Fuente: El Espectador. Publicado el 16 de febrero de 2025) Con el ruido político judicial producido por el historial criminal del capo del contrabando Diego Marín Buitrago, capturado en Portugal, surgieron las evidencias de su capacidad de corromper entidades oficiales que ha llegado, incluso, a las más altas esferas públicas durante varios periodos presidenciales. Resurgió, también, el oscuro episodio, en 2020, de la renuncia obligada y bajo profunda presión política, del prestigioso general en retiro Juan Carlos Buitrago, director de la Policía Aduanera. Entrevista con quien hoy es consultor internacional.
En desarrollo de las investigaciones que realizábamos en la POLFA para combatir las estructuras del contrabando y otros delitos, encontramos una marcada contaminación de las instituciones por parte de los más poderosos contrabandistas, entre ellos Diego Marín, alias papá Pitufo, y otros, como alias el Bendecido y alias Pacho. Logramos limpiar la POLFA, hacerla más transparente y judicializar a los corruptos. También rechazamos cualquier injerencia indebida del nivel político o empresarial en nuestras decisiones, por ejemplo, cuando algunos abogados acechaban a mis investigadores intentando cooptarlos. En diciembre de 2019 estábamos en la cúspide de unas investigaciones altamente sensibles y comenzamos a obtener información precisa sobre intensos movimientos de las mafias para contrarrestar las acciones de la POLFA, la DIAN, la Fiscalía y otras agencias de Estados Unidos por el daño que les estábamos causando. La movida clave consistió en influenciar al gobierno Duque para que me relevara de la dirección de la POLFA a pesar de que me había ratificado en ese cargo solo unas semanas atrás.
Según se me dijo, el presidente Duque mandaba el mensaje de que me retiraba de la POLFA y me enviaría a la agregaduría policial de la embajada de Colombia en Italia, en momentos en que ese país había cerrado todas sus actividades por la pandemia. Entregué la dirección, salí a vacaciones y una semana antes de mi reintegro, le solicité al director general que me informara cuál era mi nueva destinación. No hubo respuesta. Eso evidenció, para mí, que no tenía sentido seguir luchando por una causa que, repentinamente, le había dejado de interesar al Gobierno. Por esa razón y otras circunstancias acumuladas, entendí que era una piedra en el zapato y decidí retirarme, de manera irrevocable, de la Policía Nacional bajo la clara convicción de que “los principios no se negocian” y la dignidad de los generales se respeta.
¿Tiene evidencias de que las mafias del contrabando “influenciaron la decisión del gobierno Duque de relevarlo de la dirección de la POLFA” o usted lo deduce por los hechos que conoció en ese momento?
No se trata de deducciones. Obtuvimos múltiples informaciones sobre una colecta que se estaba recaudando para sacarme del cargo, obstruir las investigaciones y evitar que las operaciones avanzaran. Según los datos que recopilamos, esa colecta alcanzaba una suma exorbitante de dinero. La veracidad de esa información fue constatada, recientemente, en las audiencias de imputación de cargos a alias papá Pitufo. Allí se dejó al descubierto que Marín Buitrago comentó con un agente encubierto, que había acudido al hermano del ministro de Defensa (Carlos Holmes Trujillo, QEPD) para sacarme del cargo. La colecta de alias papá Pitufo llegó a los $5 millones de dólares que se usaron para quitarme del camino. Con el fin de lograrlo, acudió a toda su maquinaria dirigida a doblegar al suscrito y a mis superiores a través de alcaldes, paisanos, amigos, comerciantes, empresarios, políticos, congresistas y, como dije antes, a familiares del ministro de Defensa y del presidente Duque. Esas evidencias están en poder de la Fiscalía.
Por estos días se han publicado muchas informaciones sobre el inmenso poder corruptor de Diego Marín pero lo que usted afirma va más allá ¿Ese capo del contrabando ha influido tanto en la cadena política del país como para alcanzar a familiares del ministros y presidentes?
Sí. Reitero que en el expediente reposan los informes que fueron remitidos, en su oportunidad, a la fiscalía y al ministerio de Defensa. Ahí se plasman los movimientos, intentos de soborno, amenazas, planes de atentado, mensajes a través de emisarios y reuniones clandestinas con funcionarios cooptados por Marín Buitrago.
Y, del otro lado, ¿también es cierto o no, que usted pasó de ser una estrella de inteligencia policial a oficial incómodo porque se negó a recibir, como subdirector de la POLFA, a un oficial que le recomendó el general Atehortúa por solicitud del expresidente Duque?
