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viernes 1 de agosto 2025
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Millones de refugiados y desplazados perdieron ayuda de la Acnur por recortes financieros

Refugiados rohingya en un campamento de Cox’s Bazar, en Bangladesh. ACNUR/Susan Hopper

 

 

Once millones de refugiados y desplazados por la fuerza han dejado de recibir ayuda y servicios esenciales por parte de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) debido al recorte total de la financiación que recibía de Estados Unidos, al que se han sumado reducciones en las aportaciones de otros países, como Francia, Japón o los Emiratos Árabes Unidos.

«Esto significa que un tercio de las personas que ayudamos no recibirán los servicios que les brindamos habitualmente. Detrás de estos números hay familias que deben tomar decisiones que para cualquiera de nosotros serían dramáticas y que para ellos lo son todavía más, y que van desde ayuda médica, para la educación o la alimentación de los niños», dijo la directora de Relaciones Externas de ACNUR, Dominique Hyde.

La representante del organismo humanitario explicó que la consecuencia inmediata de la interrupción de las contribuciones de Estados Unidos y de la rebaja de otras aportaciones es que «se deja a millones de personas en circunstancias indignas y que aumenta el riesgo de explotación y abusos».

ACNUR indicó que necesita al menos 1.400 millones de dólares adicionales a lo que ha recibido hasta ahora para mantener programas esenciales que, debido a la falta de recursos, ha tenido que cerrar por el momento.

El presupuesto anual que requiere el organismo para actuar en las decenas de países en los que presta ayuda – en muchos casos vital y que representa la diferencia entre la vida y la muerte- es de 10.600 millones de dólares.

Los fondos son siempre difíciles de reunir, pero en una situación «normal» a estas alturas del año ACNUR ha podido reunir entre el 40 % y 50 % de sus requerimientos financieros.

Sin embargo, en estos momentos apenas ha recibido el 23 % de lo que necesita para seguir trabajando.

«Nuestros equipos reducidos en el terreno se están concentrando en lo que pueden hacer para salvar y proteger vidas de personas que siguen estando forzadas a huir, en medio de un número de emergencias que va en aumento», explicó Hyde.

En los últimos meses, ACNUR ha reducido un tercio de su personal en más de 500 oficinas que tenía en el terreno, sean de nivel nacional, regional o local, particularmente en contextos de crisis humanitaria en los que su trabajo adquiere más sentido cuanto más cerca está de las poblaciones a las que debe servir.

Como ejemplo del impacto de la obligada priorización de servicios de supervivencia, ACNUR ha tenido que cerrar programas escolares para 800.000 niños refugiados en la región del Cuerno de Africa, así como sus actividades para proporcionar refugio (generalmente en tiendas de campaña), a cambio de preservar la alimentación, programas nutricionales o sanitarios.

No obstante, Hyde recordó las repercusiones indirectas de ciertas medidas: «Menos refugios implica más violencia sexual, y menos educación más matrimonios tempranos».

EFE

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