Los adultos mayores suelen enfrentar desafíos relacionados con la edad, pero también con aquellos que se presentan específicamente en la sociedad venezolana. Uno de ellos tiene que ver con la migración de sus familiares.
Aquellos que transitan la tercera edad sin un soporte familiar directo, la vulnerabilidad puede intensificarse, lo que abarca desde la gestión de la salud y el acceso a recursos básicos, hasta el aislamiento emocional y la brecha tecnológica.
El equipo de El Diario entrevistó a cuatro venezolanos, mayores de 70 años de edad, quienes viven solos. Cada uno de ellos vive sus propios desafíos, no obstante, coincidieron en afirmar que siguen recibiendo apoyo y amor de sus parientes desde la distancia.
La diáspora venezolana reconfiguró el tejido social, y uno de sus impactos en la sociedad se observa en la calidad de vida de los adultos mayores. En este sentido, la soledad, además de ser una condición emocional, se convierte en un factor que agudiza otras vulnerabilidades.

Brecha tecnológica para los adultos mayores
Algunos adultos mayores, que viven solos, ven la evolución tecnológica como una barrera que dificulta el acceso a servicios esenciales, e incluso para la comunicación. Por ejemplo, los trámites bancarios que antes requerían una visita presencial, ahora se realizan a través de aplicaciones, y la comunicación con familiares en el exterior se sostiene mediante videollamadas. Las personas que no dominan estas herramientas, pueden sentir la exclusión como una realidad frustrante.
“Me siento, literalmente, perdida con esto de la tecnología. Tengo un teléfono inteligente, sí, mis sobrinos me lo enviaron de España, aunque apenas sé usarlo para cosas básicas. Cuando tengo que hacer una transferencia, pagar un servicio o algo así, dependo completamente de un vecino que me hace esos favores”, señaló Elena G., de 72 años de edad, en entrevista para El Diario.
Agregó que este tipo de acciones tecnológicas le produce ansiedad y depresión, ya que siente que no es capaz de hacer las cosas por ella misma. Sin embargo, aceptó que ha aprendido cada día un poco más a defenderse con el celular y a revisar las redes sociales, algo que le gusta hacer.
“Para la gente de mi edad, el mundo avanza muy rápido y nos va dejando atrás. Mis sobrinos están lejos y no hay quien me guíe aquí en persona. A veces, me da pena molestar tanto a los vecinos”, acotó la entrevistada.

La falta de acceso a Internet o la imposibilidad de costearlo también contribuye a esta brecha tecnológica para muchos adultos mayores en Venezuela. Muchos no tienen dispositivos adecuados o la conexión necesaria para mantenerse al día, lo que aumenta su aislamiento y les impide acceder a información o a redes de apoyo en línea.
Salud y acceso a servicios médicos en la tercera edad
La salud es una preocupación central y constante para adultos mayores como el señor Carlos R., de 75 años de edad. Considera que la ausencia de compañía agrava las dificultades para gestionar citas médicas, adquirir medicamentos y recibir cuidados en caso de emergencia.
“Las dolencias propias de la edad se van acumulando. La artrosis en las rodillas, la hipertensión, el azúcar. Parece mentira, pero sufro de todo eso y vivo solo. Pienso cada noche cómo haría en caso de necesitar ayuda y me desespero. Necesito citas con varios especialistas, pero moverme solo por Caracas es una odisea”, dijo Carlos en entrevista para El Diario.
El entrevistado enumeró algunos de los desafíos que debe sortear para cuidar su salud, en primer lugar señaló que el transporte público es escaso en su calle, y otras formas de traslado las considera un lujo que no puede pagar.
“Si me siento mal de noche, si me da un mareo o una subida de tensión, ¿a quién llamo? Encima, la farmacia más cercana a veces no tiene mis medicinas, y tengo que recorrer varias, caminando. Es un estrés constante estar pendiente de la salud sin ayuda de nadie”, indicó el adulto mayor.

También comentó que le cuesta subir escaleras o tramos empinados y cuando sale debe pedir ayuda a desconocidos para poder hacerlo, en caso de que así lo necesite.
Aislamiento, soledad y depresión en las personas mayores
Más allá de las limitaciones prácticas, la soledad y el aislamiento social ejercen un impacto profundo en el bienestar emocional y psicológico de los adultos mayores. De acuerdo con el Instituto Nacional del Envejecimiento en EE UU, la falta de interacción social regular, de conversaciones y de afecto puede conducir a sentimientos de tristeza crónica, depresión, ansiedad y, en casos extremos, a un deterioro cognitivo.
Miguel A., de 80 años de edad, compartió su perspectiva sobre el aislamiento con el equipo de El Diario. Aseguró que en algunos casos, muchos adultos mayores aún acompañados de familiares se sienten aislados, debido a la dificultad de entenderse con otras generaciones.
“La casa se siente vacía. Mis hijos están en el país, pero la que vivía conmigo murió el año pasado y los otros han dejado de visitarme con la frecuencia de antes. Creo que les aburro, porque cuando vienen quiero conversar. No entienden que a veces paso días enteros sin hablar con nadie, solo con el televisor. Uno trata de entretenerse pero hace falta tener una conversación real”, dijo Miguel.
No obstante, agregó que intenta al menos una vez a la semana bajar al kiosco que se encuentra en la esquina de su edificio donde se reúnen varios vecinos de su edad para “echar cuentos”.

“Hay momentos en que uno se pregunta, ‘¿para qué seguir?’. Es un pensamiento duro, pero a mí se me pasa rápido, nunca he sido un hombre depresivo ni triste, sí me hace falta hablar todos los días con alguien, y no por teléfono, pero no me echo a morir por eso”, dijo convencido el adulto mayor.
No obstante, los expertos del instituto consultado resaltaron que la falta de estímulos sociales y afectivos sí contribuye a un declive progresivo en el ánimo, la motivación y, en algunos casos, en la propia voluntad de vivir.
Problemas económicos al final de la vida
La precariedad económica es otro de los desafíos que enfrentan los adultos mayores en Venezuela. El sistema de pensiones está sobrepasado por la hiperinflación y la devaluación monetaria, por lo que no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
Aunado a eso, la imposibilidad o dificultad para trabajar los deja en un limbo económico del que solo pueden salir con la ayuda de sus familiares o cercanos.
“La pensión no cubre ni una fracción de lo que necesito para vivir. Hablamos de apenas unos dólares al mes. Los alimentos básicos son un lujo porque prefiero comprar las pastillas con el dinero que mis nietos me mandan de afuera. Esa es una elección que ninguna persona debería tener que hacer nunca”, confesó Ramón V., de 75 años de edad, en entrevista para El Diario.
La imposibilidad de ahorrar o invertir en Venezuela para algunos adultos mayores los deja expuestos a las fluctuaciones del mercado, y vulnerables ante cualquier imprevisto de salud o del hogar.
A pesar de estos desafíos, muchos adultos mayores venezolanos demuestran una capacidad de resiliencia, fuerza y esperanza que les permiten desarrollar sus propias estrategias de adaptación para continuar con la vida.
La entrada Los desafíos de los adultos mayores que viven solos en Venezuela se publicó primero en El Diario.