Hace más de 3.000 millones de años comenzaron a poblar la Tierra unos microbios primitivos llamados cianobacterias. Sin ellas no estaríamos aquí, ya que gracias a su capacidad fotosintética llenaron la atmósfera del oxígeno que respiramos. Hoy siguen siendo vitales; una de ellas, Prochlorococcus, desconocida hasta 1986, es el ser vivo más abundante del planeta y aporta una buena parte del oxígeno atmosférico. Pero las cianobacterias encierran una gran paradoja: son también una grave amenaza para la vida, y cada vez mayor.