
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (Oiea) indicó este miércoles que, según sus primeras informaciones, no se ha detectado ningún problema en la seguridad de las centrales nucleares situadas a lo largo de la costa pacífica de Japón tras el terremoto de magnitud 8,8 registrado frente a la península rusa de Kamchatka.
«El Oiea está en contacto con las autoridades nacionales de Japón respecto al terremoto de magnitud 8,8 frente a la costa este de Rusia y el tsunami resultante. Los informes iniciales indican que no hay impacto en la seguridad de las centrales nucleares a lo largo de la costa del Pacífico», señaló la agencia nuclear de la ONU en un mensaje en X.
La operadora de la central de Fukushima Daiichi, Tepco, evacuó a unos 4.000 trabajadores de esa planta y de la vecina Fukushima Daini tras la emisión de una alerta de tsunami.
Además, la compañía suspendió el vertido al océano del agua tratada, siguiendo los protocolos de seguridad establecidos, según informó en un comunicado.
El Oiea confirmó que la descarga de agua fue detenida conforme a los procedimientos previstos para situaciones de emergencia.
Los datos del Oiea coinciden con los del Gobierno japonés, que aseguró que por el momento no se han reportado daños en estructuras ni en instalaciones nucleares del país, aunque se han producido interrupciones en el transporte y se mantiene el estado de alerta.
El terremoto, registrado a las 8:25 hora local (23:25 GMT del martes), provocó alertas de tsunami no solo en Japón, sino también en Rusia, Hawái y Alaska.
Las autoridades japonesas ordenaron la evacuación preventiva de zonas costeras en las prefecturas de Hokkaido, Aomori, Iwate, Miyagi, Fukushima, Ibaraki, Chiba, Kanagawa, Shizuoka, Mie y Wakayama.
Cerca de dos millones de personas recibieron órdenes de abandonar sus hogares o trasladarse a lugares seguros.
El recuerdo del desastre nuclear de 2011 sigue latente en Japón cada vez que se emite una alerta de tsunami.
El 11 de marzo de ese año, un terremoto de magnitud 9 frente a la costa noreste provocó una ola gigante que arrasó poblaciones costeras y desencadenó la peor crisis nuclear desde Chernóbil en la central de Fukushima Daiichi.
EFE