
La Torre Eiffel es uno de los monumentos más reconocidos del planeta, pero guarda un detalle que muy pocos conocen: cambia de tamaño con las estaciones del año. Aunque parezca una rareza, hay una explicación científica detrás de este fenómeno que ocurre cada verano y que no tiene nada que ver con magia ni con renovaciones.
Por: La Opinión
Desde su inauguración en 1889 como “La Torre de 300 metros”, esta icónica estructura parisina fue durante más de 40 años la torre más alta del mundo. Alcanzaba entonces los 312 metros y mantenía ese título con orgullo hasta que el Empire State Building la superó en 1931.
Con los años, sin embargo, la Torre Eiffel ha seguido creciendo. No por reformas estructurales, sino por la incorporación de antenas para radio y televisión. En 1957, 2000 y más recientemente en 2022, estas adiciones elevaron su altura hasta los 330 metros actuales. Pero ese no es el único cambio que experimenta.
¿Por qué la Torre Eiffel crece en verano?
El fenómeno se llama expansión térmica, y afecta a todos los metales. El hierro forjado (o pudelado), material principal de la Torre Eiffel, se dilata cuando se calienta.
Durante el verano, cuando el sol calienta intensamente una de sus caras, las piezas metálicas se expanden, provocando que la torre crezca varios milímetros.
Además de este leve aumento en altura, la Torre también puede inclinarse ligeramente hacia el lado opuesto al sol. Esto ocurre porque solo una parte de su estructura recibe directamente el calor solar, mientras que el resto se mantiene más fresco. El resultado es una pequeña curvatura en su parte superior, que puede desplazarse hasta 15 centímetros en un día muy soleado.
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