporales de las palizas y torturas se sanaran al menos, parcialmente. Pero cuando los ingenuos de siempre, consideraban imposible alguien peor que la aludida “dama”, una seguidilla de desalmados hicieron parecer a esta última, como una Teresa de Calcuta.

El martes de esta misma semana, Amnistía Internacional publicó, “Detenciones Sin Rastro”,

https://doc.es.amnesty.org/ms-opac/permalink/1@000036617?_gl=1*we2kuc*_up*MQ..*_ga*NDc3Mzg3MjM5LjE3NTI2NzM0NTQ.*_ga_C45V04YJ1Y*czE3NTI2NzM0NTQkbzEkZzAkdDE3NTI2NzM0NTQkajYwJGwwJGgw*_ga_HRKE8TNFCK*czE3NTI2NzM0NTQkbzEkZzAkdDE3NTI2NzM0NTQkajYwJGwwJGgw

un demoledor informe en el que se documentan, las desapariciones forzadas de, Rory Branker, Alfredo Díaz, Andrés José Martínez, José María Basoa, Damián Rojas, Danner Barajas, Denis Lepue, Eduardo Torres, Eudi Andrade Fabían Buglione, Jorge Guanares, Lucas Hunter, Raymar Pérez, Rosa Chirinos y Yehenii Petrovich. Y esas son las desapariciones perpetradas, después del megafraude electoral del 28 de julio de 2024. Pero hay, también, otros desaparecidos, que se cuentan por miles, a partir de 2014.

En algunos casos —muy excepcionales por cierto— las madres, esposas, los hijos, han logrado atemperar aunque sea un poco la angustia, por descubrir de manera furtiva, dónde y cómo están sus seres queridos. El secuestrado, a cal y canto, le implora a algún vecino de celda sometido a condiciones menos brutales, que filtre la noticia de su paradero. Ese segundo detenido a quien, no lo mantienen totalmente aislado, le transmite la información a las escasas personas que pueden visitarlo, para que, a su vez, la retransmitan a la familia del desaparecido forzado.

Hay, también, desaparecidos V.I.P.. Increíble pero cierto. Son determinados exfuncionarios y excompiches de la cleptotiranía, incursos en corrupción, que cometieron el “sacrilegio” de no repartir el botín con los próceres de la referida cleptotiranía en las proporciones prefijadas. Ha sido el caso de los apresados por el desfalco de 21 mil millones de dólares en perjuicio de Pdvsa, capitaneados por el exministro El Aissami. Algunos que una vez, encadenados y desaparecidos, han cumplido con el sagrado deber “RoboLucionario” —nunca es tarde cuando la tajada es buena— han sido sigilosamente “reaparecidos” y expatriados de inmediato para que gocen, de incógnitos en extranjero, el “repele” de lo mal habido. Esa es la razón por la que los procesos judiciales por el desfalco en cuestión, han permanecido, secretos, herméticos, inaccesibles a otros que no sean de la máxima nomenklatura chavomadurista.

Amnistía Internacional en su informe exige castigo. Desde el esbirro más raso hasta el primero en la cadena de mando en las multitudinarias desapariciones forzadas en Venezuela. Lástima que ese exhorto esté destinado a caer en las venales, fiscalía y magistratura de la Corte Penal Internacional. Sin embargo hay que perseverar y perseverar. Denunciar y denunciar. Tal cántaro de impunidad, de tanto chocar con la Justicia, estallará en mil pedazos.

@omarestacio

Related posts

Jonathan Benavides: El “estado de cosas” en Oriente Medio

VenezuelanTime

Abraham Sequeda: Instituciones devaluadas

VenezuelanTime

Luis Manuel Aguana: Defensa civil opositora

VenezuelanTime