
María Corina Machado habla con EL MUNDO desde su escondite clandestino («no saben dónde estoy»), el lugar desde que ha liderado la respuesta de los venezolanos al último fraude electoral del chavismo. Serena, firme y tragando saliva al recordar a los últimos amigos encarcelados, la líder opositora (57 años) no cede un centímetro en su lucha.
Por: El Mundo
«Nunca me he sentido tan orgullosa de ser venezolana como me siento hoy. A veces pienso que estar tan encerrada me ha permitido estar más concentrada en las tareas que hay que hacer y que se están haciendo», desvela a este periódico, además de fustigar a los opositores que participaron en las elecciones de la semana pasada y precisar los avances de la causa democrática.
Han transcurrido 10 meses desde la histórica victoria electoral de la oposición venezolana y el posterior fraude y golpe contra la soberanía popular orquestado por el chavismo, que llenó de prisioneros políticos las mazmorras de Nicolás Maduro. «Vamos ganando 4 a 0», insiste sin embargo Machado, tras las victorias en las primarias, en las presidenciales y en los comicios fakede hace una semana, a lo que suma la Operación Guacamaya, que liberó y extrajo a sus colaboradores bajo asedio en la Embajada de Argentina.
Habría que sumar otro gol tras el fin de la licencia para que la petrolera estadounidense Chevron opere en Venezuela. «Nunca el régimen ha estado en una posición de tanta debilidad», subraya la líder opositora, quien está convencida de que la lucha por la libertad no está estancada.
PREGUNTA. Los venezolanos han apoyado en las urnas, esta vez con la abstención, la propuesta liderada por usted y por Edmundo González Urrutia. Venezuela pasó de un 28-J de 2024 de fervor popular, con un entusiasmo que arrastró a los venezolanos a las urnas, a las calles tan vacías del domingo pasado, que en muchos lugares del país asemejaba el 1 de enero. ¿Cómo vivió el 25 de mayo desde la clandestinidad?
RESPUESTA. Lo viví con profundo orgullo. Les salió el tiro por la culata, trataron de construir una gran farsa para enterrar el 28-J, para transmitir división en las filas democráticas y que el país estaba aterrado. Y se convirtió en todo lo contrario: un ejercicio de desobediencia cívica que ha supuesto una derrota monumental para el régimen. Si algo es idéntico entre el 28-J y el 25-M es el coraje y la conciencia cívica de los venezolanos. Que nadie se engañe: fue un acto de desobediencia consciente y valiente. Estamos enfrentando un sistema que aplica terrorismo de Estado, todo el que dice algo que al régimen no le gusta es acusado de terrorista y va desaparecido o preso. Ya sea tuiteando, posteando o reclamando agua o comida. La represión es brutal y total en Venezuela, pero los venezolanos demostramos el 25-M que entendemos que tenemos un mandato y lo vamos a hacer cumplir.
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