Los Ayoub Ayoub siguieron el camino de ladrillos color onoto
Con la compra de un apartamento aterrizaron los Ayoub Ayoub en Dubai, emirato al que, en vez de Oz, los condujo el éxito en negocios de importación y distribución de especias. Pero la familia de origen árabe y base en Lara vio cambiar su suerte cuando fue señalada por el mismísimo vicepresidente de la República de conformar una trama para sobrefacturar importaciones y tener acceso irregular a divisas preferenciales, acusaciones de las que la justicia los absolvió. Esta es una entrega de la serie ‘Dubai Uncovered’ sobre venezolanos con inmuebles en el lujoso emirato.
“Es un gran laboratorio de uso de nuestras divisas, del uso fraudulento”, fue la frase, rotunda, que los periodistas recogieron ese día de diciembre de 2014, cuando cubrían, atendiendo al llamado de las autoridades, el desmantelamiento de “una red delictiva que hacía uso fraudulento de divisas” -así dijeron luego los titulares-.
El declarante no era cualquiera. Era Jorge Arreaza, el yernísimo del difunto comandante Hugo Chávez, y a la sazón, Vicepresidente Ejecutivo de la República, quien hacía la denuncia.
Desde Barquisimeto, Arreaza describió lo que, según entendía, había sido el modus operandi de los indiciados, a los que entretanto habían puesto a la orden del Ministerio Público: para cargar sobreprecios y solicitar divisas, imprimían facturas falsas con sellos de empresas en el exterior, empresas todas -tanto la local como las foráneas- propiedad de una misma familia, de apellido Ayoub.
El hallazgo se originó tras la fiscalización y allanamiento de un galpón en la Zona Industrial II de Barquisimeto, capital del estado Lara, en el centrooccidente de Venezuela. La edificación servía de sede a la empresa GM Comercializadora C.A., que habría usado etiquetas de otras compañías, pertenecientes a los hermanos Maruan y Akram Ayoub Ayoub, junto con otros familiares y socios, para alterar la fecha de vencimiento de las especias caducadas que vendían.
Los medios oficialistas se hicieron eco de la denuncia: una familia de origen árabe se había concertado para crear un esquema de más de 20 empresas entre Venezuela, Panamá y Florida, con el que habría obtenido 4,9 millones de dólares entre 2010 y 2013.
El allanamiento al galpón resultó en la incautación de toneladas de especias vencidas. Se encontraron etiquetas de ajo en grano ya vencido que eran intercambiadas por otras de onoto con vigencia, para poder venderlo a los consumidores locales. También se encontraron carpetas con solicitudes de dólares preferenciales a la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi).
En parte lo recogió la prensa en su oportunidad, pero está todo en el expediente judicial que se les abrió bajo acusaciones de asociación para delinquir, legitimación de capitales, contrabando agravado, obtención fraudulenta de divisas y alteración y uso de documentos falsos.
Pero en noviembre de 2016, a dos años del allanamiento, el Tribunal de Juicio de Barquisimeto absolvió a todos los acusados. En un gesto de independencia poco frecuente en el actual poder judicial de Venezuela, el juez decidió contra el criterio de los denunciantes originales, encumbrados funcionarios de gobierno, y de la matriz de prensa. Ordenó al mismo tiempo el cese de las medidas cautelares sustitutivas a la privación de libertad, la restitución de los objetos afectados en el proceso y la devolución de muebles e inmuebles.
A pesar del fallo judicial, no todos los efectos del escándalo quedaron revertidos. “Nos acusaron y nos quebraron”, se queja amargamente Adham Ayoub Ayoub, miembro de la familia, en entrevista con Armando.info. “Acabaron con nuestros negocios, se llevaron hasta los escritorios, y luego, cuando la investigación determinó que éramos inocentes, no nos devolvieron nada y mancharon a nuestra familia”.
Pero un par de vestigios de ese esplendor quedan a nombre de un joven miembro de la familia, Lurans Ayoub -quien nunca estuvo indiciado ni en las denuncias de medios ni en tribunales.
Uno de ellos es un apartamento en Dubai, el emirato de las Mil y una Noches que ha pasado a ser no solo un parque temático de la plutocracia mundial, sino su centro financiero.
De ese apartamento tuvo noticia Armando.info después de acceder al registro inmobiliario de Dubai como participante de la serie Dubai Uncovered (Dubai al descubierto). Se trata de un proyecto conjunto de periodismo investigativo transfronterizo a partir de la obtención de una base de datos, actualizada hasta 2020, que consiguió el Centro para los Estudios Avanzados de Defensa (C4ADS, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro con base en Washington D.C, que investiga conflictos y el crimen internacional. Luego esa data fue compartida con la publicación financiera noruega E24, que coordinó la investigación periodística sobre las propiedades.
Tener una propiedad en Dubai no constituye indicio alguno de haber cometido irregularidades. Entre los extranjeros que pueden permitirse la propiedad de bienes raíces en Dubai se encuentran inversionistas, empresarios y profesionales con actividades perfectamente legítimas. Pero es sabido que al emirato, conocido por la laxitud de sus procedimientos y autoridades de cumplimiento, así como por las ansias de convertirse en un centro financiero alternativo, llegan dineros marcados por su vínculo con corrupción y tráficos ilícitos.
En la base de datos se registran 75 nombres de propietarios que se identificaron como ciudadanos venezolanos (la investigación sólo comprendió personas naturales y dejó de lado las empresas que figuran como dueños). Si bien no aparecen figuras de renombre, algunas de las personalidades en la lista tienen conexiones con llamativas historias de color en Venezuela, algunas de las cuales vale la pena contar. La de los Ayoub Ayoub -acusados por el Estado y luego absueltos- es la primera.