Venezuela está experimentando una profunda crisis que ha llevado a sufrimiento generalizado entre la población. La situación se caracteriza por la combinación de una crisis política, económica y social, que ha resultado en inseguridad alimentaria, falta de acceso a servicios básicos como salud y medicinas, y un éxodo masivo de personas buscando mejores condiciones de vida en otros países.
Para estudiosos y expertos en materia de crisis económica, Venezuela se ha convertido en un Estado cuasi fallido, incapaz de garantizar la seguridad ciudadana y el bienestar de su población. El régimen no controla importantes zonas, donde los poderes públicos han desistido de aplicar la violencia legal. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB per cápita se ha contraído un 74,2% entre 2015 y 2019, como resultado de la crisis económica, con agudos fenómenos de recesión, hiperinflación y devaluación de la moneda. El FMI estima para 2023 un PIB per cápita de 3.459 dólares, cuando, en 2015, fue de 10.568. El descalabro económico ha tenido graves consecuencias sociales. Cuatro años de hiperinflación y dos reconversiones monetarias han expulsado a más de siete millones de personas, en un país de 28 millones. El éxodo venezolano supone la segunda mayor crisis migratoria internacional detrás de Siria. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Venezuela ya perdió el 20% de su población y se estima que 2.000 personas abandonan diariamente el país. Venezuela supone un múltiple desafío para la comunidad internacional. Ha pasado de ser una potencia regional liderada por Chávez, un actor internacional activo, a ser un petro-Estado mal administrado que sufre una emigración masiva y es incapaz de producir su principal producto de exportación, el petróleo.
Ahora bien, el régimen no está dispuesto a ser derrotado en las elecciones porque perderlas significaría no sólo ceder en el terreno político, sino también poner en peligro los intereses económicos de su élite, con el riesgo de acabar en la cárcel. Así, han diseñado simulacros de elecciones con candidatos opositores domesticados, vetando a aquellos que amenazan su continuidad.
Es evidente, la ingobernabilidad en Venezuela se ha convertido en un tema de gran preocupación tanto a nivel nacional como internacional. A continuación, se presentan algunos de los factores que han contribuido a esta situación. La crisis en Venezuela ha estado enfrentando una profunda crisis económica, marcada por la tendencia hacia la hiperinflación, la escasez de bienes básicos, el colapso de servicios públicos y un alto nivel de pobreza general que se mueve sobre el 90%.
Otros de las complicaciones que gravita sobre la crisis que transita el país y su gente es la corrupción, ha sido un problema persistente en la administración pública. Los escándalos de corrupción han socavado la confianza de la ciudadanía en las instituciones y en el régimen, lo que ha contribuido a la percepción de ingobernabilidad. Esta realidad se desliza continuamente en una represión selectiva y violaciones de derechos humanos: La represión de la oposición política, la detención de líderes opositores y las continuas violaciones de derechos humanos han llevado a un ambiente de tensión y conflicto.
Es significativo enfatizar que la situación Venezuela es muy compleja y está sujeta a diferentes interpretaciones. Algunos argumentan que, a pesar de las dificultades, el régimen mantiene cierto control y estabilidad. Sin embargo, la mayoría de los análisis coinciden en que existen serios problemas ante descritos de gobernabilidad que dificultan la resolución de las múltiples crisis que enfrenta el país.
Lo grave es que se confunden Estado y Gobierno, y lo que brota es la cabeza del totalitarismo puro, situación que hace que no funcionen los niveles intermedios que son los que tienen la misión para solucionar las diversas demandas económicas, sociales y políticas de los venezolanos, sin distingo de ideologías políticas. La revolución bolivariana se viene configurando sobre base de la ingobernabilidad, situación lenta que arruina peligrosamente la democracia, mostrando un escenario económico, social y político de destrucción que se compara con la temeridad en cualquier decisión.
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