La designación de mi general Atehortúa como director general de la Policía nos alegró a muchos, básicamente por su trayectoria y sus calidades intelectuales y humanas. Pero él tuvo que enfrentar múltiples circunstancias incómodas, algunas vinculadas a presiones políticas. En mi caso, cuando se me quiso imponer a un oficial para el cargo de subdirector de la POLFA, le solicité, con el respeto debido, no hacer ese nombramiento. También se lo dije al director de la DIAN. Entonces, manifesté mi intención de renunciar. El presidente Duque fue informado de mi determinación. Mi posición molestó al expresidente Pastrana quien, como lo había hecho en otras ocasiones, se valió de múltiples estrategias, como la de acudir a infamias perversas basadas en fuentes inexistentes, para presionar al presidente Duque y al ministro de Defensa, con la exigencia de que debía salir de la Policía. Y logró su cometido.
¿A cuáles “infamias perversas” de Pastrana se refiere?
Para citar solo una de esas fantasías que se inventó, recuerdo cuando fue a visitar al fiscal (Francisco Barbosa), para decirle que el general Buitrago, el dictador venezolano Maduro y el expresidente Santos, estábamos fraguando un atentado contra él y contra el expresidente Uribe. En mi libro Los principios no se negocian, doy mayores detalles de esa historia insólita que nadie creyó. Quienes me conocen y han trabajado en mis equipos con misiones de altísima responsabilidad, saben que mi lealtad está del lado de los principios y los valores y que nunca estuve dispuesto a tragarme sapos para acceder a cargos de poder.
El oficial que le querían imponer a usted como su subdirector en la POLFA, es decir, su segundo, ¿era el edecán (ayudante) permanente de Pastrana, coronel Faxir Ramírez a quien el expresidente protegía y promocionaba siempre?
Sí.
¿Por qué Pastrana estaba interesado en que el coronel Ramírez fuera nombrado como su subdirector en la POLFA?
Esa es la pregunta que siempre me he hecho y que reitero en mi último libro. Debo decir que me opuse a la llegada del coronel Ramírez, entre otras razones, por un concepto previo emitido por la Dirección de Inteligencia. Sin embargo, ante la insistencia del expresidente y por requerimiento del presidente Duque, la DIAN repitió el proceso de selección en el que se elaboró un plan de mejora para el coronel que obligaba a la POLFA y a la propia DIAN a observar su desempeño. Entonces asumió la subdirección y en seis meses de trabajo conjunto, tuvimos una buena relación. En diciembre de 2019, cuando surgen las circunstancias que conllevan a mi relevo, se supo que el objetivo previsto era ubicar al coronel Faxir Ramírez en el cargo de director de la POLFA. Finalmente eso no ocurrió.
El gobierno Duque terminó nombrando al ayudante de Pastrana en la agregaduría de Chile. Allí protagonizó un escándalo vergonzoso cuando se pasó de tragos y agredió a agentes de ese país. Tal vez el secreto de la insistencia del expresidente conservador para que nombraran a su edecán, está en el poder que tiene la POLFA ¿Cuáles son las funciones del subdirector?
En la práctica tiene el control de los jefes de división de la Policía Fiscal y Aduanera de todo el país porque a su cargo está el control directo de las seccionales.
¿Cómo reaccionó Pastrana cuando usted prefirió la renuncia a ceder a sus presiones?
Al conocer mi renuncia irrevocable de la Policía, el expresidente Pastrana publicó un trino en que manifestaba, textualmente, que la salida del general Buitrago de la Policía era “la mejor noticia para el país en mucho tiempo”. Hoy me sigo preguntando, como lo hice en mi segundo libro, ¿podremos derrotar la hidra de mil cabezas? ¿Cuál era el interés real del expresidente y por qué le incomodaba tanto la labor del general Buitrago en la Policía Fiscal y Aduanera?
Con toda franqueza, ¿por qué consideraba que no podía ceder en cuanto al nombramiento del protegido de Pastrana?
Tenía suficiente ilustración. La presión del expresidente Pastrana llegó a tal nivel que puso contra las cuerdas al presidente Duque, al ministro de Defensa, al director de la Policía y al director de la DIAN. Seguramente ninguno lo va a reconocer. En ese mismo período, que yo podría denominar como el ocaso de nuestra exitosa gestión, estábamos recibiendo informaciones muy puntuales en el sentido de que alias papá Pitufo, que se sentía muy afectado por nuestros golpes, sabía que era inminente su captura, así como se conocía que íbamos a capturar a Alex Saab.
