
Los médicos del hospital pediátrico “Agia Sofía” de Atenas presentían que algo no estaba bien. Una beba de apenas dos meses había entrado al centro de salud sin indicios previos de una enfermedad grave, pero murió de forma repentina.
Por: TN
El informe preliminar indicó que podía ser un posible episodio epiléptico, pero los signos físicos en el cuerpo señalaban hacia otra cosa: una asfixia. Es por eso que el equipo decidió elevar un informe detallado a la fiscalía.
La madre estaba con la beba en el hospital. Había llegado angustiada, pidió ayuda desesperada y luego se mostró errática: lloraba, gritaba, pero después se volvía fría y distante.
Cuando los investigadores empezaron a buscar antecedentes, descubrieron que esa mujer ya había perdido otra hija hace poco más de un año. También había estado presente cuando murieron el bebé de una amiga y su propia hermana, años atrás.
La mujer era Irini Mourtzoukou, de 25 años. Lo que al principio parecía una tragedia personal, pronto se convirtió en una causa que conmocionó a Grecia. Hoy está detenida y acusada de haber matado a cuatro bebés: sus dos hijas, su hermana menor y el hijo de una amiga.
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