En los confines del actual debate político y civil de Venezuela se percibe una clara indignación ante el trato dado a los prisioneros venezolanos que han sido deportados a El Salvador por Estados Unidos, invocando la polémica Ley de Enemigos Extranjeros. Especialmente ahora, que abundan las historias de personas inocentes que quedaron recluidas en el espeluznante Centro de Confinamiento contra el Terrorismo (CECOT) de San Salvador, mezcladas con los delincuentes pertenecientes a la famosa megabanda El Tren de Aragua.
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