
A lo largo de tres años, una familia de Estados Unidos —los Jensen— introdujo desde México 2.881 cargamentos de petróleo crudo de manera ilícita, haciéndolo pasar por otro tipo de sustancias para eludir los impuestos correspondientes en la aduana fronteriza. Para sostener su empresa ilegal, que les dejó una ganancia de 300 millones de dólares, los Jensen recibían ayuda del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al que pagaban una contraprestación. En México, lo que hicieron los Jensen recibe el nombre de huachicol fiscal. La peculiaridad de este caso es que no se trata del tipo de traficantes que estos días han acaparado los titulares en el país latinoamericano, donde el Gobierno ha desmontado una enorme de red de huachicoleros que operaba desde la Marina en los puertos y aduanas fronterizas. El tráfico de combustible suele seguir la ruta de norte a sur, de las refinerías de Estados Unidos —especialmente de Texas— a México. Inesperadamente, los Jensen invirtieron la ecuación y ganaron una fortuna en pocos años. La buena suerte se les terminó en mayo, cuando las autoridades estadounidenses desarticularon la red familiar de contrabando.
Por El País
El clan, originario del Estado de Utah, está formado por James Lael Jensen, el patriarca, de 68 años, considerado en Estados Unidos un magnate petrolero; su esposa, Kelly Anne, y sus dos hijos, Maxwell Sterling, alias Max, y Zachary Golden. Todos son acusados por la Fiscalía estadounidense de conspiración para blanquear dinero y contrabandear bienes mediante declaraciones falsas. Documentos judiciales del caso señalan que la operación consistía en introducir por las aduanas petróleo crudo declarándolo como lubricantes y destilados, lo que viola la Ley Arancelaria de EE UU. El petróleo luego era transportado a los contenedores de la compañía familiar, Arroyo Terminals LLC, situada en Rio Hondo, Texas. Si bien los documentos no explican por qué puntos se introducía el hidrocarburo, en el expediente se inventarían varios barcos petroleros y carros tanque asegurados a la empresa, por lo que es factible que el tráfico se llevara a cabo por mar y tierra a través de las aduanas y puertos de Tamaulipas, colindante con Texas.
El valor del petróleo traficado por los Jensen entre mayo de 2022 y abril de este año —cuando el FBI desmanteló el negocio ilegal— es de 300 millones de dólares. El crudo presuntamente era robado por el CJNG a Pemex, la paraestatal mexicana, mediante la ordeña de ductos o terminales petrolíferas. Para cuando la Fiscalía de EE UU lanzó la acusación contra los Jensen, el CJNG ya había sido designado por el presidente Donald Trump como una organización terrorista transnacional, un agravante más para la familia. En mayo, la DEA publicó un informe en el que llamaba la atención sobre las pérdidas millonarias de Pemex a causa del robo de combustible por parte del crimen organizado. El mismo mes, el Departamento del Tesoro sancionó a tres narcos y dos empresas del CJNG vinculadas, precisamente, al huachicol.
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