Venezuela, es un país oprimido que en las últimas décadas ha sobrevivido bajo un errático modelo económico de carácter neomarxista. Venezuela se encuentra sumida en una mega crisis económica sin parangón en la historia contemporánea.
La destrucción alevosa de su aparato productivo, el colapso inducido de su infraestructura y la desconfianza absoluta en las instituciones burocráticas han dejado al país al borde del abismo. En este contexto, se nos presenta una necesidad urgente: y ese requerimiento patriótico, es un plan integral de liberalización económica.
Este enfoque, que rechaza las soluciones intervencionistas, estatales y redistributivas, se orienta hacia la restauración del orden liberal del mercado, el respeto absoluto a la propiedad privada y la libre competencia como motores fundamentales del crecimiento económico.
Las soluciones propuestas, si se implementan de forma coherente, rápida y con audaz determinación política, permitirán no solo la recuperación de la actividad económica de Venezuela, sino también el restablecimiento de la confianza interna y externa, esencial para la regeneración del aparato productivo nacional.
A continuación, se detallan algunas de las principales las medidas necesarias para liberalizar los factores económicos del país y las consecuencias positivas que se pueden esperar de su adecuada implementación.
1. Eliminación de las Restricciones al Mercado de Precios:
La intervención estatal en los precios, especialmente en sectores como el petróleo, los productos básicos, la energía y los alimentos, ha distorsionado la señal fundamental de cualquier economía: el precio.
Según nuestro enfoque personal, los precios son la señal por excelencia que guían todas las decisiones de los agentes económicos hacia una asignación eficiente de los recursos. La primera medida que un gobierno serio y responsable debe tomar es la eliminación de todos los controles de precios y la liberación inmediata del mercado de divisas. La intervención socialista en los precios ha llevado a una escasez crónica de bienes, una sobreproducción de dinero inorgánico y una hiperinflación desmesurada.
El mercado debe ser dejado en total libertad para ajustar la oferta y la demanda, sin la manipulación perniciosa de las nuevas autoridades. Solo de esta manera se eliminará el racionamiento, las largas colas y el mercado negro que hoy dominan la vida cotidiana de los venezolanos humildes.
2. Desnacionalización y Privatización de las Empresas del Estado:
La nacionalización de sectores clave de la economía ha demostrado ser un error costoso que únicamente ha llevado al empobrecimiento generalizado del venezolano de a pie. La propiedad estatal en sectores estratégicos, como el petróleo (PDVSA), la electricidad (Corpoelec),.la telefónica CANTV, las siderúrgicas y la producción agrícola, ha sido absolutamente ineficaz y sólo ha promovido la corrupción del funcionariado.
En nuestra visión, la privatización masiva de todas las empresas estatales es una medida indispensable y crucial. Esto no solo fomentará la eficiencia, sino que devolverá la propiedad (expropiaciones) de los recursos a manos privadas, donde la competencia, la rentabilidad y la innovación son los factores decisivos en la asignación de recursos. Se debe aplicar un plan de privatización general a corto plazo, que permita la transferencia de activos estatales a inversores nacionales y extranjeros, bien dispuestos a comprar y gestionar eficientemente las industrias con criterios de rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
3. Reformas Fiscales:
En un país que ha experimentado una orgia de gasto público desenfrenado y una descontrolada emisión de moneda sin respaldo, es imperativo realizar reformas fiscales y monetarias profundas. El primer paso es eliminar el déficit fiscal, que solo ha contribuido a la inflación galopante y al debilitamiento de la moneda nacional. Esto implica la reducción drástica del gasto público en áreas innecesarias, como subsidios y programas clientelistas, y la implementación de un sistema fiscal basado en impuestos bajos (o nulos) y de bajo cumplimiento administrativo, lo que incentivará la formalización de la economía. La creación de un mínimo sistema impositivo que sea transparente, equitativo y que busque financiar exclusivamente el funcionamiento básico del gobierno esencial.
4. Reformas Monetarias:
En el ámbito monetario, es urgente la reforma total del sistema monetario, que podría incluir la dolarización de facto o la adopción de otra moneda estable. El bolívar ha perdido toda su credibilidad, por lo que la inflación no solo debe ser combatida mediante una política de control de la emisión monetaria, sino también con la restauración de la confianza en una moneda extranjera o en un sistema de caja de convertibilidad que permita la estabilidad final de precios.