Hace unas horas, dos directores de la DIAN del gobierno Duque (Lisandro Junco y José Andrés Romero), publicaron un comunicado en que se apartan de sus afirmaciones aunque sin aludir a estas, directamente ¿Qué opina de ese comunicado? Antes le conté a usted que había compartido con el director de la DIAN de ese momento, mi intención de renunciar: es uno de los dos directores que firman el comunicado, el doctor José Andrés Romero. A él le manifesté que estaba dispuesto a retirarme por la presión política que se estaba haciendo para incidir en el nombre de quien sería el subdirector de la POLFA. Y él me aseguró que – si estuviera en mi lugar – haría lo mismo. Añadió que yo tenía todo su respaldo.
Me quedó sin palabras, entonces, frente a ese comunicado. En corrillos político-judiciales se comenta, desde hace años, que el expresidente Pastrana intriga, de manera permanente, en entidades oficiales como la POLFA, para que se cumplan sus deseos ¿Eso es cierto?
No solo en la POLFA. Durante muchos años, desde mi órbita de inteligencia, eran frecuentes lo que catalogábamos como “las pataletas” del expresidente para conseguir sus propósitos en distintas áreas de la Policía Nacional, con lo que podía afectar las carreras y estabilidad de un número importante de oficiales muy valiosos para el país, como – recuerdo ahora – cuando pretendió perjudicar al general Naranjo. Ojalá esta entrevista sea útil para contener ese tipo de injerencias indebidas que tanto daño causan a la institucionalidad.
¿En cuáles áreas de la Policía pretendía influir Pastrana? ¿En ascensos, retiros, nombramientos o en contratos?
Me reservo la respuesta.
Y hablando del capo del contrabando Diego Marín: ¿hasta dónde ha logrado corromper y penetrar, desde los años 90, el poder estatal colombiano? ¿Incluye a todo el Estado?
No es un mito, es una realidad. Lo que no creo, como se ha dicho públicamente, es que haya comprado la Junta de Generales. Quizás sí logró cooptar a algunos, así como a altos funcionarios y directivos de DIAN, fiscalía y puertos marítimos, sometiéndolos a sus pretensiones criminales. Los más poderosos contrabandistas han destinado altas sumas de dinero para construir toda una telaraña de corrupción. Este engranaje contempla una maquinaria de comunicación a su favor, y el desprestigio de oficiales clave como ocurrió en mi caso, además de atentados, amenazas, y sobornos. Este esquema corruptor ha operado durante las últimas tres décadas en Colombia y se intensifica, con especial cautela y audacia, antes de la llegada de las nuevas administraciones. El posicionamiento de sus alfiles en el poder, era motivo de euforia y celebración al mejor estilo de la saga mafiosa de El Padrino.
¿Usted está de acuerdo en la calificación, para Marín Buitrago, de “nuevo Pablo Escobar”?
Sí. En mi opinión, alias papá Pitufo es el pablo escobar del contrabando y de la corrupción, el más poderoso y temido capo de las últimas décadas en nuestro país y la región.
¿Por qué alcanza esa categoría criminal?
Porque logró construir un emporio global del crimen moviéndose, con versatilidad, en el mundo de la legalidad pero actuando desde la ilegalidad: alcanzó a convertirse, a través de empresas fachadas, en el primer importador del país en textiles y confecciones, además del dominar el contrabando de cigarrillos y licores. Fue informante de la DEA y organizaba bacanales, tours y viajes en yates y aviones por el Caribe y Europa. En esos viajes participaban agentes federales de Estados Unidos y funcionarios colombianos y extranjeros. Hay pruebas recientes que fueron develadas en una audiencia de acusación contra un exagente de la DEA, en Estados Unidos. Alias Pitufo se ufana de haber controlado a la POLFA, la DIAN, la Fiscalía y la operación de los puertos de Buenaventura y Cartagena por más de 24 años. Pagaba, junto con alias el Bendecido y alias Pacho, $70 millones de pesos por contenedor de cigarrillos de contrabando que lograban ingresar al país, y $300 millones para las cabezas de las instituciones que lograba someter.
¿Cuáles avances investigativos habían logrado ustedes, en el momento de su renuncia, para que el contrabandista Marín se preocupara tanto que distribuyó $5 millones de dólares con el fin de armar un complot en su contra?
