
Desde hace siglos, el Sol ha sido objeto de fascinación, misterio y peligro. Pero por primera vez en la historia, una creación humana ha logrado acercarse como nunca antes. La misión Parker de la NASA no solo tocó la corona solar, sino que también capturó imágenes e información que podrían revolucionar la astrofísica moderna. Lo que descubrió, desafía todo lo que creíamos saber.
Por: Gizmodo
Un viaje imposible hecho realidad
La sonda Parker Solar Probe, lanzada en 2018, ha alcanzado un hito sin precedentes: penetrar directamente en la corona solar, la atmósfera externa del Sol. A una distancia de solo 6,1 millones de kilómetros de la superficie solar —apenas un 5 % de la distancia entre la Tierra y el Sol— Parker se convirtió en el primer objeto humano en “tocar” el Sol.
Este logro no es solo simbólico. En escalas astronómicas, estar tan cerca de una estrella es casi inimaginable. Y aún más sorprendente es que la sonda sobrevivió a ese entorno abrasador, donde las temperaturas superan el millón de grados. Gracias a un escudo térmico de carbono compuesto altamente reflectante, y a su increíble velocidad de más de 692.000 km/h, Parker pudo soportar el impacto térmico y cumplir su misión.
Su velocidad, 25 veces mayor que la de la Estación Espacial Internacional, no solo le permite desplazarse rápidamente, sino también reducir el tiempo de exposición en las zonas más peligrosas de la corona. Así, evita daños a sus instrumentos y logra recopilar datos únicos sobre el entorno solar.
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