5. Reforma Laboral y Desregulación del Mercado de Trabajo:
La rigidez del mercado laboral venezolano, en el que predominan las políticas proteccionistas y los salarios nominales artificialmente elevados, ha reducido drásticamente la capacidad de las empresas criollas para generar empleo y ha incrementado la informalidad. La reforma del sistema laboral debe estar orientada hacia la flexibilidad, favoreciendo la libre negociación entre empleador y empleado. Debe eliminarse la ineficaz legislación laboral que restringe la contratación y el despido, permitiendo así que las empresas puedan ajustarse rápidamente a las nuevas condiciones del mercado y maximizar la productividad. La creación de un sistema que favorezca la movilidad laboral y que permita a las personas encontrar empleo en los sectores más dinámicos de la economía es fundamental. Los nuevos sindicatos democráticos serán socios productivos del empresariado y no vulgares extorsionadores chantajistas.
6. Apertura Comercial y Reducción de Barreras al Comercio Internacional:
El proteccionismo ha causado un aislamiento de Venezuela del resto del mundo, impidiendo que el país se beneficie de las ventajas comparativas que podrían potenciar sus sectores productivos. La liberalización del comercio internacional es un paso indispensable para reintegrar a Venezuela en la economía global. La eliminación de aranceles y barreras no arancelarias, así como la promoción de tratados de libre comercio con países de la región y de otras partes del mundo, acelerará la reconstrucción de la infraestructura productiva y la generación de divisas.
7. Restauración de la Propiedad Privada y la Seguridad Jurídica:
La propiedad privada es uno de los pilares fundamentales sobre los cuales se construye el orden económico. La propiedad privada deberá ser un derecho humano fundamental en la nueva Venezuela liberal democratica. La creciente expropiación de bienes por parte del Estado chavista ha desincentivado la inversión y ha sembrado el miedo entre los empresarios internacionales. Es imperativo que el nuevo gobierno liberal de Venezuela garantice de manera explícita y formal la seguridad jurídica y la protección sagrada de la propiedad privada. La implementación de una legislación que respete los derechos de propiedad y que castigue cualquier tipo de expropiación arbitraria restablecerá la confianza en el sistema económico y atraerá a los inversores tanto nacionales como extranjeros.
8. Fomento de la Competencia y el Libre Mercado:
El monopolio y el oligopolio son enemigos naturales del progreso económico nacional, pues desalientan la innovación y elevan los precios a costa del bienestar de los consumidores.
El restablecimiento de un marco regulatorio que favorezca la competencia y la libre empresa es esencial para reactivar todos los sectores productivos de la economía. La creación de un sistema judicial profesional, imparcial, eficiente y autónomo que resuelva disputas económicas con equidad es fundamental para asegurar que las fuerzas del mercado puedan operar sin interferencias que impidan la competencia genuina.
El proceso de liberalización económica en Venezuela será un camino arduo a corto plazo. No obstante, con el enfoque correcto y un compromiso real con las reformas estructurales, los frutos jugosos de estas medidas regeneradoras comenzarán a verse en un plazo relativamente corto.
La liberalización permitirá la restauración del capital humano (Diáspora), la generación de empleo a través de la creación de nuevos negocios tecnológicos y el estímulo a las empresas privadas, la desaparición gradual de la híperinflación galopante, y la paulatina reconstrucción de la confianza interna y externa.
En términos de crecimiento económico, se puede prever que en los primeros años habrá una volatilidad considerable mientras se ajustan los mercados, pero la recuperación será sostenida a largo plazo, con la creación de una saludable economía competitiva, abierta y libre que permitirá a Venezuela integrarse de nuevo en el mundo como un actor económico global relevante.
A medida que se disuelvan las distorsiones y se estabilicen las políticas fiscales y monetarias, el país verá una franca recuperación en la inversión, una y una reducción drástica de las tasas de pobreza extrema.
Este plan económico liberal es, por supuesto, ambicioso y requiere de un liderazgo valeroso para sortear los peligrosos obstáculos iniciales (asonadas, conatos e intentonas) que inevitablemente se presentarán entre los residuos comatosos del antiguo régimen, pero una jefatura político militar con apoyo popular, visión, coraje y una firme convicción en los principios de la libertad económica puede y debe concretar estas reformas profundas que levantarán al país.
Venezuela, si se toma el camino correcto, podrá no solo salir de la crisis airosa, sino emerger como un ejemplo próspero y exitoso de transición de un sistema social comunista hacia un modelo de economía libre y abierta (El milagro económico Venezolano).