Las investigaciones contra alias papá Pitufo venían desde hacía años pero él, hábilmente, lograba imponer su capacidad criminal y corruptora para contenerlas, tal como ocurrió durante mi administración y la del doctor Juan Ricardo Ortega, director de la DIAN. Se realizaban esfuerzos significativos con estrategias especiales, equipos de investigadores sin tacha; usábamos casas de seguridad y articulábamos, de manera muy confidencial, los esfuerzos de fiscales y funcionarios de la DIAN y Estados Unidos, pero, de manera extraña, al final, no se conseguía materializar su captura. Pues claro: el nivel de infiltración era enorme. Él estaba enterado de las diligencias judiciales y las contrarrestaba en múltiples formas.
Se dice que los grandes contrabandistas, en particular Marín Buitrago, contratan, estratégicamente, penalistas mañosos para entorpecer los procesos judiciales ¿Eso es cierto?
Es cierto. Aparte de su ADN criminal, alias Pitufo ha tenido la sagacidad de instalar la más grande red de corrupción no solo en cargos clave de las instituciones responsables de investigarlo; también en el control de los procesos judiciales, mediante investigadores privados y abogados sin escrúpulos que cooperaron, sobornaron y obstruyeron importantes diligencias en su contra. Por esta razón, felicito la labor desarrollada en los últimos meses por el coronel Yorguin Malagón, actual director de la POLFA, por su equipo y por los de la DIPOL, la DIJIN, la DIAN y la Fiscalía. Debemos reconocer que el último año fue decisivo en la judicialización y captura de las cabezas del contrabando más poderosas en la historia reciente del país.
¿Quiénes son esos abogados?
No puedo dar detalles porque son de reserva en la investigación judicial que actualmente cursa en la fiscalía.
¿Marín Buitrago también contrata bufetes reconocidos por tener contactos sociales con el alto poder judicial y político?
Sí. Las informaciones de inteligencia obtenidas nos permitieron recaudar material irrefutable de reuniones y actividades clandestinas entre abogados, investigadores privados y funcionarios públicos corruptos al servicio de las cabezas del contrabando. Buena parte de la evidencia fue recopilada por la POLFA en acción conjunta con las agencias federales estadounidenses, y se encuentra en los expedientes de la justicia americana, de la fiscalía de Colombia y de los organismos de seguridad del Estado.
33 años en inteligencia y operaciones contra estructuras criminales
Cuando usted salió de la dirección de la Policía Fiscal y Aduanera en 2020, y pese a que su retiro fue presionado por el gobierno Duque, llevaba un récord importante de resultados. En cifras, ¿cuáles fueron los más destacados?
Por más de 33 años estuve al servicio del país no solo en la Policía Nacional sino también en el INPEC, la DNI, la DIAN y, en comisión en agencias como EUROPOL y el FBI. Mi especialidad es la inteligencia estratégica, la inteligencia de Estado y las operaciones de alto impacto contra las estructuras criminales nacionales e internacionales del narcotráfico, terrorismo, contrabando y lavado de dinero. Cuando fui designado por el presidente de la República (Santos, en enero de 2018), para asumir la Dirección de la POLFA, las directrices fueron muy claras en el sentido de que debía usar mis capacidades para golpear las mafias más poderosas del país. Acepté el reto con un equipo extraordinario de policías. En dos años de gestión, desarticulamos 92 estructuras del crimen, capturamos a más de 1.500 contrabandistas y a 63 funcionarios corruptos; se incautaron millones de dólares en bienes, dinero y mercancía ilícita, inclusive oro ilegal y armas, sin relacionar otros resultados específicos.
Estrategia Triángulos, mecanismo continental contra el contrabando
Usted es, hoy, consultor ¿Cuáles actividades desempeña y quiénes lo contratan?
La experiencia acumulada en inteligencia e investigación criminal, y mi última posición en la Policía como director de la POLFA, me permitió tener la confianza del sector empresarial y de los organismos multilaterales. Hoy cumplo una intensa agenda académica en diferentes universidades dentro y fuera del país. Y acepté una oferta de organismos multilaterales y del sector particular para liderar un mecanismo público-privado que ha sido muy exitoso, con el objetivo de prevenir y combatir el comercio ilegal y el crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe. Se denomina Estrategia Triángulos y funciona por capítulos: Norte, con sede en México; Centro, con sede en Panamá; y Sur, en Argentina. Lo integran más de 300 autoridades aduaneras, judiciales, de investigación e inteligencia, y policías fronterizas del continente. Nuestros aliados clave son el Departamento contra la Delincuencia Internacional de la OEA; Naciones Unidas, Ameripol, Europol y OLAF entre otros. Finalmente, apoyo a unos gobiernos de Centro y Sur América, en reformas de aduanas, policías y servicios de inteligencia, en coordinación con la embajada de Estados Unidos.