Desde la calle cuesta reconocer actualmente la entrada del Centro de Arte Los Galpones, en la urbanización Los Chorros de Caracas. Ya no está la identificación en su portón gris ni el mural de grandes maestros de la cultura venezolana como Sofía Ímber, Carlos Cruz-Diez o Jesús Soto, y con el que solía recibir a sus visitantes. Lejos de cualquier temor, estas señales representan el ciclo de renovación que este espacio atraviesa en el contexto de su 20° aniversario.
Aunque todavía faltan algunos meses para el cumpleaños formal, el 11 de diciembre, el centro de arte comenzó ya sus celebraciones no solo con el retoque de sus fachadas, sino también con dos exposiciones paralelas de la artista venezolana Magdalena Fernández. Vínculos y Fragmentos que se inaugurarán el 13 de septiembre de 2025 en los galpones 8 y 7, respectivamente, a las 11:00 am.
Las exhibiciones, realizadas en alianza con Espacio Arte al Cubo, recogen el presente y pasado de Fernández, cuya historia también está fuertemente ligada a Los Galpones, al haber acogido sus piezas en el pasado. Esto brinda una sensación de doble homenaje, donde tanto la artista y el centro se reencuentran para celebrar al arte. Se podrá visitar de martes a sábado en el horario de 10:00 am a 6:00 pm, y los domingos, de 10:00 am a 4:00 pm.
“Los Galpones ha sido un lugar de encuentro, una invitación a construir extendida por sus organizadores, artistas, curadores, coleccionistas, diseñadores gráficos, creadores de objetos utilitarios, fotógrafos,escritores, poetas, gente del teatro, especialistas en distintas ramas del saber que acompañan el desarrollo de las artes”, comentó Lucy Mata, gerente del centro de arte, durante una rueda de prensa el 9 de septiembre.
Entrelazados

Fernández viene de mostrar sus obras entre noviembre de 2024 y enero de 2025 en la galería RGR de Ciudad de México. Durante la rueda de prensa, reconoció que esta es su primera exposición en Venezuela “en varios años” (específicamente desde 2018). Contó que hace unos meses realizó un encuentro con estudiantes del Centro de Estudios y Creación Artística (CECA) Armando Reverón, donde surgió la idea de exponer en Los Galpones.
Indicó que propuso presentar la exposición Vínculos, la cual consta de una única obra: “1i025”. Se trata de una instalación inmersiva y lúdica que se concibió hace 20 años como parte de un proyecto para el Museo de los Niños que nunca se concretó. No obstante, decidió llevarlo a cabo a principios de este año junto a su equipo creativo, manteniendo como esencia el lema del museo “Prohibido no tocar”.

Así, construyó una pieza de más de 200 metros cuadrados que abarca casi la totalidad de la sala G[8]. Se trata de una red de cintas elásticas tensadas por esferas de silicón blanco en sus vértices, que se cruzan entre sí como una telaraña sintética y futurista, pero que a su vez invita a sumergirse en sus líneas y explorar cada conexión como si todas las cosas en el mundo formaran parte de una misma unidad.
De hecho, en el texto curatorial de la exposición, la curadora Daniela Díaz Larralde destaca ese carácter dinámico de la obra, pensada para los niños, pero que realmente puede ser usada por cualquier persona, cambiando en la medida que el público interactúa con ella. “A eso justamente nos invita la artista: a tocar, a jugar, a interactuar con los vectores imantados de este campo de fuerzas, que se nos ofrece abierto y a la espera de ser habitado”, señala.
Dispersos

Al otro lado de Los Galpones está la exposición Fragmentos, en la sala G[7]. Con un ambiente más íntimo, hace un repaso a la obra de Magdalena Fernández a través de 80 piezas en diferentes formatos. Pintura, escultura, fotografía, tejido, videoarte e instalaciones forman parte de las disciplinas que la artista ha trabajado desde que inició su carrera en la década de los ochenta.
José Luis García, curador y museógrafo de esta muestra, explicó en la rueda de prensa que Fragmentos es una revisión transversal de los procesos de Fernández a lo largo del tiempo. La idea, señala, es que sirva como un complemento a Vínculos, donde los espectadores más jóvenes puedan acercarse a la obra de la creadora, conocida entre otras cosas por crear los mástiles instalados en 2007 en la plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, en el municipio Baruta.
Agregó que los procesos de Fernández suelen centrarse en un discurso sobre la abstracción, con una reiterada exploración de temas como el movimiento, la expresión de la naturaleza en sus formas más vectorizadas, cruzando arte y ciencia. Esto último no es casual, pues Fernández estudió Física y Matemática en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) antes de volcarse al Instituto de Diseño Neumann de Caracas y formarse en diseño gráfico en Italia.
Justamente en este país tuvo como maestro al arquitecto y diseñador Angiolo Fronzoni, a quien hace un homenaje dentro de la exposición, así como a otros artistas que le sirvieron de inspiración en su carrera. Igualmente, además de las obras, Fragmentos cuenta con videos de algunas de las obras inmersivas en las que Fernández trabajó en diferentes países.
Experiencia suspendida

