El eco de la voz del cantautor venezolano Frank Quintero resonó en los viñedos de Bodegas Pomar en Altagracia, donde el público, la naturaleza y el atardecer larense protagonizaron un concierto íntimo en el que interpretó varias de las canciones icónicas de sus más de 50 años de carrera artística.
“Esto es un sueño hecho realidad. Dicen que si uno habla y pide, el universo escucha”, fueron unas de las primeras palabras de Quintero al comenzar el concierto, al lado de una laguna cristalina que reflejaba los últimos esbozos del día. La tarima, en el centro y con público de ambos lados, albergó por más de una hora a seis músicos solemnemente vestidas de blanco que le dieron vida a las melodías del maestro.

Mientras abría el concierto con su tema “Promesas”, el público ya acompañaba la tarde con vinos que en algún momento habían nacido en esa misma tierra de gracia. “Yo te di promesas sin saber nuestro porvenir, promesas por creer en lo creí, promesas…”.
Entre canción y canción, las nuevas y viejas generaciones de fanáticos de Frank Quintero se unían cada vez más al coro de sus éxitos para celebrar el fin de la vendimia en Altagracia y los 40 años de Bodegas Pomar. Rosibel Crespo, seguidora del cantautor venezolano, destacó la fuerza de los instrumentos y su conjugación con la voz del artista. Para ella, también fue una forma de establecer un vínculo con su pasado: “Me conectó con un ser que realmente amo y extraño: mi mamá”.

Más allá, al fondo, los vides se impregnaban de temas icónicos como “Sin Querer Evitarlo”, “Cuestión de fe” y “Ya no somos los mismos”. El maestro miró a su alrededor, observó su entorno y narró cómo nació la idea de dar un concierto en un lugar como ese.
“Hace unos años vi un concierto de Kenny Loggins en los bosques rojos de Colorado, algo así como estos pero sin el agua. Yo dije: ‘algún día yo voy a hacer esto’. Pasaron 10 años y aquí estoy y lo estoy haciendo gracias a ustedes”. El público aplaudió a la expectativa de un concierto inolvidable que se celebró el 30 de agosto.
Un cover y la complicidad musical
Había público de todas partes del país, muchos llegaron por su cuenta y otros aprovecharon el servicio de transporte de la Wawa. La complicidad entre Frank Quintero y las músicos del del Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela siempre fue evidentemente agradable para todos los presentes.

“Formamos un equipo demasiado extraordinario para esta performance, porque el maestro es un ícono de este país y representar tanta historia es lo que nos mueve y nos hace estar aquí el día de hoy. Frank Quintero es una persona súper maravillosa, un ser humano increíble, un poeta de la música, de la letra”, dijo para El Diario Viviana Casas, violonchelista del concierto.
Sonó “Baila Conmigo”, “La Dama de la Ciudad” y el maestro sorprendió con una canción que no forma parte de sus composiciones, pero no sin antes contar una breve anécdota de cómo conoció al baterista de la banda argentina Enanitos Verdes, Jota Morelli, en la Berklee College of Music de Estados Unidos. “A lo largo de esta carrera, que ha sido larga, tuve la suerte de conocer a muchos músicos”, agregó Quintero.

“Me quieren agitar, me incitan a gritar; soy como una roca palabras no me tocan, adentro hay un volcán…”, sonó la canción “Lamento boliviano”, de Enanitos Verdes, y el público entre copas de vino comenzó a corear al unísono: “Y yo estoy aquí, borracho y loco. Y mi corazón, idiota, siempre brillará”.
El cantautor venezolano recordó que durante la pandemia grabó un disco de versiones en el que incluyó este tema clásico del rock latinoamericano. El ensamble de músicos le dio un toque original a esa melodía, antes de que Quintero cantara por primera vez una pieza dedicada a la mujer más importante en su vida.
Una canción inédita y el amor de Frank Quintero por las mujeres
“Me di cuenta que al estar rodeado de mujeres, he recibido muchísimo de ellas. Pero la mujer que más amor me ha dado y la mujer que más he amado es Venezuela, es mi tierra”. Esa frase de Frank Quintero fue el preámbulo de la canción que hasta ese momento era inédita, “Así es mi tierra”. Cuenta el maestro que semanas antes, cuando fue por primera vez al viñedo de Altagracia, se inspiró por lo mágico del paisaje y compuso ese tema.

“Así es mi tierra, tal como ella, franca y generosa, inmensamente hermosa. Una perla en la arena que custodia la brisa, el cantar de sirenas en las olas del mar. Así es mi tierra…”.
La vendimia, que es el proceso de cosechar las uvas con las que luego se elabora el vino y la sangría, ocurre dos veces al año en los viñedos de Altagracia. Por este año, la época de cosecha iba llegando a su fin y los racimos de uvas escuchaban los ecos de las melodías que cantaba el público:
“Miguel” (aquel muchacho que caminaba despacio), “Misteriosa mujer” (de ajustados bluyines tacones bien altos), “A los 4 vientos” (besarte a plena luz del día, mientras escucho decir que eres mía)…

Rafael Aparicio, gerente de Bodegas Pomar y sangría Caroreña, comentó que por los 40 años de Bodegas Pomar decidieron abrir las puertas al público y celebrar el cierre de la vendimia con el cantautor venezolano. “Esta experiencia la quisimos vivir de manera distinta. Y aparte, mezclado con la capacidad del maestro Frank Quintero de escribir sinfonías como obras de arte; al final nuestros vinos terminan siendo eso: una obra de arte, porque necesita medidas meticulosas para lograr el vino que al final todos disfrutan en un sorbo”.
Se acercaba el final del día y Frank Quintero entonó una canción por la que siempre se le recuerda, “Química”: “de tu cuerpo y mi cuerpo”.

Bajó de la tarima con “Cierra los ojos”, pero el público pedía “Amantes de luna llena”, aquella canción que le dio música a la telenovela homónima de Leonardo Padrón en el año 2000.
Pasaron los minutos y se pensaba que Frank no volvería al escenario, cuando tomó su guitarra y subió para recitar: “Un sueño a medio despertar… un beso en la mejilla, razón y maravilla en este mi soñar…”.

Un enjambre de libélulas rodeó el escenario y al público. Para algunos fue un estorbo, para otros un espectáculo visual. Los insectos llegaron como si hubiesen sabido que el concierto estaba por terminar para aplaudir con sus alas.
Y al fondo, las uvas cerraban la vendimia con notas de uno de los músicos más importantes de Venezuela, esas uvas que algún día serán vino y tendrán la esencia de un momento único que se vivió en Altagracia.
“Mientras viva… Mientras pueda soñar…”.
La entrada Música y brindis: la experiencia que dibujó Frank Quintero con un concierto íntimo en los viñedos de Pomar se publicó primero en El Diario.