El temor a deportaciones masivas —y a posibles separaciones familiares— se cierne como una losa sobre decenas de miles de migrantes como los que el viernes pasado acudían a un reparto de comida para la fiesta de Acción de Gracias, organizado por la ONG New Immigrant Community Empowerment (NICE, en sus siglas inglesas). Para muchos de ellos este jueves será su primera Acción de Gracias (Thanksgiving en inglés), la fecha más importante del calendario festivo estadounidense, pero también la última si los planes de Donald Trump de expulsar a los indocumentados (11,3 millones en EE UU, 412.000 en Nueva York) se sustancian por encima de las abundantes complejidades técnicas (la gestión de expedientes, la mayor de todas).
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