Entre las nubes y los picos de Mérida hay cumbres que aún esperan ser descubiertas. El proyecto Donde Venezuela toca el cielo (DVTC) quiere registrarlas en un libro con mapas y mediciones, pero el verdadero desafío no solo es subirlas, sino capturar imágenes que transmitan su grandeza y permitan completar un inventario visual de estas montañas de más de 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar (m s. n. m.)
La iniciativa es voluntaria, comenzó en 2014 y se sostiene sin financiamiento regular. Está centrada en documentar la geografía, historia, clima y ecología de las cumbres agrupadas en tres cordilleras emblemáticas: la Sierra Nevada, La Culata y de Santo Domingo.

A modo de adelanto y para atraer atención y recursos, el equipo ya publicó el eBook titulado El Techo de Venezuela, en donde se exponen los primeros resultados de este trabajo con 25 cumbres seleccionadas. Esta versión digital es un “abrebocas”, mientras las expediciones continúan para completar el registro.
Enrique La Marca, biólogo y director de DVTC, explicó para El Diario que hasta la fecha el equipo ha logrado documentar 70 cumbres de más de 4.000 m s. n. m., con datos cartográficos y descripciones detalladas. Sin embargo, aún hacen falta imágenes de calidad que permitan completar el registro y dar forma definitiva al libro que busca promover el valor de las cumbres de Mérida.
Hacer cumbre en lo desconocido

La Marca comentó que los Andes venezolanos concentran una riqueza de montañas que pocas regiones del mundo pueden igualar. El experto refirió que solo en Mérida existen más de un centenar de cumbres que superan los 4.000 m s. n. m., una cifra que duplica los picos oficialmente reconocidos en toda Europa occidental.
Bajo este panorama, el director de DVTC plantea que Mérida debería reconocerse como la capital de los cuatromiles porque asegura que, desde el centro urbano, al girar la vista en puntos específicos de la ciudad, es posible distinguir varias de estas cumbres. Explicó que esta característica no se repite en ninguna otra región del país y justifica la necesidad de conservar y reconocer oficialmente sus nombres y características.
De esta forma, el proyecto Donde Venezuela Toca el Cielo sigue un protocolo meticuloso para asignar nombres a las cumbres de más de 4.000 m s. n. m. en Mérida. La Marca sostuvo que la metodología del equipo se estructura en tres pasos, diseñados para garantizar precisión y respeto por la memoria geográfica y cultural.

El primer paso consiste en consultar la Cartografía Nacional, elaborada por la antigua División de Cartografía del Ministerio de Obras Públicas. Estos mapas topográficos constituyen la base histórica del registro, aunque su última actualización data de 1977.
El segundo paso es revisar la literatura disponible. Los investigadores buscan identificación datos sobre las cumbres en libros, revistas y otros materiales impresos accesibles al público.
Si los pasos anteriores no arrojan resultados y como tercer paso, el equipo recurre a los baquianos, habitantes locales con conocimiento ancestral de la región. “Solo quienes han vivido en la zona durante generaciones y conocen los nombres de los alrededores aportan información confiable. Esto nos asegura que las denominaciones respeten la memoria de las comunidades y la historia del lugar”, dijo La Marca.
Cuando se completan los tres pasos y registran que una cumbre no tiene nombre, el equipo evalúa su asignación, que puede variar a partir de figuras ancestrales andinas, así como honores a investigadores, científicos o alpinistas reconocidos de la región; o las características del terreno que permitan una asociación coherente. El nombre se asigna únicamente después de que la cima ha sido alcanzada físicamente, por lo que la tarea recae en montañistas voluntarios, quienes registran las coordenadas GPS, determinan la elevación exacta y elaboran un registro detallado de las rutas de acceso.
Toda la información recolectada se integra en mapas elaborados por miembros de DVTC, quienes combinan los datos de campo con material satelital y cartografía histórica. La Marca enfatizó que la metodología evita nombramientos arbitrarios y mantiene la rigurosidad científica para asegurar una documentación efectiva y responsable.

“Tenemos una metodología bien rigurosa. Tratamos de valorar los nombres de figuras que sean representativas de la región andina. Hace poco, un grupo de chicas montañistas bautizó una cumbre con el nombre de la princesa indígena, la india Carú, quien según la leyenda protegía los valles y ríos alrededor de Bailadores”, destacó el experto.
Los retos de documentar las cumbres andinas
El trabajo de documentar las cumbres requiere también la creación de un registro fotográfico que depende de condiciones climáticas favorables y del uso de equipos de alta calidad. La Marca alegó que el objetivo del proyecto es generar evidencia visual que respalde las mediciones científicas y facilite futuras expediciones, para así conservar la información de manera sistemática para investigadores, geógrafos o aficionados interesados en las montañas venezolanas.
Sin embargo, para el experto, el trabajo fotográfico enfrenta limitaciones por la disponibilidad de voluntarios. La Marca acotó que, al ser una iniciativa sin financiamiento y que se requiere fotografías de la mayor resolución posible para su publicación impresa, gran parte de la labor depende de personas que combinan la expedición con otras ocupaciones. Esta dinámica retrasa la recopilación de imágenes, ya que cada fotógrafo aporta según su tiempo y recursos.

“Todo el proyecto ha sido hecho de manera voluntaria. Muchas personas nos han colaborado. En el equipo de Donde Venezuela Toca el Cielo participan más de 30 personas de diferentes disciplinas. Todos ellos, de alguna manera, han tenido relación con las montañas: han subido algún pico, han ascendido montañas por encima de 4.000 m s. n. m. o, al menos, han llegado a la estación del teleférico en el Pico Espejo; actualmente, lo que nos retrasa es el tema de las fotos”, subrayó La Marca.
El proyecto busca incorporar nuevos colaboradores para completar el registro de las 70 cumbres restantes y y brinda la oportunidad de participar a quienes aporten experiencia técnica o interés por la montaña.
Quienes deseen incorporarse deben saber que se requiere más que experiencia e intención para integrarse al proyecto. “Tú podrías llegar a la montaña, pero no siempre es posible tomar fotografías porque el equipo puede fallar debido a la humedad o a las bajas temperaturas. La nieve, la niebla y las lluvias impiden capturar imágenes algunos días, lo que obliga al equipo a reprogramar expediciones y a priorizar la seguridad y la preservación del equipo. Por eso, esto nos limita un poco”, puntualizó.
A pesar de las limitaciones, el equipo mantiene el objetivo de completar la documentación visual de las 141 cumbres identificadas. Cada fotografía nueva acerca la iniciativa a su meta y consolida un registro que respalde futuras publicaciones y estudios. La Marca confía en que, con más fotógrafos voluntarios y la planificación de expediciones, será posible publicar el libro que difunda la riqueza de las cumbres, su valor científico y su importancia como patrimonio natural.
Donde Venezuela toca el cielo
Las personas que deseen colaborar con el libro pueden tener acceso a su página web: https://venezuelacielo.com/
Redes sociales: https://www.instagram.com/venezuelacielo/
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