
El amargo desencuentro entre Elon Musk y el presidente Donald Trump podría costarle caro a Tesla.
Mientras sea persona non grata en el gobierno de Trump, Musk, director ejecutivo de Tesla, tendrá dificultades para persuadir a los republicanos de que no desmantelen políticas climáticas por valor de miles de millones de dólares para la empresa de baterias y coches eléctricos.
Musk también podría perder influencia sobre los reguladores federales, quienes podrían hacer o deshacer sus planes de desplegar taxis sin conductor, que él ha descrito como el futuro de la empresa.
Tesla ya sufre fuertes caídas de ventas y ganancias. El precio de las acciones de la empresa se desplomó un 14 por ciento el jueves, su mayor caída en un día, después de que Musk y Trump empezaran a insultarse en las redes sociales. Las acciones se recuperaron un poco el viernes, al subir casi un 4 por ciento, quizá por la esperanza de que ambos llegaran a una tregua o porque los inversores pensaron que las acciones eran ahora una ganga tras la caída del día anterior.
Siempre ha existido una discrepancia entre Musk y sus aliados republicanos respecto a los coches eléctricos. El proyecto de ley de política interior aprobado por los republicanos de la Cámara de Representantes y que se está estudiando en el Senado perjudicará al mercado de coches eléctricos en Estados Unidos, donde Tesla es, con diferencia, el mayor fabricante.
El proyecto de ley eliminaría los créditos fiscales de hasta 7.500 dólares para quien compre coches eléctricos. Eliminaría rápidamente las subvenciones a las fábricas de baterías y a las refinerías de litio, y eliminaría el apoyo financiero para las estaciones de carga de vehículos eléctricos. El proyecto de ley impone una tasa anual de 250 dólares a los propietarios de vehículos eléctricos, la cual los grupos ecologistas consideran punitiva.

Estas medidas perjudicarían a todos los fabricantes de automóviles que venden vehículos eléctricos. Pero el gobierno de Trump y los republicanos del Congreso también intentan acabar con normativas que son especialmente beneficiosas para Tesla. Esas normas permiten a Tesla vender créditos de aire limpio a otros fabricantes de automóviles que no cumplan las normas medioambientales.
Durante los tres primeros meses del año, Tesla vendió créditos regulatorios por valor de 595 millones de dólares, cifra superior a la ganancia neta de la empresa, que fue de 409 millones de dólares. En otras palabras, sin los créditos, Tesla habría perdido dinero.
“En muchos años, es la diferencia entre estar en números negros y estar en números rojos para Tesla”, dijo Jesse Jenkins, profesor adjunto de la Universidad de Princeton que estudia el sector de los vehículos eléctricos.
Jenkins ha calculado que las medidas republicanas resultarían en la venta de 7,7 millones de vehículos eléctricos menos para 2030 que si se mantuvieran vigentes las políticas del gobierno del ex presidente Joe Biden. Tesla vendería 3,4 millones de vehículos eléctricos menos, lo que equivale a casi dos años de ventas, suponiendo que mantuviera su actual cuota de mercado en Estados Unidos del 44 por ciento de todos los coches eléctricos nuevos vendidos. La legislación republicana también eliminaría los programas que subvencionan el costo de los grandes proyectos de almacenamiento de batería, el cual ha sido un negocio en crecimiento para Tesla.
Al menos hasta esta semana, Musk parecía aceptar que las medidas republicanas eran un sacrificio necesario para evitar un creciente déficit federal, que según él llevará al país a la bancarrota.
También puede haber considerado que los beneficios para sus otras empresas, como SpaceX, compensarían con creces el golpe que recibió Tesla. O quizás asumió que la reducción de los incentivos para vehículos eléctricos perjudicaría menos a Tesla que a empresas como General Motors y Ford Motor, que aún pierden dinero con los coches eléctricos que venden.
El jueves, sin embargo, Musk pareció decidir que los costos del proyecto de ley eran demasiado elevados para Tesla.
“Mantengan los recortes en los incentivos a los vehículos eléctricos y la energía solar, aunque no se toquen las subvenciones al petróleo y el gas (¡¡muy injusto!!), pero eliminen la MONTAÑA DE ASQUEROSO FAVORITISMO del proyecto de ley”, escribió en X.
Trump, quien afirmó en Truth Social que Musk “¡se volvió LOCO!”, por los recortes, amenazó con cancelar los contratos y las subvenciones del gobierno a SpaceX y a otras empresas controladas por Musk.
Musk también había expresado su esperanza de que el gobierno creara un clima más favorable para los vehículos autónomos, al elaborar normas federales que sustituyeran a las estatales. Se espera que Tesla empiece a operar taxis autónomos en Austin, Texas este mes, como parte de una iniciativa que, según Musk, acabará generando ingresos de billones de dólares.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras ya investiga los accidentes relacionados con la tecnología de conducción autónoma de Tesla. Con Musk al margen, es posible que los funcionarios de la agencia ahora tengan poco que temer de la Casa Blanca mientras prosiguen su trabajo.

“Toda la valoración de Tesla depende de su visión de la autonomía y la inteligencia artificial”, dijo Stephanie Valdez Streaty, directora de perspectivas industriales de Cox Automotive.
Si Musk se aleja de las políticas de derecha, Tesla podría obtener algunos beneficios. Podría mitigar parte de la indignación liberal que ha contribuido a la caída de las ventas en Europa y Estados Unidos.
“Si puede neutralizar el efecto polarizador que ha tenido en la gente, el grupo anti-Trump, eso podría ser útil”, dijo Ben Rose, presidente de Battle Road Research.
Rose señaló que los ingresos de Tesla por créditos de aire limpio probablemente no desaparecerían del todo porque algunos de los compradores los adquirían para cumplir la normativa de la Unión Europea.
Tesla experimentó su crecimiento más rápido cuando sus coches no podían acogerse a los incentivos federales, afirmó Rose. “Tesla se beneficia mucho de las subvenciones”, dijo, “pero ¿depende realmente de ellas?”.
Rose aún espera que las acciones de Tesla superen los resultados del mercado bursátil en general. Pero otros inversores son más pesimistas.
The Future Fund, una empresa de inversión cuyo director general, Gary Black, comenta a menudo sobre Tesla, vendió todas sus acciones en la empresa el mes pasado. Black dijo en X que la rentabilidad potencial de Tesla no era lo bastante alta como para justificar el precio de las acciones.
La valoración de Tesla, dijo Black, “se ha desconectado de los fundamentos subyacentes”.
Con información de The New York Times