El poder, es efímero. Aunque a menudo se percibe como algo sólido y duradero, su naturaleza es transitoria. Aquellos que hoy lo ostentan pueden perderlo mañana, ya sea por cambios políticos, sociales o económicos, o simplemente por el paso del tiempo. El poder se asemeja a una ola: puede parecer inmensa y poderosa mientras está en la cresta, pero inevitablemente se disipa y retrocede.
Esta cualidad efímera del poder es un recordatorio de la importancia de utilizarlo con sabiduría, prudencia y humildad, conscientes de que no es una posesión eterna, sino una responsabilidad temporal. El poder político es, en efecto, efímero. Esta afirmación se basa en la constante evolución de las sociedades, los cambios en las estructuras de gobierno y la naturaleza misma del liderazgo.
Razones por las que el poder político es efímero, Límites de los mandatos: En las democracias, los cargos políticos tienen periodos de tiempo establecidos, lo que obliga a los líderes a ceder su posición, ya sea por una elección o por el cumplimiento de los años permitidos en el puesto. Volatilidad de la opinión pública: El apoyo de los ciudadanos puede cambiar rápidamente debido a crisis económicas, escándalos, promesas incumplidas o simplemente por el desgaste natural del tiempo. Un líder que hoy es popular mañana puede enfrentar un fuerte rechazo. Desafíos y oposición: Siempre habrá grupos e individuos que busquen tomar el poder, ya sea a través de la vía democrática o por otros medios. Esta competencia constante es una fuerza que actúa en contra de la permanencia en el poder. Cambios históricos y sociales: Los movimientos sociales, las revoluciones, las guerras y los avances tecnológicos pueden alterar por completo el panorama político, haciendo que las formas de gobierno o los líderes de una época se vuelvan obsoletos o irrelevantes en la siguiente. Incluso los regímenes autoritarios, que parecen inamovibles, tarde o temprano caen, demostrando que ninguna forma de poder es verdaderamente eterna. La historia está llena de ejemplos de imperios, monarquías y dictaduras que se desvanecieron.
El aforismo «el efímero poder político desgasta» sugiere que el ejercicio del poder, con el tiempo, puede llevar a un declive en la popularidad, la efectividad o incluso la moralidad de un líder o partido. Este fenómeno es multifacético y tiene varias causas.
Las causas del desgaste político: Promesas incumplidas: Los políticos a menudo llegan al poder con grandes promesas. A medida que pasa el tiempo, la realidad de gobernar hace difícil cumplir con todas ellas, lo que genera frustración y desilusión en el electorado. Gestión de crisis: La exposición continua a problemas complejos, como crisis económicas, desastres naturales o conflictos sociales, puede agotar los recursos y la imagen de un gobierno. Las decisiones difíciles a menudo tienen consecuencias negativas para una parte de la población, lo que puede alienar a los votantes. Corrupción y escándalos: El poder puede ser una tentación para actos de corrupción. Cuando se revelan escándalos de corrupción o mala conducta, la confianza del público en el gobierno se erosiona rápidamente. Desgaste por exposición: La constante atención mediática y el escrutinio público pueden cansar a la ciudadanía. Las acciones de un líder, sus declaraciones e incluso su vida personal son analizadas continuamente, lo que puede llevar a una fatiga del votante. Saturación y falta de novedad:
El régimen flota desesperadamente sobre la magia de los medios de comunicación para mostrar lo que no existe, lo que no han hecho durante 26 años en el poder central, esta realidad se articula perfectamente con las expresiones muy críticas de algunos dirigentes revolucionarios que afirman que el gobierno de calle o los programas sociales han sido “puro pote de humo”, esta situación se visualiza y se siente en el rechazo en los sectores hacia los líderes y funcionarios del régimen, además, es significativo como últimamente la mayoría del pueblo chavista no sale a recibir ya con emoción a su máximo líder Bolivariano Nicolás Maduro, gobernadores o alcaldes cuando los visita con todo sus equipos de alto gobierno para darle arranque algunos de los programas estratégicos de “Gobierno de Calle”. Esta postura no es más que una notable indiferencia hacia las diversas gestiones, según nuestros número es valorada en 85,1% de rechazo, inclusos en los sectores populares del país los estoicos revolucionarios se unen a los opositores, sin miedo se atreven a decir que viven de puras mentiras y algo más están pasando hambre… los estratos sociales D/E de la población que fue en mayoría fieles en su momento histórico al “comandante eterno”, valoraran según su percepción la gestión de Nicolás Maduro, como muy mala y sin expectativas en 87,5%. Si el país transita por una crisis profunda en lo económico, político y social, las diferentes crisis inician de manera hasta natural las configuraciones de las distintas turbulencias que emergen con fuerza en su momento histórico por el desespero de la gente al no ver una luz al final del túnel en sus exigencias existenciales. En resumen, según los procesos socio historicos, el efímero poder político es influenciado por una variedad de factores internos y externos. La historia sugiere que ningún gobierno es indestructible y que el cambio es una constante en la dinámica política.
Marcos Hernández López presidente de Hercon consultores
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