Al entrar en el galón 7 de Fragmentos, una quietud aséptica relaja la vista, atenuada por un lejano cantar de pájaros. Este viene de su serie creada a partir de 1998, en la buscó crear imágenes en movimiento a partir del sonido. Así, están piezas como Guacamayas, Turpial o Perros, en los que el ruido de estos animales se reconfigura en una pantalla en patrones y colores que forman una experiencia multisensorial.
Sin embargo, una buena parte de la sala está dedicada a sus instalaciones, teniendo incluso las primeras que hizo con cuerdas y madera en sus inicios. Al estilo de “1i025”, constan de esferas suspendidas con elementos rígidos o elásticos, los cuales causan un efecto como de partículas flotando el aire, en una constante tensión con el aire; o formando patrones irregulares que bien pudieran asemejar sistemas de la naturaleza, desde una molécula hasta los filamentos microscópicos de algún organismo.
También se pueden encontrar cuadros de su serie Estructuras abiertas, tanto en pinturas como en esculturas en las que juega con la tridimensionalidad y el espacio negativo. La mayoría no están etiquetadas con sus nombres, que por lo general tienden a parecer códigos como el “1i997” o “7pea024”. Fernández acotó que suele usar esa nomenclatura a partir del año de creación de la pieza, pues no desea que la experiencia del espectador sea condicionada por el título, manteniéndolos entonces igual de abstractos y misteriosos como la obra misma.

Sobre la evolución que ha tenido su trabajo con el paso de las décadas, Fernández respondió a El Diario que como artista, ha tenido diferentes temas o problemas que han sido constantes en su obra, y que se ha permitido desarrollar desde diferentes perspectivas.
“Uno como artista arranca el trabajo es muy intuitivo, y con el tiempo aprendes a mirar hacia atrás y entender un poco lo que estás haciendo, no solamente por la experiencia, sino también por el diálogo con otras personas. Tengo que agradecer que en mi camino me he encontrado con todas estas personas que me han abierto mi manera de mirarme a mí misma”, destaca.
Taller de luz y color

En 1943, el ingeniero e inventor Melchor Centeno Vallenilla construyó un complejo industrial en Los Chorros donde instaló su taller personal. En el pasado, había destacado en Estados Unidos por sus patentes en una mejora a los tubos catódicos que más adelante hicieron posible la televisión a color, así como en un prototipo de las celdas fotovoltaicas en 1927. Durante décadas realizó investigaciones en campos como óptica, radiación, electricidad y luminotecnia.
El científico trabajó en su laboratorio hasta su muerte en 1986. Su hermano era el reconocido pintor Pedro Centeno Vallenilla, quien a pesar de fallecer tres años después, ayudó a convertir ese espacio en el que ya reinaban la luz y el color, en un taller para la creación artística. Así fue usado por diferentes artistas hasta que en 2005 fue intervenido por el arquitecto José Alberto Rivas para transformarse en un centro cultural que integrara el estilo industrial de sus galpones con diseños modernos y el verdor de las faldas del Ávila.
El 11 de diciembre de ese año abrió la galería Periférico Caracas Arte Contemporáneo, bajo la dirección del curador Jesús Fuenmayor. Aun así, no fue hasta el 27 de junio de 2007 que se inauguró formalmente su primera exposición formal, Buddy Tree (La escuela de los coincidentes), de Héctor Fuenmayor. Hasta su cierre en 2013, se realizaron allí más de 57 exposiciones, incluida Objetos Movientes: Estructuras, de Magdalena Fernández, en 2011.
Actualmente la sala G1 de Los Galpones ocupa el lugar del antiguo Periférico Caracas. Con el paso de los años, otras galerías se incorporaron en los anexos aledaños, creando una red cultural bajo un mismo espacio, aunque con total libertad y diversidad de estilo. Entre las más destacadas que han pasado por sus galpones han estado Espacio Monitor, D’Museo, Abra Caracas, Oficina #1 o Parenthesis. También se han sumado tiendas de muebles de diseñador, artesanía y objetos utilitarios, cafeterías, y la librería Kalathos, que complementan la propuesta cultural del lugar.
Más actividades

“Conmemoramos 20 años de trayectoria ininterrumpida jugando un papel fundamental en la difusión del arte contemporáneo, así como siendo referente de exposiciones emblemáticas, tanto de artistas nacionales como internacionales”, resaltó Lucy Mata en el encuentro.
Indicó que los trabajos para el nuevo mural de la entrada se realizarán en el mes de octubre, aunque se reservó el nombre del artista que liderará el proyecto. Igualmente, la gerente adelantó que aún queda una exposición más por anunciar en las próximas semanas para completar su programación de aniversario.
Además de Vínculos y Fragmentos, actualmente están abiertas al público otras exposiciones en las diferentes galerías de Los Galpones. Por ejemplo, en Abra se mantiene la muestra Retorno a lo eterno, de Matías Toro, en la sala G[6]. Por su parte, en la G[9] está la colectiva Arte “sin oficio”, que recoge a 24 artistas venezolanos de diferentes épocas. Cabinet Gallery tiene en su sala G[12] a Maestras del paisaje, con obras de Gloria Pérez Guevara y Elisa Elvisa Zuloaga, mientras que en la G[14] está la colectiva Precario. La fragilidad de las cosas.
Todo esto en paralelo a otras actividades que se renuevan semanalmente, como sus proyecciones de cine a cielo abierto en sus jardines, que incluye funciones infantiles. También conciertos, presentaciones de libros, talleres, charlas y recitales que rescatan la misión de Los Galpones: ser un oasis de luz y color en una ciudad con espacios públicos cada vez más reducidos.
La entrada Los Galpones celebra su 20° aniversario con una exposición doble de Magdalena Fernández se publicó primero en El Diario.