
El juez Alexandre de Moraes, del Supremo de Brasil, advirtió este jueves al expresidente Jair Bolsonaro por incumplir unas medidas cautelares impuestas por la Justicia, pero consideró que se trató de un hecho «aislado» que no merece endurecer las sanciones que ya pesan en su contra.
La advertencia fue consecuencia de la presencia de Bolsonaro, el pasado lunes, en un acto político, en el que hizo un duro discurso contra la Corte Suprema, que le juzga por golpismo y ha abierto una nueva causa por las gestiones que, junto a su hijo Eduardo, estaría haciendo para que EE.UU. sancione a los jueces y al propio país.
Ese acto siguió a la imposición de unas medidas cautelares que le impidieron usar sus redes sociales hasta por vías indirectas, le obligaron a usar una tobillera electrónica y limitaron sus movimientos, entre otras restricciones.
El discurso de Bolsonaro, en el que mostró la tobillera, se dijo víctima de una «suprema humillación» y afirmó que él solo cree «en la ley de Dios», fue grabado por terceros y tuvo una gran repercusión en las redes sociales.
Sin embargo, el juez De Moraes, relator de los procesos contra el líder de la ultraderecha en el Supremo, aceptó la explicación de la defensa de Bolsonaro y consideró que fue «una irregularidad aislada, sin noticias de otros incumplimientos hasta el momento».
También señaló que Bolsonaro no tuvo la «intención» de que esos videos circularan como lo hicieron en las redes sociales y admitió que el exmandatario «viene observando rigurosamente las reglas de recogimiento impuestas».
Por esa razón, subrayó que se abstiene de «convertir las medidas cautelares en prisión preventiva», pero advierte que, en caso de «nuevos incumplimientos, la conversión será inmediata».
Las restricciones fueron ordenadas en el marco de una nueva investigación, que intenta determinar la responsabilidad del líder ultraderechista y su hijo y diputado Eduardo en una campaña para que Estados Unidos sancione a los jueces del Supremo y al propio Brasil.
Entre otras medidas, también se le obligó a permanecer en su casa durante la noche y fines de semana, al menos mientras se investiga si las gestiones que el diputado dice hacer en EE.UU., donde está desde marzo financiado por su padre, llevaron al presidente de ese país, Donald Trump, a amenazar con aranceles del 50 % al país.
El propio Trump justificó esa sanción en la «caza de brujas» que a su juicio sufre Bolsonaro, y exigió que cese el proceso penal que enfrenta, a fin de no aplicarla a partir del 1 de agosto próximo.
En respuesta a los abogados de Bolsonaro, De Moraes aclaró que el exmandatario no tiene prohibido conceder entrevistas o hacer algún tipo de discurso público.
Pero subrayó que «no será admitida la utilización de subterfugios para mantener prácticas criminales, como la instrumentalización de entrevistas o discursos como ‘material prefabricado’ para posterior publicación en redes sociales de terceros previamente coordinados». EFE